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Deforestación masiva: el comercio mundial tala árboles

Ajit Niranjan
18 de abril de 2019

El consumo de carne de res, aceite de palma y soja está provocando una gran deforestación en las áreas de selva tropical, especialmente en Brasil e Indonesia, lo que también afecta al cambio climático.

Indonesien Feuer
Imagen: AFP/Wahyudi

Desde hace mucho tiempo, se sabe que el aceite de palma en la margarina y otros productos de consumo acelera la desforestación en países como Brasil e Indonesia. Martin Persson, investigador de la Chalmers University en Suecia, y un equipo de investigación internacional analizaron en qué medida la demanda de materias primas como el aceite de palma, carne de vaca y productos con soja impulsa la tala de árboles.

El estudio publicado la semana pasada arrojó que entre el 29 y el 39 por ciento del dióxido de carbono liberado por la deforestación es causado por el comercio internacional. La tala de bosques se lleva a cabo para ganar espacio para prados y zonas agrícolas y productos que se consumen principalmente en el extranjero.

En muchos países ricos, escriben los autores de dicho estudio, las emisiones causadas por la deforestación en el extranjero y las importaciones son incluso mayores que las emisiones de la agricultura nacional. Este es un aspecto relevante a la hora de medir las emisiones de CO2, es decir, de determinar quién es el verdadero responsable.

"La ONU permite que los países informen sobre sus emisiones según el lugar donde se producen", dice Jonas Busch, economista jefe del Earth Innovation Institute. En Alemania, por ejemplo, las emisiones de la producción nacional de uva son parte del balance nacional de CO2, pero no la huella de CO2 de la margarina, que se produjo, por ejemplo, con el aceite de palma importado de Indonesia.

Tala mundial, segunda fuente de gases de efecto invernadero más grande del mundo

La destrucción de los bosques globales, que absorben CO2 de la atmósfera, es un obstáculo importante en la lucha contra el cambio climático. Según los expertos, las complejas cadenas de distribución agravan el problema, porque se crea una gran distancia entre el consumidor y el daño causado por la producción de los bienes de consumo.

Para evaluar la huella de carbono de la tala de bosques por países y mercancías, el equipo de investigación sueco usó datos comerciales además de imágenes satélites donde se apreciaban los cambios en el uso del suelo desde 2010 hasta 2014. En este método, se excluyó la pérdida de espacios forestales debido a actividades no agrícolas, como la minería, la urbanización o los incendios forestales naturales, responsables de alrededor del 40 por ciento de la deforestación.

Selva en llamas en Brasil.Imagen: Reuters/B. Kelly

¿Quién es el responsable?

"Se podría decir que la UE es solo una pequeña parte del problema", dijo Persson, refiriéndose a la alta proporción general de bienes consumidos en el país de origen. Cuatro materias primas representan la mayor parte de las emisiones causadas por la deforestación: madera, carne de res, soja y aceite de palma. En Indonesia y Brasil, el cuarto y quinto país con más población del mundo, el aceite de palma y la carne de res tienen grandes mercados nacionales.

Al contrario que los métodos tradicionales para contabilizar el dióxido de carbono, los investigadores estimaron que aproximadamente una sexta parte del CO2 que se libera a la atmósfera con la dieta típica europea está asociada con la deforestación en los trópicos y las materias primas importadas. "Me sorprendió este dato", reconoció Persson. "Sí, importamos muchos alimentos, pero la mayoría de los alimentos que consumimos en la UE se producen en la zona".

Brasil exportó la cantidad récord de 1,64 millones de toneladas de carne de res el año pasado, según la Asociación de Exportadores de Carne de Brasil. Esto representa un aumento del 1,48 millones de toneladas con respecto a 2017. Indonesia, por su parte, es el mayor productor mundial de aceite de palma.

Pérdida de hábitat e inundaciones

Junto a las emisiones de CO2, la quema y tala de bosques también pueden provocar desplazamientos, pérdidas de hábitat e inundaciones. En Brasil, por ejemplo, se expropiaron tierras indígenas para construir enormes granjas. Según un estudio, en Indonesia y Malasia, han matado a más de 100.000 orangutanes desde 1999.

Los mercados de aceite de palma, soja y carne de res están en manos de un puñado de multinacionales, algunas de las cuales están ubicadas en Europa y Estados Unidos. "Si la UE los presionara para que cambien su producción, eso podría tener efecto en otros países", dice Persson.

Darmin Nasution, ministro coordinador para la economía de Indonesia, dijo en una conferencia de prensa en Bruselas este mes que era "irónico" que la UE, que ha reducido una proporción mucho mayor de sus bosques, estuviera dando consejos a los países ricos en árboles sobre gestión forestal. 

(rmr/er)

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