En Chemnitz, las noticias falsas en la red han desatado disturbios. Los eventos en Sajonia son un ejemplo de lo que pueden hacer las mentiras en Internet.
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Desde hace nueve años, Torsten Kleditzsch es jefe de redacción de Prensa Libre en Chemnitz, el más grande periódico de Sajonia, pero los últimos días se cuentan para sus periodistas, sin duda, entre los más duros. Tras registrarse una muerte durante las fiestas de la ciudad, circularon en la red rumores sobre un intento de violación y un segundo muerto. Kleditzsch y sus colegas intentan desesperadamente refutar estas noticias falsas. Al final, sin éxito: "En este caso nos han desbordado, incluso el buen trabajo periodístico tiene sus límites cuando se trata de desmentir un rumor que ya está difundido por el mundo".
Desbordado significa que al día siguiente grupos de extrema derecha protagonizan disturbios en Chemnitz, son atacados los extranjeros y se lanzan botellas a la Policía. Berlín condena enérgicamente los acontecimientos. Se producen más manifestaciones. Y periodistas como Kleditzsch se dan cuenta de que están perdiendo frente a lectores y usuarios la batalla contra las noticias falsas a pesar, o quizá precisamente debido a, la observancia de todos los estándares periodísticos. "Hicimos el trabajo periodístico clásico, contactamos a nuestras fuentes -la Policía, las autoridades investigadoras, la ciudad, los organizadores de las fiestas- y salimos a la calle para ver por nosotros mismos lo que está sucediendo".
Cuando se trata de 'fake news' ('noticias falsas' en inglés), es un poco como el cuento clásico del conejo y el erizo. La información incorrecta siempre está ahí. Y, para algunos usuarios, los medios ya han perdido la carrera. Además, como periodistas vamos a tientas: "Si desmientes un rumor con hechos, automáticamente difundes más el rumor y lo que queda, al final, no es solo la negación, sino el rumor", explica Torsten Kleditzsch.
¿Buscar y eliminar noticias falsas?
El investigador de los medios Stephan Weichert está muy familiarizado con estas teorías. El profesor de Periodismo y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Macromedia en Hamburgo tiene una opinión clara: "La información falsa debe ser etiquetada como 'fake news' y esta es la tarea del periodismo, simplemente porque no hemos encontrado una solución adecuada en el tratamiento de este tipo de noticias". Pero esto no es suficiente. "Las noticias falsas no solo deben etiquetarse, sino también eliminarse de plataformas como Facebook, y los usuarios que difunden la desinformación deben ser procesados".
La presión que se da entre los periodistas para publicar sus historias lo antes posible no es, según Weichert, nada nuevo: "También los reporteros de radio o televisión de hace treinta años querían lograr la exclusividad". Sin embargo, sigue siendo válido el mismo principio: "La calidad periodística y el trabajo profesional llevan su tiempo, como lo necesita un artesano para alicatar un baño". Los periodistas no deberían ceder ante el reflejo de transmitir información lo más rápido posible. Porque puede desarrollar su propia dinámica, con consecuencias y riesgos incalculables: "Se puede poner a la gente en riesgo o hacer que se vean afectadas las investigaciones de las autoridades".
La exactitud choca con la rapidez
Los eventos en Chemnitz son para Weichert un ejemplo aterrador de lo que sucede cuando se dan por hecho simples conjeturas y se difunden masivamente. Sin embargo, su consejo para los periodistas es: "Exactitud antes que rapidez. Siempre tener dos fuentes. Y nunca ceder a la presión de lograr la exclusividad". Los periodistas siempre tienen que verificar su investigación. "O sea, preguntar: ¿de dónde vienen estos datos? ¿Pueden no ser ciertos?". También es muy importante la transparencia de su propio trabajo: "Los periodistas tienen que decir cuando no tienen ninguna información confirmada de manera que el usuario sepa en qué etapa de la investigación están", afirma Weichert.
El editor en jefe del Freie Presse, Torsten Kleditzsch, probablemente seguirá teniendo que lidiar con noticias falsas en el futuro cercano. Ya ha probado con éxito una receta: investigar tan bien que a nadie se le ocurra la idea de sacudir la verdad. "Nuestra región de Chemnitz y Zwickau fue el refugio más importante para los criminales de la red clandestina nacionalsocialista NSU. El comité editorial ha establecido la tarea de que nadie debería saber más sobre esta red que nosotros… ¡con éxito!".
