La renovación de la mitad del Senado francés con el voto de "grandes electores" marcó una decepción para el campo del presidente, Emmanuel Macron, que vio este domingo (24.09.2017) recortada su representación, mientras que la derecha reforzó su hegemonía más incluso de lo esperado. El partido de Macron, La República en Marcha, que había arrasado en las legislativas de junio pasado con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, no consiguió siquiera repetir los 29 escaños que tenía en el Senado saliente, esencialmente socialistas que se habían pasado a las filas del presidente.
A falta de que se atribuyera un escaño, LRM únicamente tenía 23, lejos de los 45-50 que todavía esta semana anticipaba el presidente del grupo, François Patriat, y de los 60 que él mismo había anunciado públicamente en la primera parte del verano. Ya se esperaba que la gran formación de la derecha, Los Republicanos (LR), fueran los ganadores de este escrutinio, en el que estaban convocados 76.359 "grandes electores". LR tendrá al menos 149 representantes.
También salió reforzada la Unión Centrista, que pasó de 42 a 48 escaños, mientras que el Partido Socialista (PS) vio reducida su participación (de 86 a 68), pero mucho menos de lo que hubiera podido augurar el severo traspié que sufrió esta primavera en las presidenciales (su candidato ni siquiera se calificó a la segunda vuelta) y en las legislativas.
El Frente Nacional no logró avanzar (lo hizo en votos, pero sin traducción en escaños), y repitió únicamente con dos senadores, al tiempo que el Partido Comunista (PCF) vio recortados sus representantes a menos de la mitad (de 19 a 8, en principio), pero debería poder mantener su grupo parlamentario.
Todo eso tiene que ver, en primer lugar, con que estas elecciones tan particulares son -por la composición de los votantes- un reflejo casi exacto de las municipales de 2014, cuando LRM no existía, y cuando la derecha arrasó, al desbancar a los socialistas del poder en los ayuntamientos de las grandes ciudades.
Pero también -y eso no se había anticipado tanto- con la inquietud de los responsables municipales con algunas reformas y con algunas medidas anunciadas por Macron que les afectan directamente, como la eliminación progresiva para el 80 por ciento de los contribuyentes de uno de los principales impuestos que perciben los ayuntamientos, la tasa de la vivienda. (EFE)
La nueva casa de Macron
Es hora de que el nuevo presidente haga las maletas para mudarse al Palacio del Elíseo. DW echa un vistado a la lujosa residencia en la que vivirán Emmanuel Macron y su esposa Brigitte.
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Residencia presidencial
El Palacio del Elíseo, situado en el distrito octavo de París, es una de las muchas joyas arquitectónicas de la capital francesa. Las puertas del 55 Rue du Faubourg Saint-Honoré protegen el palacio presidencial del ajetreo y el bullicio de las calles de París, a pesar de estar situado en el corazón de la ciudad.
En el interior, el gran edificio también cumple con todos los estándares esperados de un palacio presidencial. El ostentoso comedor es convenientemente lujoso, desde sus lámparas de araña hasta sus cortinas de brocado. Acentuado todo con acabados en oro alrededor de sus bordes. Dignatarios de todo el mundo han cenado aquí, saboreando lo mejor de la cocina francesa.
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Cocina francesa
De hecho, el palacio presidencial es famoso por su alta cocina. Se rumorea que la canciller alemana Angela Merkel envió a su chef personal allí para aprender una lección o dos de los franceses. Ser chef en el Palacio del Elíseo, sin embargo, es un trabajo duro: se estima que el equipo de cocina produce 95.000 comidas al año, que van desde simples bocadillos a cenas de Estado.
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Un trozo de pastel
Uno de los muchos manjares preparados el Palacio del Elíseo es la "Galette des Rois", que significa "torta del rey". La tradición es que en el Día de los Reyes Magos cada año se haga una gran torta con una pequeña estatuilla dentro. Y se corona al niño que lo encuentra. Si el presidente es al que le toca en su trozo, se le puede considerar rey de Francia, aunque sea sólo por un día.
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Cubiertos de oro
Un antiguo cocinero del Elíseo dijo una vez a los periodistas que los cubiertos y la vajilla utilizados en la casa presidencial son tan valiosos que se mantienen bajo llave dentro de una cámara. Sin embargo, a quienes se concede una visita con el presidente, consiguen llevarse a menudo, aparentemente, algún recuerdo. Por lo general, una cucharilla.
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La propiedad viene con jardín
Todavía no sabemos si los Macrons son aficionados a la jardinería, pero sitio para plantar tendrán, si quieren. Los jardines son más bien un parque, con un montón de rincones para un huerto de verduras o un jardín de rosas. Cuentan que, por ejemplo, la ex primera dama estadounidense Michelle Obama, disfrutó mucho con la jardinería en la Casa Blanca.
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Más de una habitación para cada día
Con 369 habitaciones y salas en total, es poco probable que haya una escasez de espacio en el Palacio del Elíseo. Después de todo, las cámaras personales del presidente sólo forman el ala este del edificio, dejando mucho espacio con el que jugar. Podría, sin embargo, no encontrar todo a su gusto el presidente. Para eso hay un equipo dedicado a que todo esté a su máxima satisfacción.
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Adiós al pasado
Antes de que Macron pueda trasladarse al Palacio del Elíseo, su predecesor, François Hollande, tendrá que desalojar los aposentos presidenciales. Decir adiós a tan espectaculares vistas puede ser difícil, pero tal vez el presidente saliente encuentre consuelo pensando que muchos han ido y venido antes que él. Y un día, también será el turno de Macron de decir "au revoir" al Palacio del Elíseo.
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El corazón de la República Francesa
El palacio ha sido el hogar de los jefes de Estado franceses desde 1873. La mayoría de los presidentes han elegido residir en sus lujosos aposentos. Durante los próximos cinco años, Emmanuel Macron se sumarala a la lista (quién sabe si por más tiempo). Le deseamos a Macron ya la primera dama lo mejor en su nuevo hogar. ¡Vive la France!