Hungría: discurso público incendiario y presión a la prensa
25 de septiembre de 2025
El estado actual del debate público en Hungría se puede ver claramente en un video que publicó en Facebook el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Bajo el título de "Principales fabricantes de noticias falsas", en él se muestran los rostros de 22 periodistas de medios húngaros.
Listas de personas o de medios indeseables no son nada nuevo en la Hungría cada vez más autoritaria de Orbán. Sin embargo, el tono se está volviendo cada vez más duro, pese a que aún falta más de medio año para las próximas elecciones parlamentarias.
Debate público extremadamente álgido
La semana pasada, el suicidio del jefe policial de la ciudad de Hodmezövasarhely impactó hondamente a la sociedad. Días antes, había sido atacado por un periódico local cercano al Fidesz (Unión Cívica Húngara), el partido de Orbán, por autorizar una manifestación crítica con el Gobierno. No está claro hasta qué punto esta trágica muerte está relacionada con el ataque, pero es notorio que los debates políticos se están volviendo cada vez más acalorados.
"Desde hace mucho tiempo el discurso público es cada vez más agresivo: los políticos polarizan el debate, deshumanizan a otros grupos e inundan con mensajes propagandísticos financiados con el dinero de los contribuyentes", dice a DW Gabor Polyak, experto en derecho y medios de la Universidad Eötvös-Lorand, en Budapest.
Según las estimaciones de los organizadores, al menos 50.000 húngaros salieron a las calles de Budapest durante el fin de semana para protestar contra la violencia. Con el lema "¡Aire! ¡Defendamos espacios públicos libres y un debate público limpio!", el colectivo teatral Loupe convocó a una manifestación no partidista.
Según Tamas Lengyel, cofundador de Loupe, el motivo de la manifestación fueron los letreros omnipresentes del gobierno, que durante más de diez años vienen agitando con discursos de odio contra diversos "enemigos", desde refugiados hasta el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
"Miles de millones de dólares de los contribuyentes se gastan en desinformación y propaganda", dijo Lengyel a DW.
Culto a la personalidad
A pocos kilómetros de la manifestación organizada por Loupe, el primer ministro Orbán había tenido un acto de campaña el día anterior, en el que volvió a advertir contra los supuestos enemigos de Hungría. Hay partidos, organizaciones no gubernamentales y medios, según el dirigente, "que solo esperan implementar las órdenes de Bruselas". Ellos serían los responsables de las agresiones y campañas de desprestigio contra "artistas, medios de comunicación y partidos cristianos y nacionales".
En el mismo acto, Orbán se tomó una selfi con el responsable de un blog de ultraderecha donde Peter Magyar, líder de la oposición, es insultado regularmente como un insecto. Según las encuestas, el partido Respeto y Libertad, encabezado por Magyar, tiene buenas posibilidades de ganar las parlamentarias de la primavera boreal de 2026 y, por tanto, se encuentra en la mira del entramado mediático de Fidesz.
A este aparato pertenecen también blogs progubernamentales e influencers. Un ejemplo es el canal de YouTube del rapero y fan de Orban Laszlo Pityinger, donde suelen referirse al jefe del gobierno como "Don Veto", en referencia a la política de bloqueo de Hungría en la Unión Europea y al personaje de la novela "El padrino", Don Vito Corleone.
Un estudio del think tank Political Capital, con sede en Budapest, muestra que en Hungría se gastaron alrededor de 5,6 millones de euros en publicidad política solo en Facebook, el 85 por ciento de los cuales provinieron de sectores cercanos al gobierno.
Poder mediático abrumador
El dominio de Fidesz en los llamados "medios tradicionales" es aún más abrumador: el medio estatal MTVA, al que Orbán controla desde hace algún tiempo, recibió fondos públicos por 205 millones de euros en el primer semestre de 2025. Numerosos portales de noticias privados y periódicos regionales están en manos de empresas afiliadas a Fidesz, y el principal organismo supervisor estatal, el Consejo de Medios, está integrado por simpatizantes del partido.
Esta es una de las razones por las que la oenegéReporteros Sin Fronteras (RSF) acusa "presiones políticas, económicas y regulatorias" sobre los medios. En el Índice de Libertad de Prensa de RSF, Hungría ocupa ahora el puesto 68 entre 180 países. Cuando Orbán comenzó su segundo mandato en 2010, tras cuatro años en la oposición, Hungría estaba en el lugar 23.
Dado el control mediático y el endurecimiento del discurso, no se espera que el debate público cambie de tono en los próximos meses. El experto en medios Gabor Polyak considera que el principal responsable de este deterioro es el partido gobernante, que ha hecho de la retórica inflamada su principal característica. "Llevamos casi diez años viviendo en una campaña electoral permanente, el partido ya no puede funcionar de otro modo".
Por eso, Polyak espera que en los meses previos a las elecciones de 2026 el tono sea aún más duro. "Será ruidoso, agresivo y brutal", vaticina.
(dzc/cp)