"Me molesta. Cuando oigo ciertas palabras, me duele. Cuando dicen que quieren 'limpiar', ¿qué quieren decir? ¿Limpiar qué? ¿Limpiar a quién? Yo entiendo que se refieren a mí. Porque crecí en los banlieues".

Ésas fueron las palabras de dolor de un campeón del mundo francés, después de que el conflicto entre la policía francesa y los habitantes de los barrios periféricos parisinos se saldara con una tragedia mortal y derivara en violencia.

Y no son las palabras de la actual superestrella francesa Kylian Mbappé, ni se refieren a la muerte de Nahel M., el joven de 17 años tiroteado por la policía tras intentar huir de un control de tráfico en el suburbio de Nanterre, al oeste de París, la semana pasada, o a los disturbios que se han producido desde entonces en todo el país.

Estas son palabras del ex internacional francés Lilian Thuram, y son de 2005, después de que las muertes de Zyed Benna (17 años) y Bouna Traore (15 años), electrocutados tras esconderse de la policía en una central eléctrica en el lado opuesto de París, en Clichy-sous-Bois, provocaran un desorden público similar.

En las casi dos décadas transcurridas desde entonces, poco ha cambiado en la relación entre el Estado francés, sus fuerzas policiales y algunos de sus ciudadanos más desfavorecidos. La pobreza, la violencia, la desconfianza, la privación de derechos, el desempleo, la delincuencia y, subrayando todo ello, el racismo, todo permanece.

Pero hay un aspecto diferente. En 2005, Thuram, miembro del famoso equipo multicultural de Francia que había ganado el Mundial solo siete años antes, fue la única voz entre los futbolistas franceses destacados que se refirió al malestar social en las zonas en las que muchos de ellos habían crecido. Incluso Zinedine Zidane, el miembro más sobresaliente e icónico de aquel equipo y que creció en la tristemente célebre urbanización marsellesa de La Castellane, guardó silencio.

En 2023, sin embargo, Les Bleus han encontrado su voz.

Cómo reaccionaron los futbolistas franceses a los recientes disturbios

"Un joven baleado a quemarropa por un policía por no someterse a un control, esa es la realidad y es dramática”, escribió el defensa del Barcelona Jules Kounde, nacido en París pero criado cerca de Burdeos.

"Una bala en la cabeza. Siempre son los mismos para los que equivocarse significa morir", declaró el guardameta del AC Milan Mike Maignan, nacido en la Guayana Francesa, pero que comenzó su carrera futbolística en Villiers-le-Bel, un suburbio del norte de París.

"Nahel podría haber sido mi hermano pequeño. Se me rompe el corazón cuando oigo a su madre porque oigo la voz de mi madre", escribió el centrocampista del Real Madrid Aurelien Tchouameni, en una emotiva carta abierta.

Mbappé, capitán de la selección nacional y superestrella del París Saint-Germain, escribió solo seis palabras: "J'ai mal à ma France" (mi Francia me duele) antes de publicar un comunicado más largo en nombre de toda la selección. En él, los Bleus expresaban su comprensión por el enfado, pero apelaban al fin de la violencia.

¿Han dado voz las redes sociales a los futbolistas franceses?

¿Qué ha cambiado? Para Steve Marlet, ex delantero de Lyon, Fulham, Marsella y Wolfsburgo, que también disputó 23 partidos con Francia entre 2000 y 2004, los jugadores de hoy en día simplemente disponen de mejores herramientas de comunicación.

"También opinábamos sobre temas de actualidad, pero la gran diferencia es que no teníamos acceso a las redes sociales", explica al diario francés 20 Minutes. "Entonces, si hubiéramos querido reaccionar, habríamos tenido que ponernos en contacto con un periodista. Pero hoy, los jugadores pueden formular una reacción en un par de minutos en el salón de su casa y transmitirla al mundo".

Pero, ¿alguien escucha?

Los jugadores han tomado la palabra. Pero, como se preguntaba esta semana la revista francesa de fútbol SoFoot, "¿alguien les ha escuchado?".

El sociólogo deportivo Patrick Mignon, investigador del Instituto Nacional del Deporte, la Experiencia y el Rendimiento de Francia (INSEP, en París, explica a DW que, tradicionalmente, los futbolistas no han sido considerados en Francia como figuras con mucho que decir. Respetados y admirados por sus proezas deportivas, tal vez, no con la misma categoría moral o social que a veces se concede a los atletas en Alemania o el Reino Unido.

Sin embargo, si bien los futbolistas franceses han encontrado sus voces como modelos a seguir, no es su función abordar los muchos problemas sociales que enfrenta la sociedad francesa o cerrar la brecha entre la policía y algunos de los ciudadanos más desfavorecidos del país.

En los barrios, "hay reglas según las cuales respondes a la agresión con agresión. Y los chicos sienten que son el blanco de la agresión", dijo Lilian Thuram en 2005. "Estoy triste por ellos, pero debemos reflexionar. A menudo, sus ídolos son futbolistas. Lo cual está bien. Pero también necesitan otros ídolos".

(gg/rml)