Al menos tres personas han muerto en el incendio que mantiene varios frentes abiertos en la capital de la isla de Madeira, Funchal, y que ha provocado el desalojo de un millar de afectados.
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Otra persona permanece desaparecida tras los devastadores fuegos declarados el lunes y que durante la pasada noche avanzaron hasta el centro histórico de Funchal, donde numerosas viviendas han quedado calcinadas.
Las llamas se propagaron en las últimas horas por el efecto del viento y del calor, hasta aproximarse a la histórica Baixa de la capital, donde los efectivos de bomberos y militares, algunos de ellos enviados de Lisboa, trabajan para frenar el avance del fuego, ayudados por los vecinos y numerosos voluntarios.
Funchal, con unos 120.000 habitantes, es una ciudad con una geografía muy escarpada que dificulta las labores de extinción y que en esta época del año acoge a miles de turistas.
Aeropuerto de Funchal afectado por vientos, humo y llamas
El aeropuerto de la ciudad, uno de los más transitados de Portugal, llegó a cancelar varios vuelos debido al fuerte viento que aviva las llamas y también se cortaron varias carreteras.
Además del de Madeira, la Autoridad Nacional de Protección Civil (ANPC) informó hoy de que en Portugal continental continúan activos doce grandes incendios, todos ellos en el centro-norte del país.
JOV (efe, tagesschau)
SOS Canadá
Desde hace días, Canadá lucha contra "La Bestia“, nombre con el que se bautizó al incendio que afecta al país. Más de 100.000 personas fueron evacuadas y, aunque la situación parezca más tranquila, el peligro persiste.
Imagen: Reuters/C. Wattie
Una esperanza
Soldados del ejército persiguen el devenir de las llamas con la ayuda de helicópteros. Actualmente las temperaturas han bajado y hubo una fina lluvia que algo ayuó. Un halo de esperanza en Fort McMurray, donde la superficie incendiada es el doble que la de Hamburgo.
Imagen: Imago/UPI Photo
Ayudantes con falta de aire
Una policía revisa los vehículos en la autovía de entrada a Fort McMurray. Todos sus habitantes tuvieron que abandonar la ciudad, permaneciendo solo policías, bomberos y fuerzas de primeros auxilios.
Imagen: Getty Images/S. Olson
El mundo se desvanece en humo
Por todas partes se trata de mantener el fuego bajo control. En los últimos días parecía una lucha sin sentido. Desde el domingo, sin embargo, los incendios se están extendiendo más lentamente que lo temido.
Imagen: Reuters/RCMP
Agradecimientos
La conductora de autobús Della Joseph ayudó a muchos ciudadanos de Fort McMurray a escapar de las llamas. Una de las personas que salvó le muestra su agradecimiento con una rosa en las dependencias destinadas a la atención de emergencias.
Imagen: Reuters/T. Seguin
Cada uno ayuda como puede
Muchos de los más de 80.000 habitantes de Fort McMurray dejaron atrás casi todas sus pertenencias al escapar de las llamas. La atención de sus vecinos es para ellos un pequeño consuelo.
Imagen: Getty Images/S. Olson
Tierra quemada
Según los primeros cálculos, en la ciudad hay por lo menos 1600 edificios destrozados. Nadie sabe cuándo podrán regresar sus habitantes. “Se cerró el gas, la red eléctrica está averiada y en gran parte de la ciudad no hay ni corriente ni agua potable”, explicó la jefa de Gobierno de la provincia de Alberta.
Imagen: Getty Images/S. Olson
Sin pausa
Los nuevos héroes de Canadá: la mayoría de las fuerzas de rescate están trabajando desde hace una semana. No hay tiempo para pausas y los expertos dicen que para la extinción total de las llamas aún pasarán semanas.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Burston
Devorados por las llamas
¿Se ha quemado mi casa? Muchos usan las cámaras de vigilancia para saber si el fuego ha afectado a sus domicilios. James O ´Reilly huyó de la ciudad con el coche y en su móvil pudo ver como su salón ardió en pocos minutos.
Imagen: Reuters/Handout James O'Reilly
Perseguidos por el fuego
La policía organizó un convoy de automóviles para evacuar a los habitantes de las zonas de peligro. Algunos fueron al norte porque era seguro, pero también las llamas llegaron hasta allí.
Imagen: Imago/PanoramiC
Salvados
Michael Sadowsky y su novia Josie Graham pertenecen al grupo de los afectados al norte de Fort McMurray. Ahora están seguros junto a su gato Dexter.