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Dieterich: Venezuela en la encrucijada

Eva Usi16 de junio de 2008

Se dice que el analista político y sociólogo alemán, Heinz Dieterich, es asesor del presidente venezolano, Hugo Chávez. En entrevista con DW-WORLD, Dieterich aclara su relación con Chávez y analiza el proceso venezolano.

Heinz Dieterich, sociólogo y analista político alemán, sigue de cerca el proceso venezolano.Imagen: Eva Usi

Heinz Dieterich es profesor de sociología y metodología en la Universidad Autónoma Metropolitana en la Ciudad de México desde 1977. Sin embargo su interés en América Latina comenzó durante sus años de estudiante en la Universidad de Fráncfort del Meno en los años 60, cuando estudió con los filósofos Theodor Adorno y Jürgen Habermas.

La Guerra Fría había provocado estragos sobre la vida intelectual alemana y era difícil encontrar obras como “El Capital”, de Marx, recuerda Dieterich. Entonces la guerra de Vietnam y la figura del Che Guevara en América Latina, se convirtieron en motivo de acalorados debates que marcaron la vida política estudiantil de su generación.

Heinz Dieterich tiene un trato sencillo y un manejo elocuente de la lengua de Cervantes. En entrevista con DW-WORLD en la Ciudad de México, hizo un análisis de la transición en Venezuela hacia el llamado “Socialismo del siglo XXI”, un término acuñado por Dieterich, como se titula su obra política más reciente.

protestas contra las reformas constitucionales introducidas por Hugo Chávez.Imagen: AP

Usted es amigo personal de Hugo Chávez. ¿Qué tan cercana es su relación con él? ¿Puede usted ser crítico respecto al proceso venezolano?

Soy crítico, por eso no soy su asesor. En algún momento hablamos de una relación más institucional entre el gobierno venezolano y mis aportaciones pero después decidí mantener mi relación a nivel de amistad porque un intelectual puede apoyar a un estado y esto le da todas las cámaras y la promoción mundial que quiere, pero pierde cierta libertad. Así que preferí mantener una posición crítica y mantener mi independencia. Entonces quedamos en una relación de amistad, de admiración y de apoyo mutuo porque lo que nos hace coincidir es la causa de los pueblos.

Un simpatizante de Hugo Chávez demuestra su respaldo poco antes de la llegada del presidente al Congreso.Imagen: AP

¿En qué momento está el proceso bolivariano en Venezuela, hacia dónde va?

Pienso que la fase de consolidación dentro de las estructuras de la civilización burguesa ha terminado. Con eso quiero decir que la economía se ha recuperado, es una economía de mercado, un Estado burgués, con parlamentarismo, con división de poderes, que nada tiene de socialista. Fue necesario sanear esto porque el neoliberalismo había destruido profundamente la base económica de la sociedad. Esa fase de recuperación de más de ocho años ha terminado. Yo diría que Venezuela está en una disyuntiva ahora. El presidente tiene que definir si quiere dar realmente el paso, de una economía keynesiana, hacia una economía socialista que sería una economía cualitativamente diferente o si quiere quedarse en una economía tipo alemana o japonesa, porque eso es lo que están haciendo en el fondo. Venezuela tendrá que demostrar si el discurso en torno al Socialismo del Siglo XXI va acompañado de medidas económicas correspondientes, o si se quiere una Economía Social de Mercado como la que propuso el canciller alemán Ludwig Erhard en su tiempo en Alemania.


¿Por qué la teoría histórica keynesiana es la única salida a la política neoliberal en América Latina?

Tanto la ciencia como la historia económica son absolutamente claras en cuanto a la estrategia de acumulación que tiene que seguir un país para salir del subdesarrollo. Sobre esto no hay ningún secreto. Friedrich Lizt en Alemania discutió esto largamente y analizó la política real de la Corona Británica iniciada por Oliver Cromwell, que es el capitalismo de Estado obviamente. Después los japoneses le siguieron, los tigres asiáticos, China y Estados Unidos. Es decir que si el Estado no juega un papel central en coordinación con el capital y la fuerza del trabajo en el desarrollo de objetivos económicos, utilizando la fuerza del Estado, incluyendo las fuerzas armadas, entonces no va a salir del subdesarrollo. Esta estrategia económica fue tratada en América Latina varias veces. Los libertadores tenían de hecho esa visión civilizatoria. Lo vimos en Paraguay con el Dr. Francia, después Perón en Argentina, Getúlio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas en México. Es decir, a lo largo de 200 años estuvo claro cuál era la vía de evolución para salir del subdesarrollo, pero la doctrina Monroe de 1823 lo impidió.

