El "no" francés y holandés a la Constitución Europea fue sólo el principio. Una vez acordada la suspensión temporal del proceso ratificación de la Constitución, llegó el segundo golpe. Bajo el liderazgo del Reino Unido, Holanda y Suecia se unieron a la iniciativa de Londres para bloquear el marco fiscal de la UE para el período entre los años 2007 y 2013. Al final también se les unieron España y Finlandia, quienes temen perder demasiado rápido las ayudas a sus regiones más desfavorecidas, ante la necesidad de apoyar a los 10 nuevos miembros del este europeo, con importantes rezagos en su desarrollo económico.

Ahora todos se echan la culpa del impasse europeo, pero nadie asume la responsabilidad. Sin embargo, quien da la cara es precisamente Luxemburgo, alumno ejemplar del proceso de integración europeo y su Primer ministro.

De poco ha servido que Jean-Claude Juncker, bajo cuya presidencia se ha consolidado la crisis de la Unión, sea un ferviente europeísta. La coincidencia de su presidencia y de la crisis fue meramente casual. No obstante podría significar el final amargo del dulce sueño de Juncker de convertirse en el primer Presidente formal de la UE, un cargo que contemplaba precisamente la Carta Magna.

Debate fundamental

Ante la crisis, la UE requiere un debate que retome las raíces de la integración. Se trata de preguntas tan básicas como si dar prioridad a la unión política o la económica. Son los pilares bajo los cuales se definirá la dirección hacia la cual se dirigirán los ahora 25 integrantes y posiblemente los 30 del futuro.

Por lo pronto, Juncker confiesa que teme que la tradicional Europa de la integración pueda estar cediendo ante una nueva generación de políticos menos convencidos de los beneficios de la Unión.

"Europa es inmadura"

Diez días antes de terminar Jean Claude Juncker adelantó frente al Parlamento Europeo el balance sobre su presidencia de turno. Juncker afirmó que "la crisis" que vive Europa "es profunda", lo que demuestra que "no está madura, sino todavía en pubertad".

Mientras que los nuevos países miembros sí demuestran un "auténtico espíritu europeísta", Juncker responsabiliza directamente a Tony Blair de los problemas de la Unión. La parálisis del presupuesto, precedida por la paralización de la Constitución, pesa mucho más que los logros como una reforma del Pacto de Estabilidad y el reforzamiento de la política exterior de la UE.

Irónicamente, precisamente el Reino Unido asume la presidencia de turno de la mano de Luxemburgo.

Pero la mala racha para este político podría continuar. Según los expertos, Luxemburgo se perfila como el siguiente país que rechazará la Carta Magna europea. Si gana el "no" en el referéndum del próximo 10 de Julio Jean-Claude Juncker ya avisó que dimitirá como Primer ministro de su país.