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De la Biblia al Corán

Luna Bolívar Manaut14 de diciembre de 2005

En 2005, más de 1.000 ciudadanos nacidos en Alemania se convirtieron al Islam. Nunca antes tantos alemanes decidieron cambiar sus creencias religiosas por las musulmanas.

Convertirse es en ocasiones una forma de romper con un modo de vida.Imagen: AP

Según el Archivo del Islam de Alemania, viven en el país germano más de 14.000 personas de nacionalidad alemana conversos al islamismo. El terrorismo y el radicalismo que algunos líderes musulmanes propagan no han mermado el interés por esta religión: en el presente año, las cifras de conversos alcanzan un nuevo récord.

Al contrario que en la religión cristiana, en el Islam no existen rituales religiosos que lo marquen a uno como miembro de esa comunidad. El Corán establece que todo el que cree en Alá es musulmán, sin más prueba de fe que su propio convencimiento. Por lo tanto, la conversión es muy sencilla. No se requieren formalidades, nadie hace preguntas ni reclama muestras de devoción.

¿Por qué convertirse?

Las razones que llevan a un alemán, nacido y educado en la cultura cristiana, a decidirse por la religión musulmana son muy variadas. Monika Wohlrab-Sahr, socióloga de religiones de la Universidad de Leipzig, analizó este fenómeno en un estudio y descubrió que, en la mayoría de los casos, los conversos son mujeres que al casarse con un musulmán acogen formalmente la nueva religión para evitar problemas con el marido o con su familia, sin que ello suponga en la práctica una modificación de sus costumbres.

La Biblia y el Korán: dos libros religiosos que intentan ordenar el mundo.

Además, la socióloga destaca otros dos perfiles habituales entre las personas que se convierten al islamismo. Por un lado están aquellos que cambian de religión para romper con la vida que han llevado hasta el momento. Se trata de personas que han vivido una experiencia traumática, como una separación sentimental o algún tipo de violencia sexual, o un fracaso que les hace estar insatisfechos con su modo de vida, como la pérdida del puesto de trabajo o el abandono de los estudios.

El tercer caso es el que Wohlrab-Sahr llama "emigración simbólica". Precisamente ese estigma de religión peligrosa, desconocida y en cierto sentido amenazante, es lo que atrae a algunos hacia el islamismo. Su conversión es un acto de rebeldía, contiene, como explica la socióloga, un "factor de irritación". "Se trata de dejar claro: 'aunque viva aquí, yo no pertenezco a este lugar'", dice Wohlrab-Sahr. Es lo mismo que en años anteriores hicieron otros al convertirse al budismo. Ahora que el budismo está aceptado, los desconformes buscan nuevas creencias.

Conversos hasta el extremo

Dentro del islamismo existen diversas ramas religiosas. No todas son igual de radicales.Imagen: AP

El islamismo, como el cristianismo, no tiene una única interpretación. Además, en la religión musulmana no existen intermediarios entre Alá y sus fieles, como sería la Iglesia católica con toda su jerarquía de funcionarios de Dios, de cardenales a curas de barrio. Los imanes, por ejemplo, son sólo guías espirituales.

No todos los musulmanes leen el Corán de la misma manera. No todos rezan cinco veces al día ni exigen a sus mujeres que se cubran la cabeza. Los islamistas moderados, la mayor parte de los musulmanes, critican que ante el ruido que hacen los radicales, la opinión pública mundial olvide que el Corán prohíbe expresamente el asesinato, mientras que por el contrario este libro sagrado no hace referencia alguna a la lucha contra la civilización occidental.

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