La noticia del desmantelamiento de la red, confirmada por fuentes de la investigación, la había revelado hoy 'Le Parisien', que precisó que siete personas han sido procesadas, entre ellas el cabecilla de ese grupo de estafadores.

Los investigadores estiman que el fraude puede haber llegado a 200 millones de euros a través de una treintena de empresas abiertas en muchas ocasiones con nombres falsos en Francia, Reino Unido, Italia, Luxemburgo y Dinamarca.

Estas empresas hacían circular entre países, en la mayor parte de los casos de forma ficticia, teléfonos móviles de cuya falsa venta obtenían el IVA al importarlos.

La mercancía, de hecho, estaba almacenada en depósitos de puertos o aeropuertos, y sólo una pequeña parte pasaba realmente al circuito comercial.

Según los responsables de esta investigación, en la que trabajaban desde hace más de tres años en este caso desencadenado por una serie de registros en Marsella, el dinero se evadía a paraísos fiscales mediante sociedades pantalla con las que intentaban borrar todo rastro, y luego recuperaban el dinero en

bancos en Luxemburgo.