La Unión Europea realiza una consulta ciudadana sobre la posibilidad de acabar con el cambio de horario. La participación ha roto todos los récords. Muchos estiman que los beneficios de mantener la medida son marginales.
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¿Y si el entusiasmo veraniego se extendiera todo el año? ¿Si ese ánimo despreocupado y eufórico se sintiera también en invierno? ¿Y si los rayos del sol calentaran más a Europa en el futuro?
Parece que este cuento de verano europeo podría hacerse realidad, pues la Unión Europea les ha consultado a sus ciudadanos, justo en uno de los veranos más calurosos de los últimos años, si abolirían los cambios de horario en verano e invierno y, en caso de decir que sí, con cuál de los dos preferirían quedarse por todo el año.
Para muchos europeos, se trata de una gran idea. Cerca de dos millones de personas ya han participado en la consulta pública, que comenzó en internet el 4 de julio y que concluye este jueves (16.08.2018). ¿Acaso llegó el momento de acabar con los cambios de hora?
Cambios dañinos
El político alemán Michael Theurer está convencido. "Estoy seguro de que el cambio de horario será abolido. Lo que no sé es cuándo", adelanta el vicepresidente del grupo parlamentario de los liberales (FPD) en el Bundestag. Ya como diputado del Parlamento Europeo (2009-2017) hizo campaña por la abolición del cambio de horario.
Theurer sueña con el verano eterno. Y piensa que "la eliminación del cambio de horario puede beneficiar a la UE". La iniciativa podría reforzar la unidad europea, pues cambios descoordinados del horario entre los países miembros de la UE serían dañinos para el mercado interno, los viajes y las comunicaciones. "Si los 28 estados miembros toman cada uno una decisión sobre este tema, esto se convertiría en un mosaico. Las soluciones nacionales llevarían al caos", afirma.
Pero el camino a la abolición es largo, y el eterno verano se ve distante aún. La evaluación de los resultados de la encuesta llevará tiempo, según la oficina de la Comisión Europea en Berlín. También debe escucharse a los expertos antes de que la Comisión haga una recomendación y elabore una nueva directiva sobre el tema.
El mito del ahorro de energía
Ya está claro: el cambio de horario cada seis meses no cumple lo que promete. El ahorro de energía es solo marginal, de acuerdo con la Comisión Europea. Por el contrario, afecta el biorritmo y causa trastornos del sueño, irritabilidad y problemas de concentración en muchas personas.
Así que hay que abolir el cambio de hora. ¿Pero cuándo? ¿Debe establecerse el horario de verano o de invierno? La respuesta es cualquier cosa, menos sencilla, pues ambas opciones tienen buenos argumentos para defenderse.
A favor del horario de verano tenemos que una hora extra de luz en el día permitiría más trabajo en el campo y facilitaría la cosecha, permitiría que estudiantes y trabajadores volvieran a casa con luz de día incluso durante el invierno y los eventos al aire libre contarían con luz natural. A favor del horario de invierno tenemos que en las mañanas habría menos oscuridad.
Tres zonas horarias, un continente
Llegó el momento de un cambio. Veintiocho años después de la introducción del cambio de horario en Alemania, y 56 cambios de hora más tarde, se ha extendido una cierta fatiga con el tema. Porque aparte del cambio de horario, Europa tiene tres husos horarios distintos.
Bruselas, ¡ten piedad! Danos una nueva política de horario de verano, perdónanos por nuestros nacionalistas que quieren hacer todo por su cuenta, líbranos del cambio de hora y llévanos a un eterno tiempo de verano.
Autora: Astrid Prange (DZC/CT)
Relojes, algo más que tic tac
En primavera y otoño siempre se cambia la hora. Ahora le toca al horario de verano. Los relojes son artículos que no solo nos muestran la hora, sino también son objetos de lujo, de coleccionismo o de expresión personal.
Los egipcios ya conocían esta forma de medir el tiempo: el reloj solar. En muchas ciudades están en parques y edificios como verdaderas obras de arte. La gente se siente atraida por los relojes solares. El problema es que no se puede saber la hora cuando está nublado.
Imagen: Mehr
El reloj de arena
El reloj de arena funciona como un cronómetro, no mide el tiempo absoluto. Deja de funcionar cuando se acaba la arena. En la Edad Media ya había este tipo de relojes, y en la actualidad siguen siendo populares. Las curvas de este reloj se comparan, en el mundo de la moda, con las medidas ideales de una mujer: la cintura de avispa.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Ebener
El reloj de agua
Así son los modernos relojes de agua. En la imagen aparece una escultura de un centro comercial. Ya había relojes de agua en el 1600 a.C. El principio es el mismo que en uno de arena. Se mide el tiempo hasta que acabe de fluir la masa de agua.
Imagen: picture alliance/Eibner-Pressefoto
El reloj de bolsillo
Antes del moderno reloj de pulsera, se usaba mucho el reloj de bolsillo. Sobre todo, a finales del siglo XIX, el modelo de la imagen era muy popular entre los hombres. En la actualidad, el reloj de bolsillo se ha convertido en un objeto de culto entre los "hipsters". Pero también las mujeres parecen haberle tomado el gusto a estos relojes.
El mercado de los relojes de lujo es muy amplio. Marcas como Rolex, Omega, Rado y Tag Heuer son para muchos un nombre abstracto y también inasequibles. Para los guapos y ricos son solo modelos para principiantes. En el segmento de alta gama, los relojes pueden llegar a costar más de un millón de euros.
Imagen: picture-alliance/dpa/Carsten Rehder
La revolución de los relojes Swatch
Quien no pueda o no quiera pagar mucho dinero por un reloj de lujo, puede demostrar que tiene buen gusto usando modelos con diseños llamativos y graciosos. La marca de relojes Swatch revolucionó el mundo de los relojes en los 80 y 90 con colores alegres. Algunos se han convertido en objetos de coleccionismo y pueden llegar a costar miles de euros.
Imagen: picture alliance/AP Photo
El reloj de fichar
Hay también relojes que no nos gustan tanto. Es el caso del reloj de fichar, el instrumento de control de las fábricas y empresas. El aparato contabiliza el horario laboral exacto. Una máquina vigila así la productividad de cada trabajador. Aparentemente se inventó a finales del siglo XIX en el Imperio alemán.
El parquímetro es otro de los relojes que dan dolor de cabeza a los conductores. Si necesitamos monedas de 50 céntimos, no las encontramos por ningún lado. Si aparcamos demasiado tiempo, nos ponen una multa. El parquímetro es el símbolo de las vejaciones de la vida moderna. El primero del que se tiene constancia estaba en la ciudad de Oklahoma.
Imagen: picture-alliance/dpa
El reloj atómico
Para los perfeccionistas y amantes de la exactitud se ha construido el reloj atómico. Este modernísimo cronómetro se halla fuera del ámbito de influencia de la gravedad y marca la hora con toda exactitud, independientemente de la zona horaria. Este tipo de reloj no puede colgarse de la mano y tampoco son nada baratos. El tiempo atómico internacional se mide en París.
Imagen: picture alliance/dpa/J. Stratenschulte
El reloj inteligente
El futuro es de color rosa para los relojes de pulsera. Los modelos digitales son cada vez más populares. Pronto podremos usar el reloj inteligente en vez de un celular. Pero los relojes tradicionales también evolucionan. En la Feria Baselworld, en Suiza, se muestran en estos días las nuevas tendencias.
Imagen: picture-alliance/dpa/K.Nietfeld
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