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Samarás en el espejo de De la Rúa

Evan Romero-Castillo15 de agosto de 2012

Expertos comparan la presión bajo la que se halla el Gobierno griego con la que supuestamente llevó al ex presidente argentino Fernando de la Rúa a sobornar para imponer una reforma exigida en 2000 por el FMI.

Fernando De la Rúa
Fernando De la RúaImagen: picture-alliance/dpa

El partido del primer ministro griego, Antonis Samarás, y sus aliados instaron al electorado a que les dieran la mayoría en el Parlamento de Atenas para poder negociar el rescate de las finanzas helenas con la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sin depender del apoyo de la izquierda radical, que rechaza las reformas impuestas por la troika a cambio de auxiliar económicamente al país.

Pero ni siquiera entre los socios del Gobierno de coalición –los conservadores de Nueva Democracia, los socialdemócratas del Pasok y la izquierda moderada griega– hay consenso sobre cómo cumplir los compromisos adquiridos con los acreedores. La presión es enorme.

Grande era también la presión sobre Fernando De la Rúa, presidente de Argentina (1999-2001) cuando este país atravesaba una crisis como la griega. De la Rúa fue acusado de ordenar el pago de 4,3 millones de dólares a senadores opositores para que aprobaran, en el año 2000, una reforma de la ley laboral que había sido exigida por el FMI.

¿El fin justifica el cohecho?

Este martes (14.8.2012) comenzó el juicio contra De la Rúa, cuyo Gobierno minoritario llegó a encontrarse entre la espada y la pared. Por un lado estaban las demandas que hacía el FMI para continuar refinanciando al país suramericano; por otro, la resistencia de una oposición robusta y la inminencia de una explosión social. Hoy, Grecia se parece mucho a la Argentina de ayer. ¿Puede mirarse Samarás en el espejo de De la Rúa?

Gobierno heleno teme que en Grecia se den protestas como las que hubo en Argentina en 2001.Imagen: dapd

“En principio, las presiones bajo las que se hallaba el Gobierno de De la Rúa en el año 2000 se pueden comparar con aquellas bajo las que se encuentra la administración Samarás; pero el contexto es diferente. Aunque en algunos aspectos, la crisis griega es más severa que la argentina, Grecia cuenta con que sus socios de la eurozona la ayudarán. Argentina sólo contaba con el FMI”, explica Jorge Gordin, investigador del Insituto GIGA, de Hamburgo.

“El debate en torno a si el fin justifica los medios es muy antiguo. Pero, si se confirma que De la Rúa ordenó dar dinero a unos senadores para que se lo metieran en los bolsillos, él será penado. La ley es muy clara al respecto y no perdona actos de corrupción supuestamente cometidos para evitarle males mayores a la nación. Las crisis son oportunidades para tomar medidas valientes, pero éstas no tienen por qué involucrar actos delictivos”, señala Gordin.


FMI: “el malo de la película”

“A mis ojos, las similitudes entre Argentina y Grecia se limitan a que, en un momento dado, el FMI les hizo saber que no seguiría concediéndoles créditos si las cosas continuaban marchando como marchaban en esos países”, sostiene Peter Birle, politólogo del Instituto Iberoamericano, adscrito a la Fundación Patrimonio Cultural Prusianode Berlín.

Antonis Samarás, primer ministro heleno, bajo presión para imponer reformas en Grecia.Imagen: AP

“Muchos reducen las causas de la crisis argentina de 2001 a la actuación del FMI, cuando, en realidad, esa crisis se debió a factores muy diversos, anteriores al Gobierno de De la Rúa. Como la Ley de Convertibilidad de 1991, que equilibró la economía nacional y las finanzas del Estado estableciendo la paridad entre el peso y el dólar, para convertirse más tarde en una camisa de fuerza de la cual no fue nada fácil zafarse”, agrega Birle.

“No es verdad que el FMI sea responsable de la debacle de Argentina por haber dejado de apoyarla abruptamente. El FMI más bien tardó demasiado en pronunciarse sobre situaciones irregulares que se venían presentando desde los años noventa, durante el mandato de Carlos Saúl Menem. En el caso de Grecia, yo también desaconsejaría continuar viendo al FMI como si fuera el malo de la película”, cierra Birle.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse

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