Aquella doctrina definía a América Latina como protectorado neocolonial de Estados Unidos y todos los intentos de romper el estatus de neocolonia fueron destruidos por la potencia a través de golpes militares en complicidad con las oligarquías nacionales. Esto no ha cambiado hoy en día. El aplicar la receta de desarrollo que han utilizado los alemanes, los británicos, los japoneses, los chinos, significa en América Latina una condena de muerte al gobierno que lo intente. El golpe militar contra Hugo Chávez el 11 de abril del 2002 se podía vaticinar. Así que hay claridad teórica sobre la vía para salir del subdesarrollo, pero no ha habido la fuerza política para defenderse de esa alianza estratégica entre las oligarquías siempre neocoloniales y Estados Unidos y en parte la Unión Europea. Hoy, por primera vez en 200 años la fuerza política a través de la integración bolivariana, la Patria Grande, podría lograr una masa crítica para romper con la doctrina Monroe y convertirse en un éxito económico.

Mural de Simón Bolivar, el héroe libertador y figura admirada por Chávez.Imagen: AP
El presidente venezolano, Hugo Chávez, se dirige a la nación desde su oficina.Imagen: AP


¿Si ése es el pilar del Socialismo del Siglo XXI, qué países se encuentran más cerca de ese estatus?

Lo que acabo de mencionar es una política de desarrollismo dentro de la economía de mercado, dentro de una estructura burguesa, pero no se puede hacer una sociedad más justa sobre el desastre causado por el neoliberalismo, entonces esa fase de saneamiento del paciente es imprescindible en todos los países de América Latina, pero al mismo tiempo se puede empezar a construir las condiciones de otra sociedad, del Socialismo del Siglo XXI. Significa esencialmente democratizar las cuatro relaciones en las cuales el ser humano existe: la vida política, económica, cultural y militar. Democratizar esas relaciones es relativamente fácil en la cultura, por ejemplo, con las campañas de alfabetización, el acceso gratuito y libre de todos a la Universidad. Lo que es muy complicado es hacer una economía democrática. Porque hoy en día la economía es altamente globalizada.

Funciona en base al sistema de producción llamado “just in time” y es también caracterizada por una división del trabajo extremadamente compleja. ¿Qué países están más cercanos a esto? Obviamente los países del primer mundo tienen las condiciones tecnológicas y objetivas para hacerlo porque no se puede tener democracia participativa sin una transmisión de la información en tiempo real, instantáneo. El Internet y el avance de la productividad y de la ciencia permiten crear esa nueva sociedad socialista, pero como tienen un alto nivel de vida, los intentos de cambio son escasos. Eso es diferente en América Latina, las condiciones objetivas son menos avanzadas para construir una sociedad socialista pero hay conciencia y la necesidad de llegar a eso es muy superior.

¿Cuáles son los riesgos del socialismo en Venezuela?

Un riesgo que es inmanente a todo megaproyecto de transformación es el necesario equilibrio entre la audacia, lo nuevo y lo que hay que conservar. Siempre hay condiciones objetivas que el ser humano no puede cambiar, que están dadas por el desarrollo de la tecnología, por las condiciones biológicas del ser humano, por la limitación de las fuentes naturales de recursos, etc. Existe el peligro de oscilar demasiado hacia lo novedoso, perdiendo la base sobre la cual se construye o quedarse estancado por miedo a lo nuevo. Un segundo problema es la doctrina Monroe que Estados Unidos no está dispuesto a eliminar en aras de un mayor respeto al derecho internacional. Un tercer factor que incide sobre lo que pasa en América latina es el papel de China, de la India y de Rusia. En la medida en que el sistema unipolar se convierte en un sistema multipolar en el cual Estados Unidos ya no puede imponer unilateralmente sus intereses, las posibilidades del proceso venezolano son mayores.

Soldados venezolanos resguardan las instalaciones del monopolio estatal Petróleos de Venezuela.Imagen: AP



Para dar un ejemplo: el desarrollo económico de China ha quitado a Estados Unidos el monopolio de las importaciones de cobre de Chile, del trigo, de la soya, de la carne de Brasil y Argentina porque ahora en India y China hay mercados sustitutivos. Entonces esos tres factores y quizás uno cuarto, la capacidad de Venezuela de crear una vanguardia, es decir, un estrato de gente honesta, desinteresada, plenamente convencida de la necesidad de una nueva sociedad y con la ética necesaria para convencer a las mayorías de que es un proyecto que hay que apoyar porque si se tiene el apoyo de las mayorías no hay fuerza en el mundo, ni en Estados Unidos para destruirlo.

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