El supuesto asesino está acusado de haber matado a cuatro mujeres de su propia familia en la provincia de Mendoza.
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Un triple feminicidio perpetrado el domingo (23.10.2016) en la provincia argentina de Mendoza generó conmoción en el país, pocos días después de las multitudinarias manifestaciones que tuvieron lugar el miércoles contra la violencia de género. Un hombre fue detenido tras presuntamente haber asesinado a su mujer, su suegra, su cuñada y su hija de siete meses en una vivienda de la ciudad de Godoy Cruz, unos mil kilómetros al oeste de Buenos Aires, informaron fuentes oficiales.
El agresor, identificado como un profesor de artes marciales de unos 30 años, supuestamente cometió el cuádruple crimen en el mismo domicilio de la familia y, tras perpetrar los asesinatos, dejó las hornallas de gas de la cocina abiertas y una vela encendida con el supuesto fin de hacer explotar la vivienda, precisó el fiscal especial Santiago Garay.
El atacante era ex pareja de una de las mujeres y pudo ser detenido luego de que un menor, que había logrado esconderse, advirtiera por teléfono a un familiar de la masacre. Según contó el ministro de Seguridad de Mendoza, Gianni Venier, al canal Todo Noticias este domingo, el presunto homicida entró a la casa y mató "con arma blanca" a "la pareja, a la suegra y a la cuñada" e hirió a su hijo de 11 años y a su hija de siete meses, la cual finalmente también falleció. La madre de su mujer, de 80 años, estaba en la cama cuando fue asesinada.
Tras el violento suceso, el menor de edad se escondió en el maletero de un vehículo y llamó a un familiar, que fue el encargado de avisar a la policía, la cual detuvo al supuesto homicida en el Hospital Central de la ciudad, donde se encontraba para ser atendido por las heridas que presentaba alegando que había sufrido un asalto.
"Psicópata” que actuó con premeditación
Venier definió al hombre como un "psicópata" que, a su juicio, "no puede alegar una emoción violenta o un estado transitorio de inimputabilidad o de que no sabía lo que estaba haciendo" porque cuando la policía científica entró a registrar la casa donde ocurrió el suceso, descubrieron que había dejado el gas abierto y una vela encendida. "Esta actitud posterior al delito es típica de alguien que está plenamente en uso de sus condiciones mentales" y, aun así, "realizó esta masacre", agregó el ministro.
El Registro Nacional de Femicidios reveló que en 2015 al menos 235 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas. Las estadísticas de la ONG Casa del Encuentro, sin embargo, elevan esta cifra a 286. En lo que va de año, según datos de organizaciones sociales, a los que se suman las cuatro muertes difundidas ayer, esta cifra se sitúa en torno a las 230, de las cuales 17 tuvieron lugar en la misma provincia de Mendoza, cinco solo esta semana.
Miles de mujeres salieron el miércoles a las calles de numerosas ciudades de Argentina para protestar contra los feminicidios y la violencia de género, en reacción al brutal asesinato semanas atrás de una joven de 16 años en la ciudad de Mar del Plata. La joven fue drogada, violada y empalada violentamente hasta causarle la muerte.
JC (EFE, dpa)
Ataques con ácido: historias de sobrevivientes
En distintos países del mundo, los ataques con ácido son una más de las formas de ejercer violencia contra la mujer. Un delito que, al menos en Colombia, recibirá ahora sanciones más duras.
Los ataques con ácido son una forma premeditada de violencia que afecta principalmente a mujeres. La mayoría no muere, sino que queda desfigurada por las quemaduras, a veces ciega o mutilada. El agresor infringe así un daño que acompaña de por vida, con severas secuelas físicas y sicológicas. La colombiana Nubia Espitia fue atacada por desconocidos en plena calle en 2008.
Imagen: AFP/Getty Images/L. Acosta
Ley Natalia Ponce de León
Unos mil ataques con ácido se han registrado en la última década en Colombia. El de Natalia causó conmoción, por la gravedad de las lesiones. A través de su Fundación, la joven ha dado una batalla incansable por endurecer las penas. Esta semana, el Congreso finalmente aprobó la ley que tipifica el delito de ataque con ácido y fija condenas de hasta 50 años de cárcel y elevadas multas.
Imagen: Claudia Rubio/El Tiempo Bogota Colombia
Esperanza de nueva vida
Cuando era un bebé de seis semanas, Durjoy, de Bangladesh, fue rociado por una tía que temía perder una herencia a causa del niño. Con la ayuda de voluntarios de Acid Survivors Trust International (ASTI) está saliendo adelante. Esta organización apoya a las víctimas e impulsa medidas para evitar nuevos casos, especialmente en India, Pakistan, Uganda, Nepal, Bangladesh y Colombia.
Imagen: ASTI
Sueños de sobrevivientes
El proyecto “Invisible” de la fotógrafa alemana Ann-Christine Woehrl, retrata a mujeres víctimas del ácido en diferentes países y cómo están rehaciendo sus vidas. Makima, de la India, fue atacada por la madre de su vecino, por haber rechazado la propuesta de matrimonio de éste. Su sueño es convertirse en policía y luchar por que haya más justicia.
Violencia dentro del hogar
Farida vive en Bangladesh. Hace más de 15 años quiso dejar a su marido, drogadicto y jugador, quien había perdido tanto dinero que tuvo que vender la casa. Mientras Farida dormía, él le echó ácido encima y cerró la puerta con llave. Los vecinos llegaron alertados por los gritos. Estuvo seis meses en el hospital. Gracias a Acid Survivors Foundation de Bangladesh ha podido rehabilitarse.
Por apoyar a su hermano en su decisión de no aceptar un matrimonio arreglado, Nusrat, de Pakistán, fue atacada por su marido y su cuñado hace seis años. Del ataque recuerda que sus ropas se destruyeron y su cuerpo cayó como consumido por el fuego. Gracias al apoyo de una organización local se capacitó para trabajar en un salón de belleza.
Sidra, de Pakistán, quedó casi ciega por el ataque que sufrió en 2011. Estaba alojando donde una amiga y en medio de la noche el hermano de ésta trató de molestarla. La madre lo instó a arrojarle ácido para evitar que Sidra causara un escándalo. Aunque el agresor recibió un condena de 25 años de cárcel, lo habitual es que las penas sean bajas o que el criminal incluso nunca enfrente la justicia.
Flavia tiene 25 años y fue atacada hace seis, al regresar a casa una noche. No vio a su agresor y hasta hoy no sabe quién fue. Como otras sobrevivientes, tuvo una fuerte depresión. Pasó mucho tiempo sin querer salir de casa y con mucho miedo. Con el tiempo ha aprendido a aceptarse, tener confianza en sí misma y mostrar todo lo que puede. Con sus mejores amigas, vuelve a reír.