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Desplome bursátil: ¡Que no cunda el pánico!

Henrik Böhme
6 de febrero de 2018

Cifras rojas, caras consternadas: ¡por fin pasa de nuevo algo en las bolsas del mundo! Desde Nueva York se ha extendido una oleada de ventas por todo el globo. Henrik Böhme opina que se estabilizará en breve.

USA Börse in New York
Imagen: picture alliance/AP Photo/R. Drew

Los últimos meses han sido muy aburridos. Todas las bolsas siempre al alza y, por cierto, en todo el planeta. A la cabeza, Wall Street en Nueva York, donde palpita el corazón del capitalismo financiero. Más aún desde que Donald Trump se mudó de la torre, que lleva su nombre y está situada a un par de manzanas de Wall Street, a la Casa Blanca, en Washington D.C. Un hombre de negocios en la cima de la administración de Estados Unidos, ¿qué puede salir mal? A eso se suman los históricos bajos tipos de interés y el hecho de que los mercados están "empapados" de miles de millones de dólares y euros, para los que no hay mejores opciones de inversión que las acciones y los bienes inmuebles. Es un pasaje gratuito hacia la felicidad, mientras se tenga la fortuna de estar en el lado correcto.

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El Dow Jones, el índice de referencia estadounidense, ha logrado más de 70 máximos históricos desde la investidura de Donald Trump, quien lo ha festejado cada vez a través de un tuit. Y ahora el desplome. Cuando Wall Street cerró el lunes pasado a las cuatro de la tarde (hora local), regirstró pérdidas de 4,7% o 1.175 puntos; por momentos, la caida llegó a ser de 1.600 puntos: la mayor caída por puntos en una sesión en curso en la gran historia de este barómetro bursátil. ¿Un tuit de @realDonaldTrump al respecto? En absoluto.

Buscando los motivos

Ahora todos quieren saber, naturalmente, ¿por qué se produjo este desplome? ¿Tengo que vender ahora? Como los expertos suelen decir: lo fundamental es que todo está en orden. Los pronósticos de crecimiento para la economía mundial son positivos y, sin excepción, para todas las regiones mundiales. Pero sí hay un par de motivos que explican dicha caída. Por ejemplo, las tasas de rentabilidad de inversiones en bonos estatales están aumentando ahora. En el momento cuando comenzó la caída en el mercado bursátil el lunes pasado, el mercado de bonos también se hallaba intensamente en movimiento.

Hay motivos para deshacerse de las acciones: el cambio de tipos de interés en Estados Unidos es con seguridad el más relevante. Si los intereses suben, hay menos motivos para invertir en acciones, sobre todo porque el mercado de acciones está bastante sobrecalentado. Es mejor entonces quedarse con las puras ganancias. Además está el tema de la reducción de ldesempleo y el del aumento de los salarios en Estados Unidos. Esto podría conllevar al aumento de los precios, lo que podría originar que la Reserva Federal aumente más las tasas de interés. Y, finalmente, no pocos analistas en Wall Street escudriñan muy críticamente la situación política de su propio país, más aún desde que su presidente se encaró con el FBI y el aparato judicial por la publicación de un controvertido memorando. Hay inversores que venden -se susurra en los parqués de las bolsas más importantes del mundo-, porque Washington se encamina a una crisis constitucional.

No es un "lunes negro"

Por si los motivos caseros no fueran suficientes, además están los muy sensibles programas de computadoras, que coordinan casi todo el negocio bursátil en milésimas de segundo. Si se produce una caída tan fuerte como la del lunes, estos programas refuerzan la tendencia, porque provocan cada vez nuevas señales de venta. Se trata de una bola de nieve que desciende por la ladera y se hace cada vez más grande.

A pesar de la conmoción, parece ser que todo se trata de una corrección normal. Es posible que siga cayendo, pero solo puede ser positivo para el sobrecalentado mercado de acciones. No fue un verdadero "lunes negro”. Primero, el desplome comenzó el pasado viernes con más de 600 puntos. Segundo, en el único y verdadero "lunes negro” en 1987, Dow Jones perdió el 23%. El 4,7% del lunes en comparación es simplemente algo menor.

Por lo tanto: ¡Qué no cunda el pánico! Sigan respirando relajadamente. Donald Trump, por su parte, debería quizá reconocer que las bolsas tienen relativamente poco que ver con lo que haga o deje de hacer.

Henrik Böhme (RMR/ER)

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