El jefe de la NASA, Jim Bridenstine, tachó de “terrible” la destrucción de un satélite indio en el espacio con fines experimentales. Los restos que quedaron flotando son ahora un peligro para los astronautas de la ISS.
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"Dejar escombros en un lugar más alto que la Estación Espacial Internacional (ISS) es algo terrible, terrible”, comentó el administrador de la agencia espacial estadounidense NASA, Jim Bridenstine, el lunes pasado (1.4.2019) al enterarse de que la India había lanzado un misil para destruir uno de sus satélites con fines experimentales y dejado unos cuatrocientos fragmentos flotando en la órbita terrestre. "Eso es incompatible con el futuro de los vuelos tripulados. Es inaceptable”, agregó Bridenstine indignado.
El satélite indio fue destruido a una altitud relativamente baja de 300 kilómetros –muy por debajo de los 410 kilómetros donde se encuentra la ISS y la mayoría de los satélites–, pero del artefacto quedaron sesenta pedazos que miden diez centímetros o más, veinticuatro de los cuales han alcanzado una altitud mayor que la de la ISS y podrían entrar en curso de colisión con ella. El riesgo de impacto puede reducirse con el paso de los días si los desechos entran a la atmósfera de la Tierra y se desintegran.
¿Cuánta basura espacial hay alrededor de la Tierra?
Las Fuerzas Armadas estadounidenses han contabilizado 23.000 objetos con un tamaño mínimo de diez centímetros flotando a entre 800 y 1.000 kilómetros de altura: restos de satélites que chocan los unos con los otros –un peligro que aumenta mientras más satélites sean lanzados–, pedazos de cohetes y hasta herramientas que se les escaparon de las manos a los astronautas. Esos desechos son una amenaza para los 1.600 satélites que, según la Agencia Espacial Europea (ESA), están en órbita.
¿Qué riesgos trae consigo esa basura espacial?
Expertos calculan que hay más de 750.000 objetos con un tamaño mínimo de un centímetro flotando en torno a la Tierra a una velocidad que los convierte en verdaderas balas. Esos escombros son el producto del llamado síndrome de Kessler o cascada de ablación: las colisiones de artefactos grandes producen desechos más pequeños que siguen chocando entre sí. Se teme que llegará un momento en el que no se podrá lanzar un satélite o un cohete más a espacio debido a las nubes de basura que rodean al planeta.
¿Puede la basura espacial caer a la Tierra?
Eso pasa constantemente. Cuando los objetos chocan los unos con los otros, éstos pierden velocidad, pierden la capacidad de conservar su órbita, pierden altura, caen por efecto de la gravedad terrestre y se desintegran en la atmósfera. Los desechos deben ser bastante grandes para caer a la superficie terrestre sin desintegrarse; expertos de la ESA sostienen que cada año caen unos cuarenta objetos. Por fortuna, hasta ahora nadie ha resultado herido por alguna de esas "estrellas fugaces” que caen del cielo.
¿Puede el desecho espacial ser recogido?
Existen planes para concebir robots, redes, cuerdas electromagnéticas o sistemas de rayos láser para recoger la basura espacial y acercarla a la atmósfera de la Tierra con miras a que se desintegre al caer hacia su superficie. Un satélite creado por la ESA con fines similares entrará en acción en 2023.
(erc/er)
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La NASA cumplió 60 años: estos son sus principales hitos
La agencia espacial estadounidense cumplió 60 años. Desde su creación suma logros asombrosos y ha participado en proyectos que demuestran que cuando la comunidad internacional se une, se puede llegar mucho más lejos.
Imagen: Getty Images/Nasa
Ham, un chimpancé al espacio
El 29 de julio de 1958, el entonces presidente de EE.UU., Dwight Eisenhower, fundó la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio), una agencia dedicada al programa espacial y la investigación. Uno de sus primeros programas fue el Mercury, cuyo fin era llevar a un ser humano a orbitar la Tierra. Antes de Alan Shepard, el chimpancé Ham, de tres años, realizó la travesía.
Imagen: picture-alliance/Everett Collection
El alunizaje, un hito histórico
En plena carrera espacial con la Unión Soviética, Estados Unidos logró un hito histórico: puso a un ser humano en la Luna. El Apolo 11 alunizó el 20 de julio de 1969 y puso, en rigor, a dos hombres allí: Neil Armstrong y Buzz Aldrin (en la foto). Su colega Michael Collins se quedó en el Columbia orbitando el satélite. En la Tierra, la noticia fue recibida con algarabía.
Imagen: picture-alliance/Photoshot/Neil A. Armstrong
Pudo ser una tragedia
La explosión de un tanque de oxígeno, el 13 de abril de 1970, puso en peligro no solo la misión del Apolo 13, sino a su tripulación y a todo el programa Apolo. Al quedar inhabilitado el módulo de servicio, los astronautas se vieron obligados a abortar la misión principal (el tercer alunizaje de la historia) y a retornar a la Tierra en medio de condiciones muy adversas. Lo lograron el 17 de abril.
73 segundos después de despegar, el 28 de enero de 1986, el transbordador Challenger explotó ante miles de espectadores, que veían el viaje de una tripulación compuesta por 7 personas, entre ellas Christa McAuliffe, una maestra que formaba parte de un programa para profesores. El accidente fue provocado por una falla mecánica. El módulo con los tripulantes se desintegró al impactar con el océano.
Imagen: picture alliance/AP Photo/B. Weaver
Un ejemplo de trabajo mancomunado
Con el aporte de las agencias espaciales de Rusia, Japón, Estados Unidos, Canadá y Europa fue posible concretar el anhelo de construir la Estación Espacial Internacional. La idea surgió ante el enorme desafío presupuestario que suponía el proyecto. Es considerado un ejemplo de cooperación internacional y, además, uno de los mayores logros de la ingeniería. Astronautas de 16 países la han visitado.
Imagen: picture-alliance/dpa/NASA
Sonda Cassini-Huygens
La sonda Cassini-Huygens fue creada en conjunto por la NASA, la agencia europea y la italiana cuyo fin era estudiar el planeta Saturno y sus satélites naturales. Fue lanzada en octubre de 1997 y envió valiosísima información y fotografías que han permitido comprender mejor el Sistema Solar. Fue destruida en septiembre de 2017 tras quedarse sin combustible.
Imagen: Reuters/NASA
Agua en Marte
En 2015, la NASA publicó que sus estudios habían determinado que Marte alguna vez había tenido un océano primitivo y que en la actualidad circulaba agua por las pendientes de un cráter llamado Horovitz. "Marte tiene un ciclo de agua que no comprendemos", reconocieron los expertos en esa fecha. La Agencia Espacial Europea (ESA) descubrió en 2018 agua líquida bajo una superficie cubierta de hielo.