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Dolor por partida doble: el síndrome postpolio

Gudrun Heise (ERC)26 de octubre de 2013

La asistencia a quienes sufren el síndrome postpolio no está garantizada en toda Alemania, pero Axel Ruetz fundó el primer y único centro ambulatorio especializado en la atención de estos pacientes en Koblenza.

Imagen: Picture-Alliance/KEYSTONE

No todos los que enfermaron de poliomelitis siendo niños padecen el síndrome postpolio más adelante en sus vidas. Pero muchos de ellos se sienten doblemente consternados cuando, habiendo dejado atrás la inmovilidad o el entumecimiento de las extremidades, sienten retornar estos síntomas treinta o cuarenta años después.

También conocida como parálisis infantil, la polio daña grupos de nervios cuyas funciones pueden ser asumidas por otros nervios saludables con el paso del tiempo. Eso permite que las extremidades afectadas puedan volver a moverse con relativa normalidad por muchos años; pero esos nervios saludables pueden desgastarse ante la excesiva demanda de energía.

"De ahí el retorno de las sensaciones de entumecimiento que padecen quienes durante décadas se esforzaron en seguir sus vidas sin estar plagados por esas dolencias. Cuando aparece el síndrome postpolio, se dan cuenta de que la situación vuelve a ser tan mala como la recuerdan", explica Axel Ruetz del Centro para la Polio, con sede en Koblenza.

La UE está libre de nuevas infecciones de polio



Alemania y los otros países de la Unión Europea (UE) se declararon libres de polio a finales de la década de los noventa. Pero en algunas zonas del mundo siguen registrándose nuevas infecciones. "La polio sigue extendida en el continente africano –sobre todo en Somalia y Nigeria– y en países asiáticos como India, Pakistán y Afganistán", comenta Ruetz.

Informes recientes apuntan a un dramático ascenso de los casos de polio en Siria, propiciado por las precarias condiciones sanitarias de sus ciudades al calor de la guerra civil. En lo que respecta al síndrome postpolio, uno de los problemas que éste le depara a quien lo padece, es que no se deja descubrir tan fácilmente.

Hans-Joachim Wöbbeking, quien sufrió de polio a los tres años y luego se recuperó hasta el punto de hacer carrera en una profesión que demandaba coordinación y esfuerzo físico, sintió con el paso de los años que ciertas actividades le resultaban cada vez más difíciles de realizar. Él tenía problemas para respirar, para dormir y se agotaba de día con mucha frecuencia.

El centro ambulatorio de Koblenza



Pasó mucho tiempo antes de que sus médicos descubrieran que a Wöbbeking lo afligía el síndrome postpolio. Como él, otras 70.000 personas en Alemania están afectadas en mayor o menor grado por este mal, que figura entre las "enfermedades raras" a las que la ciencia no ha dedicado demasiada atención todavía.

"La literatura especializada escasea, en el estudio de la medicina no hay seminarios puntuales dedicados al tema de la polio y la asistencia a quienes sufren esta enfermedad no está garantizada en todo el territorio alemán", lamenta Ruetz, quien fundó el primer y único centro ambulatorio para la atención de pacientes con síndrome postpolio en Koblenza.

Él empezó a atender a estas personas en 2001 y, desde que se corrió la voz sobre sus servicios, la cifra anual de pacientes que pasan por sus manos no baja de quinientos. Y es que entre los elementos más angustiantes del síndrome postpolio está el no saber cómo responder a sus síntomas. ¿Cómo puedo respirar mejor? ¿Cómo conseguir medicamentos que se puedan usar cotidianamente? Las preguntas torturan a aquellos cuyos cuerpos ya sufren.

Autora: Gudrun Heise (ERC)
Editor: Diego Zúñiga

En la imagen, el fisioterapeuta Thomas Bach y un paciente con el síndrome postpolio.Imagen: picture-alliance/dpa
Campaña de vacunación contra la polio en Pakistán.Imagen: AP
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