Un informe dado a conocer por el Banco de España resume la situación de modo inmejorable: para los países en desarrollo, dice el documento, las remesas de emigrantes "constituyen una de las fuentes más importantes de captación de recursos del exterior".

La institución especifica, asimismo, que en 2005 el flujo de remesas internacionales a los países en desarrollo alcanzó los 169 mil millones de dólares, "y están creciendo a tasas superiores al 10 por ciento en la mayoría de las regiones receptoras."

En la mira de los bancos

En contraste, la institución bancaria encuentra que "el floreciente mercado de remesas está dominado, a escala global, por un escaso número de operadores no bancarios, las llamadas empresas remesadoras, que controlan 90 por ciento de las transacciones." Y continúa: "en Estados Unidos, por ejemplo, los bancos controlan apenas el 3 por ciento de las transacciones de remesas entre ese país y México."

De hecho, el estudio es en parte un largo alegato en contra de este esquema. Una reforma, dice, otorgaría mayor participación precisamente a los bancos en el jugoso mercado de las remesas.

El informe incluye además una serie de ejercicios econométricos destinados a establecer el posible impacto de las remesas en la balanza de pagos española. En este último tema no hay conclusiones concretas, pero se le otorga suficiente importancia estratégica como para proseguir las investigaciones.

Remesas, a la carga

La investigación del Banco de España ilustra la manera como ha crecido este flujo de capitales en el caso español. En 1994, dice el informe, 13,7 por ciento del total de envíos de remesas desde España tenían como destino a algún país latinoamericano. Diez años más tarde, el porcentaje casi se había triplicado, alcanzando un nivel de 50,5 por ciento.

Hoy, la organización Remesas.org -dedicada a ponderar el papel de estos envíos en la economía global- estima que 69,5 por ciento de las remesas que salieron de España fueron a parar a países de América Latina. Esto convierte a España, por mucho, en el segundo país de donde parten más remesas latinoamericanas hacia la región (el primero es Estados Unidos).

Remesas y balanza de pagos

Indicadores alternativos sobre la evolución en los pagos de remesas, originados también en el Banco de España, consideran que Ecuador es el país latinoamericano que más pagos de remesas provenientes de España captó en 2001, con 598,2 millones de euros. Le siguen Colombia, con 407,9 millones de euros, y República Dominicana, con 108,9 millones de euros para ese año.

Estadísticas más recientes, y cambios en la metodología para dicha medición, determinan que este mapa registre algunas fluctuaciones. Mientras en 2003 Colombia y Ecuador se encontraban prácticamente en el mismo porcentaje dentro de las remesas enviadas desde España, para 2005 Colombia ya tomaba la delantera con 969 millones de dólares en remesas enviadas en España.

La cifra más relevante, sin embargo, no es ésa sino el aumento de cientos de millones de dólares que tanto Ecuador como Colombia registraron en las remesas recibidas desde España, tan sólo entre 2004 y 2005.

Factor de estabilidad

Algunos organismos no gubernamentales consideran que la cantidad de remesas enviadas desde España a Latinoamérica es tal, que de ellas depende la estabilidad de algunos países.

Para fundamentar esta hipótesis, los investigadores en materia económica no toman en cuenta la cantidad de millones de dólares enviados, ni la proporción que éstos ocupan dentro del total de remesas que parten desde España, sino el porcentaje que corresponde a las remesas dentro del Producto Interno Bruto de cada nación.

Bolivia es el país latinoamericano cuya estabilidad económica es más dependiente de las remesas enviadas desde España: éstas constituyen el 5,6 por ciento del PIB nacional, mientras que en Ecuador solamente equivalen al 3,6 por ciento.

Los estudios consultados coinciden en que el envío de remesas es un tema cuya dimensión aún escapa a los métodos actuales. Sin embargo, es posible detectar tendencias y establecer conclusiones claras. La primera, ineludible, es que los emigrantes latinoamericanos son un factor cuya importancia crece y se diversifica dentro de la economía global.

La emigración no solamente contribuye de manera importante a la estabilidad económica de sus países de origen; además, conforma un mercado tan enorme que despierta interés en organismos rectores de la banca internacional. Como lo demuestra el Bando de España, las remesas pueden repercutir de manera importante en la economía de algunas regiones más desarrolladas.