Detienen al líder de Estado Islámico en Afganistán
4 de abril de 2020
Aslam Farooqi fue arrestado junto a otros 19 islamistas en una compleja operación. Era el responsable del ataque contra un templo sij que causó 25 muertos.
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Las fuerzas afganas detuvieron al líder en ese país del grupo Estado Islámico y a otros 19 yihadistas más, incluidos dos altos jefes, indicaron las autoridades este sábado (04.04.2020). La Dirección Nacional de Seguridad (DNS) indicó en un comunicado que Aslam Farooqi, también conocido como Abdullah Orakzai, fue arrestado junto con otros hombres en el marco de una "operación compleja".
Un responsable de la DNS, que pidió permanecer en el anonimato, explicó a la AFP que Farooqi era el autor intelectual del ataque contra un templo sij de Kabul, ocurrido el mes pasado y reivindicado por el grupo EI, que causó al menos 25 muertos. Conocida como Estado Islámico en Jorasán (IS-K, por sus siglas en inglés), la rama afgana del grupo EI, registró reveses en los últimos meses a causa de las operaciones de las fuerzas estadounidenses y, por otro lado, de los talibanes.
Farooqi ha pasado por diversos cargos en el grupo hasta suceder en su mando a Abu Saeed Bajawori tras su muerte en 2018. En noviembre, responsables afganos afirmaron que el IS-K había sido completamente derrotado en Nangarhar, una de las provincias clave del este, donde el grupo estableció su primer feudo, en 2015. Desde entonces, han reivindicado la responsabilidad de varios atentados con bomba por todo el país.
En su comunicado, la DNS explicó que Farooqi admitió estar vinculado con "agencias de inteligencia regionales", una clara alusión a Pakistán, al que Afganistán acusa de dar apoyo a yihadistas y talibanes. Islamabad rechaza esas acusaciones. Al ser preguntadas, las fuerzas estadounidenses en Afganistán no hicieron ninguna declaración sobre el arresto de Farooqi.
lgc (afp/dpa)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.