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Dios en el cerebro

16 de febrero de 2003

¡Dios vive! Para ser más exactos, en nuestro cerebro, entre lóbulo parietal y sistema límbico. Lo afirman científicos estadounidenses que examinan qué partes del cerebro están activas al tener experiencias religiosas.

La "neuroteología" estudia la facultad de percibir lo divino.Imagen: AP

"El idiota" de Fédor Dostoievski es epiléptico, igual que su autor. Como poco antes de sus ataques epilépticos solía tener revelaciones divinas, para la llamada "neuroteología" se convirtió en un punto de referencia. Esta ciencia examina desde hace pocos años qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando tenemos experiencias religiosas.

Vilayanur Ramachandran, director del "Centro del cerebro y de la cognición" de la Universidad de California, examina a epilépticos que tienen daños en el lóbulo temporal, una región cerebral importante para el sentimiento y el recuerdo. Se observó que algunos de estos epilépticos a veces tienen experiencias espirituales. Por ejemplo, durante sus ataques, creen por fin entender la verdadera naturaleza del cosmos. Para Ramachandran, estos enfermos representan sólo un extremo, porque todos los cerebros humanos estarían construídos de tal manera que pueden experimentar lo "espiritual", según lo cita el Financial Times.

Divinidad en el campo magnético

La epilepsia equivale, en pocas palabras, a una tormenta eléctrica en el cerebro. Entonces: ¿se pueden provocar desde afuera las revelaciones que algunos epilépticos viven durante los ataques? Michael Persinger, neurólogo en la Universidad Laurentian de Canadá, realizó un experimento para comprobarlo.

Construyó un casco que produce campos electromagnéticos débiles. Con él estimuló regiones del cerebro de algunos voluntarios. Los resultados son sorprendentes: cuatro de cinco personas tuvieron vivencias "espirituales", como indica el Washington Post. Muchos sintieron un ente sobrenatural en su entorno; unos lloraron, otros afirmaron que Dios los había tocado, otros sintieron miedo y hablaron de demonios y espíritus malignos.

En éxtasis

Por otro lado, no siempre son estímulos físicos los que provocan estas experiencias. Los radiólogos Andrew Newberg y Eugene d'Aquili, de la Universidad de Pennsylvania, invitaron a monjas franciscanas y monjes budistas a orar y a meditar. Cuando alcanzaron un estado de éxtasis, los científicos examinaron con ayuda de un líquido de contraste qué regiones del cerebro estaban activadas y cuáles "dormidas".

En los dos grupos, los científicos pudieron observar el mismo fenómeno: la parte posterior del cerebro, el lóbulo parietal, estaba casi "desactivado". Con este lóbulo normalmente se destingue entre el yo y el entorno. Newberg sospecha que la "desactivación" de esta región es la causa por la que la gente en éxtasis se siente "una con el universo". Pero Newberg no sólo responsabiliza al lóbulo parietal de la espiritualidad, sino también al sistema límbico con el lóbulo temporal.

¿Prueba la existencia de Dios?

Por diferentes que sean los resultuados, una cosa une a la mayoría de los científicos: no pueden probar ni la existencia de Dios ni lo contrario. Al fin y al cabo nadie sabe distinguir entre causa y efecto: ¿Se cree en Dios porque el cerebro está sometido a cambios neurológicos? ¿O es al revés, que el cerebro fue construído así por Dios para que podamos entrar en contacto con Él? Los teólogos añaden que las experiencias místicas en sí todavía no tienen nada que ver con la religión. El teólogo alemán Ulrich Eibach dijo en una entrevista con la revista "Gehirn & Geist" ("Cerebro y Espíritu"): "Si se produce artificialmente un 'sentimiento místico', ¡no es que se produzca un contenido religioso! Para que de la emoción se desarrolle creencia o religión, hay que asimilar mentalmente lo vivido."