Mientras el gobierno promueve su campaña #YoVotoSí, la oposición de nuevo se divide en las campañas #YoVotoNo, #CubaBoicot, #YoNoVoto, y el pueblo se desespera más ante la agudización de los problemas económicos.
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Ante la resonancia internacional que en instituciones como la OEA y Naciones Unidas han tenido las críticas a la nueva Constitución propuesta por el gobierno del presidente Miguel Díaz Canel, Deustche Welle contactó a quienes promueven ese cuestionamiento dentro y fuera de la isla.
Antonio Rodiles, líder del proyecto intelectual independiente Estado de Sats
El régimen planeaba afincar el neocastrismo con todo un show de iluminismo que incluía la colocación de un títere: el nuevo presidente, y la celebración de una Constituyente que legitimaría el nuevo rediseño administrativo. La comunidad internacional, alineada en la llamada política del deshielo, daría el espaldarazo a los herederos del castrismo. Todo cayó con la elección de Donald Trump y el radical viraje político de la región. El triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil marcó el puntillazo.
El régimen también enfrenta una situación interna delicada. Fenómenos naturales han golpeado a la maltrecha economía, el control en Venezuela se les escapa de las manos y no aparece un nuevo aliado a parasitar. Por primera vez en las redes sociales circula un video donde se abuchea al llamado presidente, Díaz Canel. Desde el Foro por los Derechos y Libertades, llamamos a boicotear el falso referéndum convocado por el castrismo para el día 24 de febrero. Asistir sería regalarles la legitimidad y el mandato que no poseen. Nuestra campaña #CubaBoicot va en esa dirección.
Julio Batista Rodríguez, periodista, ganador del Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2018
Una Constitución debería ser garantía de democracia. Y justo esto es algo que el nuevo proyecto cubano parece olvidar. Desde su misma concepción (bajo la tutela de una Comisión de la cual nada escuchamos hablar hasta último minuto), el proyecto ha obviado el único punto donde no podía haberse equivocado: una Constitución representa los intereses del pueblo, no de sus mandatarios. Al menos, no una Constitución que aspire a regir una sociedad con vocación socialista; aunque de socialista quede poco en ella. Jugar a discreción con la voluntad popular, poniendo en primer lugar los intereses de una élite política, solo evidencia la intención de secuestrar la participación ciudadana para tomar decisiones de peso en el destino de la nación. Ese es hoy el principal defecto del proyecto: haber nacido con la expresa voluntad de controlar y concentrar el poder en manos de una minoría que ya lo detenta, nunca con la intención de socializarlo entre sus ciudadanos.
Juan Carlos Cremata, director de cine
"El 24 se rompe el corojo", dijeron en 1895 los mambises y así fue la primera vez que esa fecha, en febrero, se convirtió, para Cuba, en historia. Ahora vuelve de nuevo. Porque es la data dictada por el gobierno cubano para la realización de un "referéndum" que APRUEBE (la opción del NO se contempla enemiga) una "nueva" Constitución de la República. Como es de esperar, a pesar de las protestas, impondrán su Carta Magna, contraria a lo que debería ser un documento así en el siglo XXI. Y como resulta que esa misma noche, el mundo tendrá puesta su atención en la entrega de los premios Oscar, ellos (la nomenclatura vernácula y retrógrada) en su versión criolla del show otorgarán todos los premios de su añeja "academia". Mientras tanto, por debajo de la manga, como duchos y ladinos prestigiditadores, suman una medieval Ley 349, que les asegura, garantiza, e intenta, vanamente, perpetuar la mordaza, sembrar la arbitrariedad, afianzar la censura e implantar la injusticia en el mundo de la cultura. Lo harán, sin dudas. Pero, ya no nos callan.
