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Desigualdad en América Latina, preocupación en Bruselas

11 de octubre de 2023

La deuda y las causas estructurales de la desigualdad en América Latina preocupan en Bruselas. El tema se lleva a una conferencia internacional y se intenta tener en cuenta en las inversiones verdes.

Industria del salitre en la región colombiana de la Guajira, una de las más ricas y más pobres de América Latina
Industria del salitre en la región colombiana de la Guajira, una de las más ricas y más pobres de América LatinaImagen: S. Rocker/blickwinkel/picture alliance

"Para reducir la desigualdad necesitamos una economía justa”, apuntó pocas horas antes de participar en la conferencia del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Marruecos, Juta Urpilainen, comisaria europea de Relaciones Internacionales.

"Si un país tiene que dedicar el 60% de su renta a pagar deuda, tiene muy poco margen para invertir en educación, salud pública, protección social”, recordó la política finlandesa , en la conferencia "Desigualdades” en elParlamento Europeo. Los análisis coinciden: si no se invierte en esos rubros, la desigualdad aumenta. 

Conscientes de esto, desde Bruselas se lanza un indicador para identificar si los proyectos y acciones europeas en América Latina y el Caribe aportan o no a reducir la desigualdad. En marcha está una nueva ofensiva de inversión para la transición verde, justa y digital.

Por lo pronto, un 50% de la riqueza mundial se concentra en unos cuantos países del norte. Hay 3.800 millones de personas que viven en pobreza en más de noventa países, sobre todo del sur global. La desigualdad estructural caracteriza a América Latina y el Caribe; un tercio de su población se encuentra en situación de pobreza y una de cada diez personas, en pobreza extrema. Para los niveles socioeconómicos más bajos es problemático acceder a vivienda, agua, saneamiento, electricidad, educación.

Momento de inversiones

El momento es importante. Para la transición verde, justa y digital, desde la Comisión Europea se ha lanzado una gran agenda de inversiones por toda América Latina y el Caribe, el Global Gateway. Entre los casi 140 proyectos de inversión en marcha están los buses eléctricos para Costa Rica, una planta de agua potable para Ecuador, conexión 5G para la transformación digital en Uruguay, el corredor del tren del Pacífico para el Salvador, el Plan Sonora para energía renovable y automóviles eléctricos en México. ¿Aportarán estos proyectos de desarrollo a reducir la desigualdad? ¿Se utiliza para ellos el indicador desarrollado por la Unión Europea?

"Primero que todo hay que resaltar que es un avance que la Comisión Europea ponga el foco en la desigualdad y que quiera medir cómo impactan en ella sus acciones y sus proyectos. Asimismo, está bien que quieran medir el impacto que tienen sus proyectos en el 40% más pobre de las poblaciones”, explica a DW Carlos Botella Calatayud, coordinador para América Latina de Oxfam Intermón. "Se está viendo ya un efecto arrastre, porque en los proyectos de cooperación de las agencias de los Estados miembros de la UE se han iniciado procesos similares de reflexión”, añade.

Por otro lado, añade el especialista de Oxfam Intermón, "este indicador está pensado para enfocarse en cómo afectan o favorecen los proyectos europeos al 40% de la población que menos ingresos tiene. Pero, en América Latina, donde 91 billonarios tienen más riqueza que el producto interno bruto de Colombia, si no se mira para arriba se pierde la mitad de una foto, en donde la acumulación de poder económico y político podría estar creando mayor desigualdad”. Una mirada más amplia requiere, también, ese indicador, porque "hay individuos que no están en el 40% más pobre, donde la desigualdad se cruza con ser mujer, indígena, afrodescendiente, rural”, agrega Carlos Botella.

¿Un nuevo indicador sinónimo de cambio?

 Como ejemplo, un recuerdo: hace diez años, un proyecto europeo de energía eólica en el istmo mexicano de Tehuantepec -con una mezcla entre fondos donados para la cooperación e inversión privada europea- desplazó y dejó sin actividad productiva (pesca, agricultura) a comunidades indígenas zapotecas. La electricidad generada no llegó a las poblaciones, a quienes les dieron un campo de fútbol como compensación. ¿Esto ya no sucedería con el nuevo indicador que alertaría de que ese proyecto -desplazando y dejando sin actividad económica a la población- acrecentaría la desigualdad?

"Hay que decir que la Comisión Europea tiene la intención de aplicar el indicador a los proyectos financiados con fondos públicos”, responde el especialista de Oxfam Intermón. No obstante, los proyectos con fondos de cooperación -es decir donaciones- son los menos para América Latina y el Caribe, región con una mayoría de países de renta media y alta.

"Las inversiones en la transición verde y digital se enfocan en el sector privado. Y no está tan claro que el indicador de la desigualdad se aplique para ellos. Ahí hay un primer gran peligro de impacto no deseado sobre la desigualdad”, añade. Hay que tener en cuenta que si bien la Comisión Europea ha comenzado a aplicar el nuevo indicador, éste no es de aplicación obligatoria. Por otro lado, advierte el especialista de Oxfam Intermón, "hay que recordar que buena parte de los fondos para las inversiones del Global Gateway son créditos. Y los créditos generan deuda”.

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