La medida tendrá vigencia de 60 días, debido a la presencia en ríos peruanos del metal, en niveles superiores a los límites permitidos. La causa de la polución ambiental está en la minería ilegal, dicen las autoridades.
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El Gobierno de Perú declaró este lunes en emergencia durante 60 días a 11 distritos de la región amazónica de Madre de Dios, en el sureste del país, por la existencia de mercurio en el medioambiente en niveles superiores a los límites permitidos, producto de la minería ilegal en esa zona.
Un decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), publicado hoy en el diario oficial El Peruano, ordenó a las autoridades nacionales, regionales y locales ejecutar acciones inmediatas para rehabilitar y reducir los efectos dañinos y crónicos del mercurio en la población local.
Las personas afectadas registran altos niveles de mercurio a consecuencia, en su mayoría, del consumo de peces como la Mota Punteada (Calophysus Macropterus), una especie muy habitual en la dieta de las comunidades locales, que es capaz de acumular en su organismo el mercurio que encuentra en el medioambiente.
Los distritos contemplados en el decreto son Tampopata, Inambari, Las Piedras y Laberinto, en la provincia de Tambopata; así como Fitzcarrald, Manu, Madre de Dios y Huepetuhe, en la provincia de Manu, y Tahuamanu, Iñapari, Iberia, en la provincia de Tahuamanu, ubicadas todas en Madre de Dios.
Minería ilegal
El documento indicó que la presencia de mercurio en las aguas de los ríos de Madre de Dios es consecuencia de las prácticas inadecuadas de la minería ilegal e informal durante la extracción de oro.
El decreto estableció que los ministerios deberán entregar al Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) un plan de acción frente a la contaminación ocasionada por el metal pesado en un plazo no menor a cinco días.
Los altos niveles de mercurio en el organismo conllevan problemas "serios, crónicos y complejos" de salud, particularmente en niños y mujeres embarazadas, remarcó el Ministerio de Salud.
Al respecto, el ministro peruano del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, explicó hoy que el decreto tiene como fin "cortar de raíz" la contaminación producida por la minería ilegal.
Durante una conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú (APEP), Pulgar-Vidal advirtió que el mercurio utilizado por los mineros ilegales e informales en los ríos amazónicos puede persistir por los siguientes 80 años en la zona.
El ministro indicó que el Gobierno emprenderá acciones como la instalación de hospitales de campaña y de un centro de seguimiento biotecnológico para determinar los niveles de presencia de mercurio en los peces.
El Ministerio de la Producción, por su parte, llevará peces sanos a la zona para reemplazar el consumo de Mota Punteada por la población local, además de incentivar la creación de piscifactorías, agregó Pulgar-Vidal.
La comunidad de indígenas nahuas de Santa Rosa de Serjali, en la región vecina de Ucayali, tiene al 82 % de sus miembros contaminados con mercurio, aparentemente por el consumo de la Mota Punteada, según los análisis realizados por el Ministerio de Salud a 106 nativos.
EL(efe, dpa)
Indígenas amazónicos amenazados por la exploración petrolífera
La petrolera colombo-canadiense Pacific Rubiales explora tierras habitadas por los matsés y sus vecinos "no contactados" en Perú y Brasil. El proyecto amenaza la vida indígena, denuncia Survival International.
Imagen: Christopher Pillitz
El "pueblo del jaguar"
Cerca de 2.500 indígenas matsés (llamados “mayorunas” en Brasil) viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú. Junto con el pueblo indígena matis –al que los une un cercano parentesco, así como el modo en que decoran sus rostros evocando los bigotes y dientes de un gran felino– se les conoce como “el pueblo del jaguar”.
Imagen: Christopher Pillitz
Sin fronteras, con vecinos ''aislados''
Para los matsés, la frontera peruano-brasileña no existe: sus arroyos, planicies aluviales y selvas de arena blanca conforman un solo territorio ancestral. En él viven también pueblos indígenas en situación de “aislamiento voluntario”, tanto en Perú como Brasil.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Cazadores y recolectores
Son expertos en el uso de arcos y flechas para la caza de monos araña, pecaríes o puercos almizcleros de hocico blanco, tapires, monos lanudos y armadillos. Decoran las varillas de sus flechas de caña con hilo de algodón y un tipo de hierba dorada. En la estación seca, recolectan huevos de tortugas fluviales.
Imagen: Christopher Pillitz
''No comemos alimentos de la fábrica''
Los matsés cultivan además una amplia variedad de vegetales en sus huertos, entre ellos, alimentos esenciales en su dieta como plátanos y yuca. “No comemos alimentos de la fábrica (…), por eso necesitamos espacio para cultivar nuestra propia comida”, explica Antonina Duni, una mujer matsés, a los visitantes de Survival International.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Elíxir... de plátano
Las mujeres matsés se encargan de preparar el chapo, una bebida dulce de plátano. La fruta madura siempre está hirviendo en el hogar de los matsés. Luego, su masa se exprime a través de un colador hecho con hojas de palma. La bebida resultante se sirve caliente, junto al fuego. Muchos la beben mientras se mecen sobre una hamaca.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Pescadores precavidos
Para proteger sus tierras, evitan agotar el suelo y las poblaciones de animales y peces alternando los lugares donde cazan y pescan.
Imagen: Alison Wright
Fuerza de rana
Para provocar un sentimiento de claridad, visión y fuerza que puede durar varios días, los matsés se aplican veneno de rana antes de sus partidas de caza. Recogen el fluido de una rana verde conocida como "acate" frotando la piel del animal con un palo y se lo aplican luego a sí mismos en pequeños agujeros quemados en la piel.
Imagen: James Vybiral/Survival International
Energía de tabaco
Los hombres matsés soplan también tabaco, o polvo de “nënë”, por la nariz de otros hombres para darles mayor fuerza y energía.
Imagen: James Vybiral/Survival International
Contacto y enfrentamiento
Los matsés fueron contactados por primera vez en 1969 por un grupo misionero estadounidense, que llegó a la región tras enfrentamientos violentos entre los indígenas y colonos locales que pretendían construir una carretera a través de este territorio. Desde el primer contacto, muchos matsés han muerto por enfermedades como malaria, tuberculosis, desnutrición y hepatitis.
Imagen: Rebecca Spooner/Survival International
Amenaza para la supervivencia
Desde 2012, la petrolera canadiense Pacific Rubiales explora tierras habitadas por los matsés y sus vecinos no contactados. La construcción de cientos de líneas sísmicas y la excavación de pozos a través de 700 kilómetros cuadrados de selva amenazará las cabeceras de tres ríos esenciales para la supervivencia de los matsés y sus vecinos, denuncia la organización Survival International.