Angel Santiesteban, escritor, Héroe Internacional de la Información, de Reporteros Sin Frontera 2015
Es el legado de Raúl Castro a sus hijos. Su testamento material, para que su familia herede lo que consideran suyo: Cuba. Pasará a la historia como uno de los mayores fraudes en un país que tuvo una Carta Magna ejemplar, la de 1940, la más inclusiva y adelantada de su época. Ir a votar, aunque sea para decir NO, da al régimen una legitimidad que no se ha ganado en 60 años de desastres económicos, políticos y sociales. Como hacen siempre, pondrán los números a su antojo. Creo que lo importante es que corroboren que el tiempo se les acaba. En Cuba hay un despertar; la gente cada vez teme menos decir en voz alta lo que piensa; conciencia de rebeldía que se debe a la realidad de no tener una esperanza de que bajo este proceso político van a cambiar las cosas. No asistir a las urnas es importante porque estaremos dando un NO rotundo a todo lo que ellos representan.
Roberto Díaz Vázquez, historiador, Director del Centro de Apoyo para la Transición en Cuba
La Constitución de 1976 (que algunos prefieren llamar "Manifiesto político de Fidel Castro”), era prácticamente una copia al carbón de la antigua constitución soviética de primera mitad del siglo XX. Bajo el sello personal de Fidel Castro, militarizó el pensamiento social y eliminó cualquier fundamento que no estuviese alineado con ¨su Revolución¨.
La actual constitución incorpora una nueva forma de entender los principios que sustentan el modelo político, económico y social existente en el país. Disfuncional y obsoleto modelo que ha tenido que aceptar, por ejemplo, la controversial economía privada como forma de gestión del capital desligada del control gubernamental. En fin, la legitimidad que tanto necesita la actual fórmula del poder en Cuba transita por un reconocimiento poblacional a un modelo del pensar Cuba que no es ni remotamente parecido al de 1976, pero tendremos que esperar las leyes complementarias que, sin dudas, establezcan nuevas reglas del juego, tal vez menos agresivas, pero seguro igual de intolerantes con lo diferente o disidente.
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El fin de la era Castro en Cuba
Casi nadie en Cuba puede recordar una vida sin los Castro. Desde el 19 de abril de 2018, ya no habrá un Castro al frente del Estado. Durante casi 60 años, los hermanos Fidel y Raúl gobernaron el país con mano de hierro.
Imagen: Reuters
1959 - La revolución triunfa
Los rebeldes liderados por Fidel Castro llegan al poder tras huir el dictador Fulgencio Batista en enero. EE.UU. reconoce al nuevo gobierno. Pronto "leyes revolucionarias" (como la reforma agraria) afectan a empresas estadounidenses. En diciembre, el presidente republicano Dwight D. Eisenhower aprueba un plan de la CIA para derrocar a Castro en un año y sustituirlo por "una junta amiga de EE. UU."
Imagen: AP
1960 − Nacionalizaciones y acercamiento a la Unión Soviética
Eisenhower prohíbe la exportación a Cuba (salvo alimentos y medicinas) y suspende la importación de azúcar. Cuba responde nacionalizando bienes y empresas estadounidenses, y estableciendo relaciones diplomáticas y comerciales con la Unión Soviética. En el funeral de las víctimas de la explosión del vapor "La Coubre" (foto), que Cuba achacó a la CIA, Castro lanza su consigna "¡Patria o Muerte!"
Imagen: AP
1961 − Ruptura e invasión
EE. UU. rompe relaciones diplomáticas con Cuba y cierra su embajada el 3 de enero. Tras una serie de bombardeos a aeropuertos e incendios en tiendas de los que Cuba acusa a EE. UU., Fidel Castro proclama el carácter socialista de la revolución el 16 de abril. Del 17 al 19, cubanos entrenados por EE. UU. intentan infructuosamente invadir la Isla por Playa Girón y Playa Larga, en Bahía de Cochinos.
Imagen: AP
1962 - La crisis de los misiles
En 1960, Kruschev dijo: “No sé si Fidel es comunista, pero yo soy fidelista”. Moscú reanudó las relaciones diplomáticas con La Habana e incrementó el apoyo. La Unión Soviética instaló bases de misiles nucleares en Cuba. Eso desencadenó la “crisis de los misiles”. Moscú cedió a la presión de Kennedy a cambio de que EE.UU. no invadiría a Cuba y desmantelaría sus bases nucleares en Turquía.