Autor: Oliver Pieper (LGC/VT)
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Diez cadáveres de la era internet
El fin del mp3 es solo un eslabón más en la larga lista de servicios que han muerto a medida que la tecnología y los gustos han ido mutando. ¿Recuerda hoy alguien al ICQ, a los fotologs? Nosotros sí.
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Netscape, el navegador de la prehistoria
Cuando no había Google Chrome ni Mozilla, la pelea por servir de navegadores a los usuarios del internet primigenio la daban Internet Explorer y Netscape. El primero, obra de Microsoft, era visto como una imposición del monstruo de los computadores. Netscape se erigió en la alternativa, pero fue devorado por IE, que acaparó el 98 por ciento del mercado. En febrero de 2008 Netscape murió.
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Sin Hotmail no había paraíso
Hace 21 años nació Hotmail, la primera plataforma de correo electrónico de alcance mundial. Su éxito duró largos años hasta que apareció Gmail, que ofrecía mayor capacidad de almacenamiento y creó un concepto nuevo: la posibilidad de no borrar los correos viejos. En 2012 Gmail superó a Hotmail, que ahora se llama Outlook y tiene 400 millones de usuarios, menos de la mitad de los que suma Gmail.
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ICQ, la flor del chat
ICQ es viejo-viejo. Era un servicio que servía para comunicarse vía chat con una persona determinada, sin tener que estar en salones plagados de otros chateadores. Era una especie de Whatsapp de la prehistoria misma de Internet. Fue creado en 1996 y comprado por AOL en 1998. Si bien dice tener hoy más de 30 millones de cuentas activas, encontrar a un usuario de ICQ es poco menos que un milagro.
No te mueras nunca, mp3
Hasta antes del mp3, escuchar música implicaba cargar un engorroso reproductor de CDs y llevar un estuche con todos los discos. Esta creación del Instituto Fraunhofer hizo que la música fuera portable y simplificó los procesos de descarga en internet, revolucionando totalmente el mercado. Sus creadores anunciaron que dejarán de trabajar con ese formato para privilegiar otros más modernos.
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Napster, ideal para melómanos
Precisamente gracias al surgimiento del mp3 aparecieron plataformas como Napster, donde los usuarios podían descargar todo tipo de música. Esto generó fuertes controversias por los derechos de autor, asuntos legales que terminaron minando la fuerza de Napster. Se relanzó en 2008 y fusionó con otra empresa en 2011. Pero ya nada era igual.
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Fotolog, un Facebook más feo
A comienzos de este siglo los adolescentes compartían sus vivencias en Fotolog, un blog donde se podían compartir fotografías. Era como Facebook, pero más rústico y con muchas menos prestaciones. En realidad, la comparación le queda muy grande. En Fotolog, los muchachos publicaban pensamientos, selfies y toda clase de intrascendencias. Como llegó, se fue.
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Encarta, víctima de Wikipedia
Microsoft ofrecía una serie de servicios, entre ellos Encarta, un intento de enciclopedia virtual que se usaba en los computadores y que era la favorita de los escolares más aficionados a las nuevas trecnologías, porque en esa época eran nuevas. Pero la enorme cantidad de datos erróneos y el surgimiento de Wikipedia relegó a Encarta al olvido. Su última versión es de 2009. RIP.
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MSN Messenger, cómo olvidarte
Antes de Whatsapp, antes de Telegram, antes de Google Talk (QEPD también) estuvo Messenger. Sus íconos verdes o rojos nos indicaban si nuestros amigos estaban conectados o no. Conversar poniendo smileys se tornó tradición entonces. Era una plataforma simple, amigable y estable. Pero Google la borró del mapa y Facebook terminó por sepultarla. Pero te recordamos, Messenger. Con amor.
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Altavista, el buscador desaparecido
Cuando Google no existía, navegar por internet podía ser caótico. Las webs estaban alojadas en barrios (en Geocities, por ejemplo) y los primeros buscadores encontraban bastante poco, en realidad. Uno de los buenos era Altavista. Había otros: Excite, por ejemplo. Pero todos fueron relegados cuando Google impuso su potencia. En 2013, Altavista pasó a mejor vida.
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Disquete, rústicos y pobres
Pensar que en un disquete podía almacenarse 1,44 mb puede provocar una carcajada. Pero era lo que había a comienzos de siglo e imaginar algo distinto no era una posibilidad. Por eso había que andar con muchos de ellos. Decenas, a veces, para guardar apenas un archivo. Los CDs, los pendrives y otras formas de almacenaje más eficientes terminaron sacando a los disquetes de este mundo. Por suerte.