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Dilema en Cuba: ¿Período Especial o coyuntural?

Amir Valle
23 de septiembre de 2019

Mientras el presidente cubano habla de "crisis coyuntural", el drástico cierre de centros de trabajo y servicios públicos, los cortes eléctricos y la carencia de alimentos anuncia en la isla un nuevo Período Especial.

Kuba Special Economic Development Zone (ZEDM)
Imagen: picture-alliance/Photoshot/J. Hernandez

Si una palabra define hasta hoy el desempeño económico del gobierno del presidente cubano Miguel Díaz Canel es "desastre". Y dos circunstancias históricas han hecho que así sea: su llegada a la presidencia en 2018 coincidió, por un lado, con el cambio de política del presidente Donald Trump en las relaciones de Estados Unidos con Cuba y, por otro lado, con la agudización de la crisis en Venezuela. Nadie imaginaba una caída tan abrupta como la actual, tras un período de parasitismo económico en el que la isla se benefició de las medidas aperturistas de Barack Obama en lo financiero y lo comercial y de la condonación de sus deudas con Europa y Rusia, al tiempo que recibía más de 100 mil barriles diarios de petróleo desde Venezuela.  

Díaz Canel y sus ministros se notan desesperados en hacer creer al pueblo que no se trata de un nuevo período especial sino solo de una "situación coyuntural". Pero los cubanos conocen bien a sus gobernantes. Y que el nuevo gobierno se empeñe en recordar a diario el lema político "Cuba es Continuidad" les hace saber que las estrategias de manipulación de la verdad siguen siendo las mismas. Mientras tanto, el caos se impone: cierre de centros laborales y envío de trabajadores a la modalidad de "trabajo desde casa"; desaparición de los alimentos en venta libre de la canasta básica, medicinas y otros artículos de primera necesidad "por falta de combustible para su distribución"; clausura "temporal" de un gran porcentaje de las rutas por carretera del transporte urbano e interprovincial; limitaciones a los cuentapropistas para la adquisición de productos, y cortes de luz con los siempre temidos "apagones".

Amir ValleImagen: DW

Lo inédito de esta nueva crisis es el sentido del humor con el que los cubanos se burlan de sus dirigentes: las redes sociales cubanas, ya sea en la intranet o en la todavía escasa internet, están llenan de memes de Díaz Canel o sus ministros hablando de "lo coyuntural" o del nuevo Mesías esperado por el gobierno: el barco de petróleo venezolano que los americanos no dejaban entrar a la isla. El meme más visto: Díaz Canel y Fidel Castro convocando a los cubanos a pasar este período bailando bajo el lema: "a mover la cintura hasta que se nos caiga la coyuntura". Burlas estas que muestran que el pensamiento social del pueblo ya se ha ido despojando de los miedos que lo amordazaban e impedían la crítica a los dirigentes.

Preocupante resulta la situación que atraviesa en esta crisis uno de los sectores responsables del mejoramiento real de la vida económica en Cuba: los emprendedores o cuentapropistas que, incluso abrumados por impuestos abusivos y controles cotidianos en sus compras de abastecimientos, han logrado que en las calles de la isla florezcan pequeños pero vitales negocios de alimentos, alojamientos y otros servicios básicos. Una encuesta reciente realizada por Auge, consultora privada en la isla, arroja que el 73% de estos cuentapropistas quisiera regresar a la etapa del deshielo bilateral entre Estados Unidos y Cuba.

La respuesta política ha sido la misma de todas las crisis anteriores: intentar convencer de que no es tan grave el problema utilizando cifras que nadie puede verificar. La más reciente Mesa Redonda Informativa de la Televisión Cubana, en la que participaron los ministros de Comercio Interior, de la Construcción, de Agricultura y de Transporte ofreció la imagen de que no había de qué preocuparse: todo estaba resuelto.

Según ellos, está garantizada la canasta básica de octubre para cada familia por la libreta de racionamiento, pero sobre los problemas con la venta libre de estos productos y la desaparición del arroz, alimento básico en la dieta cubana, se culpó superficialmente al "descontrol e indisciplina de los cuadros principales". En la agricultura se dijo garantizar la preparación de tierras ante el déficit de combustible con la incorporación "a las labores de la caña y de la producción de alimentos de unas 4.000 yuntas de bueyes". En la construcción se habló de "concluir más de 3.500 viviendas, lo que supondría llevar un adelanto sobre las previsiones del total de 28.000 casas", sin explicar cómo lograrían en medio de la actual crisis metas que en épocas mejores no han conseguido. Y el transporte de pasajeros a nivel nacional se resolvería añadiendo vagones a los trenes "con el objetivo de proteger a las personas que debían viajar en ómnibus", aunque ello no resuelva el problema de los 11 000 cubanos que acudieron a las agencias de pasajes para reintegrar los boletos comprados, sin posibilidad de viajar por las cancelaciones totales de viajes interprovinciales en autobús.

Díaz Canel, entretanto, insiste en el consignismo vacío: a su etiqueta de "situación coyuntural", en su última comparecencia pública, añade "la creatividad que en materia de ahorro nos ha nacido en esta coyuntura deberá mantenerse para cuando volvamos a la normalidad", y asegura que hay "sostenibilidad, a pesar de las restricciones" y que el Gobierno ha "superado esta primera etapa con el mínimo de afectaciones, sin renunciar a los principios". "Podemos resistir y fortalecernos", declaró. Y es cierto: los cubanos han logrado resistir a estos embates, siempre, pero nadie olvida que del anterior período especial la isla todavía no ha logrado recuperarse.

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