Imagen: imago/UIG
1971 – Fidel Castro en Chile
El episodio de Bahía Cochinos aceleró la proclamación del carácter socialista, marxista-leninista, de la revolución. Cuba terminó siendo expulsada de la Organización de Estados Americanos. Castro quedó aislado en el continente, pero no indefinidamente. Castro fue recibido en Chile por el presidente Salvador Allende (foto), que fue derrocado por Augusto Pinochet en 1973.
Imagen: AFP/Getty Images
1989 – La hora de la Perestroika
La llegada al poder de Mijail Gorbachov en Moscú marcó el inicio de la era del Glasnost y Perestroika. La Cortina de Hierro comenzó a caer en pedazos y el imperio soviético terminó derrumbándose. Cuba perdió a su principal base de sustento exterior, sumiéndose en una aguda crisis. Miles de cubanos intentaron huir a Miami en precarias embarcaciones. Muchos vaticinaban el fin del régimen castrista.
Imagen: picture-alliance/dpa
1998 – Primera visita papal
Un decreto de Pío XII prohibía a los católicos el apoyo a los regímenes comunistas. En virtud del mismo, el Vaticano había excomulgado a Fidel Castro en enero de 1962. Pero las décadas pasaron y, luego del término de la Guerra Fría, llegó el momento del acercamiento: en 1996, Castro visitó al Papa Juan Pablo II y éste retribuyó la visita dos años más tarde, en un gesto considerado histórico.
Imagen: picture-alliance/AP/Michel Gangne
2002 - Fidel Castro y Jimmy Carter juegan béisbol
Desde que Estados Unidos impuso su embargo comercial, económico y financiero en 1962, hubo pocos momentos de distensión entre Washington y La Habana. Uno de los pocos signos en esa dirección fue el viaje del expresidente estadounidense Jimmy Carter en 2002, motivado por la intención de encontrar puntos de acercamiento. Tampoco sus buenos oficios provocaron cambios sustanciales en Cuba.
Imagen: Adalberto Roque/AFP/Getty Images
2006 - Fidel y Hugo
Desde los años 90, Cuba dejó de ser vista como un peligroso exportador de revoluciones. Con el estrepitoso derrumbe del bloque del Este, las ideologías de izquierda naufragaban. Pero en Venezuela llegó al poder un nuevo dirigente dispuesto a propagar la “Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, declarado admirador de Fidel Castro, le dio a La Habana un efectivo respaldo, también en lo económico.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb
2006 - La entrega del poder
La enfermedad forzó a Fidel Castro a abandonar el poder. En 2006, lo dejó en manos de su hermano Raúl, garante de que no habría vuelco radical en un sistema que, pese a los avances en educación y salud, cobró un alto precio: falta de libertad y represión. Mientras afloraban los primeros cambios, Castro se fue despidiendo de a poco, defendiendo hasta el final su visión desde las páginas del Granma
En diciembre de 2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas. Obama visitó Cuba en marzo de 2016. Habían pasado 88 años desde la última vez que un presidente estadounidense viajara a la isla. EE. UU. retiró a Cuba de la lista de terrorismo y el deshielo comenzó a afianzarse.
Tantas veces anunciada y denegada, pocos creyeron la noticia de su fallecimiento en un primer momento. No obstante, el 25 de noviembre de 2016, los bares empezaron a cerrar y las reuniones callejeras se dispersaron cuando corrió el rumor de su deceso. Durante años, Castro desmintió a quienes lo daban por muerto publicando fotografías o artículos de opinión de innegable actualidad.
Imagen: Getty Images
2018 – La sucesión
Después de 10 años, Raúl Castro se retira del poder. El 19 de abril, el Parlamento cubano elige a un sucesor que por primera vez en casi 60 años no lleva el nombre de Castro. Sin embargo, los analistas sostienen que es poco probable que el curso político en Cuba cambie tan pronto.