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¡Despierta, Rosetta!

Fabian Schmidt/ CP20 de enero de 2014

La sonda espacial Rosetta acaba de salir de su sueño de 31 meses. Ahora le espera el aterrizaje sobre un cometa helado, en noviembre de este año, para recabar datos sobre el origen de la materia.

Imagen: ESA–C. Carreau/ATG medialab

Hace 31 meses que la sonda espacial Rosetta estaba dormida. Los sistemas de a bordo permanecían apagados para no derrochar energía. El motivo de estos 957 días de hibernación es que la órbita que recorría estaba tan alejada del sol que ya no podía cargar las baterías de sus colectores solares. Pero ahora Rosetta se volvió a acercar al astro rey para recargar sus pilas, y también a la Tierra, enviando señales de vida.

El despertador que alberga la sonda espacial sonó exactamente este lunes (20.1.2014) las 10:00 hs (UTC). Así fue como el satélite volvió a la actividad. Las computadoras se encendieron y comprobaron si todos los componentes estaban funcionando correctamente. Luego, extendió sus brazos –es decir, sus paneles solares- en dirección al sol para cargar sus baterías y estar así óptimamente preparada para las tareas que le aguardan.

El gran desafío

Rosetta es uno de los proyectos más largos y complejos de investigación del espacio. Hace 20 años fue resuelta su construcción, y hace diez, y fue lanzada al espacio con el cohete Ariane 5G+ en marzo de 2004. En noviembre de 2014 le espera su mayor desafío: después de un viaje de 7.100 millones de kilómetros, Rosetta aterrizará sobre el cometa 67P/ Chuyunmov-Gerasimenko y depositará allí el mini laboratorio Philae.

Imagen: ESA–A. Van der Geest

Si todo marcha bien, el mini laboratorio desplegará sus cuatro patas en forma de arpones, cada una de las cuales posee una trepanadora para hielo, para penetrar en la superficie del cometa. Los científicos no saben aún si las trepanadoras y las patas serán capaces de hallar sostén en dicha superficie. También la gravitación del cometa representa un problema, ya que no es suficiente como para atraer a Philae, que pesa unos 100 kilogramos. El cometa tiene un radio de tres a cinco kilómetros y apenas cuenta con fuerza de gravedad. Está compuesto por hielo o nieve, y se sospecha que su terreno es extremadamente duro.

Viajero del espacio

Si Philae llegase bien y se sostuviese sobre la superficie del cometa, podría revelar algunos misterios acerca del nacimiento del universo. El cometa 67P/ Chuyunmov-Gerasimenko, sobre el que se espera que aterrice, se originó en el llamado “Cinturón de Kuiper”, una lejana región de nuestro sistema solar, más allá del planeta Neptuno. A veces se desprende hielo de su superficie y viaja en dirección al sol, como este cometa, cuya órbita se desplazó hacia las cercanías de Júpiter. Fue gracias a eso que lo descubrieron los astrónomos Kim Chuyunmov y Svetlana Gerasimenko en 1969.

Hasta ahora, nunca se ha podido establecer con exactitud de qué está compuesto un cometa de este tipo. Es por eso que Philae tomará pruebas de su suelo con una trepanadora para estudiar las sustancias químicas de las que está compuesto. Lo que más interesa a los investigadores son las moléculas orgánicas, como los aminoácidos, y el orden de los átomos. De ese modo, esperan poder obtener datos sobre el origen de la materia. Dado que los cometas son considerados los "congeladores" del universo, sería teóricamente posible conseguir información sobre cómo surgió nuestro sistema solar, hace 4.600 millones de años, de la llamada “materia primigenia”. Para poder hacerlo, el robot-laboratorio está equipado con un espectómetro de rayos X capaz de estudiar las sustancias químicas, aparatos que pueden registrar y medir la luz, el sonido y las ondas electromagnéticas, así como echar un vistazo al núcleo del cometa.

Mini laboratorio Philae.Imagen: ESA/AOES Medialab

Incluso si este intento falla, el vuelo de 10 años de Rosetta no fue en vano. A través de su largo recorrido, la sonda espacial recogió imágenes e información gracias a sus encuentros, por demás interesantes. En febrero de 2007, Rosetta estuvo cerca de Marte. Un año más tarde, se acercó a 800 kilómetros del asteroide Stejns, de 4,6 kilómetros de diámetro. En julio de 2010, se aproximó a casi 3.000 kilómetros del gran asteroide Lutetia, de 100 kilómetros de radio. Además de fotos de excelente calidad, Rosetta también envió a la Tierra datos precisos sobre la órbita de ambos asteroides.

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