De paseo por las noches de Colonia
4 de enero de 2013 Es sábado en la noche. Llega a la estación un tren con docenas de personas dispuestas a festejar. Colonia es conocida más allá de sus fronteras como una ciudad ideal para las fiestas. Los fines de semana, cientos de jóvenes repletan restoranes, bares y clubes. “Op Jöck”, siempre en movimiento, dice el lema. Muchos de los turistas optan por quedarse en la ciudad vieja, cerca de la estación de trenes. Pero hay mucho más por ver en los “Veedel”, como los habitantes de Colonia conocen a sus barrios.
Un buen punto de partida para conocer la vida nocturna puede ser el Kölner Ring, una avenida que circunvala el centro de la ciudad. Especialmente entre los casi dos kilómetros entre Barbarossaplatz y Christophstraße, así como las calles adyacentes, llenas de numerosos pubs, discotecas y restoranes. Para una primera copa viene bien una visita al barrio estudiantil “Kwartier Latäng”, donde encontraremos ofertas de happy hour a precios muy convenientes. Ese cóctel puede extenderse, pero la vida nocturna en Colonia tiene mucho más que ofrecer a los visitantes.
Carcajadas en la sala de estar
También se puede visitar alguno de los pequeños teatros. Ahí de seguro habrá carcajadas. Gracias al festival anual de comedia, Colonia es conocida como la capital alemana del humor. Un lugar para sonreír o lanzar sonoras carcajadas es, por ejemplo, el “Erste Kölner Wohnzimmertheater”, en Probsteigasse. Hace 18 años Georg Schnitzler convirtió lo que era su casa en un escenario. Desde que se cambió a un lugar un poco más grande, pero igualmente acogedor, el público puede experimentar en 70 puestos casi a diario la comedia en su máxima expresión. “Acá ganaron experiencia conocidos comediantes alemanes, como Johann König, Susanne Pätzold y Markus Maria Profitlich”, cuenta Schnitzler.
Bailar y beber
Poco antes de la medianoche, es bueno ir por un par de Kölsch. La tradicional cerveza sabe mejor en una de las pintorescas Brauhäuser, en donde el camarero (que acá se llama “Köbesse”) llena los vasos hasta que el cliente señala que ya tiene suficiente. Uno de esos Brauhäuser se encuentra en la Friesenstraße: en “Päffgen”, la cervecería más antigua de Colonia, es posible hacer un contacto simple y rápido con otros clientes. Los habitantes de Colonia son muy comunicativos.
¿Y si queremos bailar? Un sinnúmero de personas jóvenes hacen fila para ingresar a alguno de los numerosos clubes del Ring. Puede ser música latina, reggae, blues o lo que sea. Un buen indicador es la cantidad de gente que espera para ingresar al club. “Los colonenses casi no vamos a los clubs del Ring, porque allá se llena de las personas que vienen en plan turístico”, dice Meike Nachtwey. El cuarentón y algunos amigos van camino a “Subway”, un club de larga tradición que queda en Aachener Straße. El público es tan diverso como la música. “Con el hip hop o la música electrónica se puede bailar toda la noche”, se alegra Meike Nachtwey.
Vive y deja vivir
Para quien no quiera saber nada con el baile, hay otras alternativas en el barrio belga. Especialmente popular es el “Hallmackenreuther” en Brüsseler Platz. En un ambiente sesentero, los visitantes pueden escuchar a distintos DJs mientras conversan de cualquier cosa. Si de repente ataca el hambre, basta con ir a la esquina. Desde lejos se puede oír la campana de la bicicleta de Norbert Lehr, el famoso hombre del brezel y su canasta de mimbre, siempre llena de brezel, queso y otras delicias. “Desde hace 20 años hago cada tarde la ronda por el barrio belga y las calles adyacentes”, cuenta el ex granjero, que llegó a Colonia por un amor. “La gente se alegra siempre cuando me escucha”, asegura. Varias veces durante la jornada debe llenar su canasta, hasta que el último hambriento está satisfecho.
Bien si se es amante del teatro, bebedor de cerveza Kölsch o bailarín empedernido, Colonia tiene para todos los gustos. Y no menos importante: los gays y lesbianas se siente particularmente felices acá. La comunidad gay de Colonia es una de las más grandes de Alemania. Se reúnen, entre otros lugares, alrededor de la Rudolfplatz, aunque también en distintos bares, clubes o restoranes de la ciudad. Ver a hombres o mujeres de la mano en Colonia no conmociona a nadie, pues la gente es muy tolerante. No en vano uno de los principios básicos de la ciudad es “Levve und levve losse”: vive y deja vivir. Eso corre durante el día en Colonia y especialmente durante las noches.
Autor: Sabine Olschner / DZ
Editora: Emilia Rojas-Sasse