Señora ministra, comienza en Lima la V Cumbre entre la Unión Europea y América Latina. En el primer encuentro de este tipo se proclamó la llamada Asociación Estratégica entre ambas partes. Parece momento de hacer un balance, luego de diez años. ¿Cuál sería dicho balance, desde su perspectiva?

Seguro que hay muchos intereses comunes pero, para decirlo de modo amable, aún son susceptibles de consolidación. América Latina es un socio importante en la conformación de reglas globales, de instituciones y también en la Convención Marco sobre el Cambio Climático. La región es relevante además para el clima mundial por sus selvas tropicales. Pero también debemos poner atención en los altos niveles de pobreza: cerca de 40 por ciento de la población. Hablamos de cerca de 200 millones de personas. Así, es necesario que estos países reciban apoyo para combatir a la pobreza. En la región hay mucha gente quie dice ‘hemos superado las dictaduras militares, pero queremos que la democracia no solamente se refleje en el avance económico, sino que la seguridad social esté vinculada con el combate a la marginación'. Estos son los temas centrales en los cuales puede resultar relevante la asesoría europea. Esto serviría también para superar las posiciones, criticables en su contenido, de personas como Hugo Chávez.

¿Cómo podría propiciarse que gobernantes como Chávez tomaran otro rumbo?

Durante mi reciente viaje a Perú, hace seis semanas, pude darme cuenta de lo siguiente: si en los modelos de desarrollo social se deja en claro que el crecimiento económico es compatible con el combate a la pobreza; es decir, que los pobres también saquen provecho del desarrollo económico, esto traerá consigo otro tipo de posiciones. Tampoco se puede catalogar de la misma manera a todos los gobernantes. Evo Morales tiene problemas muy distintos: cómo podrán los indígenas que durante siglos han sufrido opresión conformar un Estado que funcione como tal. Por ello es importante la imagen de Chile, de Brasil, y también de Perú, en cuanto a que puede aplicarse un modelo de Estado social que encuentre reconocimiento.

¿Es la colaboración en materia de desarrollo la vía adecuada si se quiere combatir la pobreza de manera sustentable?

Naturalmente que esto implica aspectos como la consolidación de la democracia, de liderazgo gubernamental responsable, el reforzamiento del Estado de derecho, el involucramiento de los sectores más pobres. En Perú pude ver situaciones que son insostenibles e inaceptables en país que presenta tanto avance económico. Además, el cuidado al medio ambiente y al clima son factores esenciales. Por ejemplo, naciones como Perú serán de las más afectadas dentro de los países en desarrollo por el impacto del cambio climático. Por ello debemos buscar mecanismos de cooperación en la protección del clima, de las selvas tropicales, de las especies amenazadas, y para la promoción de las energías sustentables.

Debido a experiencias negativas con el Fondo Monetario Internacional, países como Venezuela, Ecuador o Argentina fue fundado el Banco del Sur. ¿Se trata de un socio digno de ser tomado en cuenta?

Uno debe dialogar con todos. Lo más importante es que una institución de esta clase no demerite otros estándares ya existentes, que han sido establecidos con gran esfuerzo. Pienso en estándares ecológicos y también sociales.

Volviendo al tema de la Cumbre de Lima, ¿cuáles son sus expectativas acerca de este encuentro?

Pienso que se discutirá ampliamente lo que hemos hablado Usted y yo: cómo puede impulsarse la cohesión social. Opino que los sectores más ricos también deben contribuir al combate a la pobreza; por ejemplo, a través de impuestos al ingreso. El otro tema es del del cambio climático. Espero que en Lima se ponga de manifiesto una convicción común y que ésta impulse las negociaciones hacia la adopción del protocolo que sucederá al de Kyoto.