En Alemania sólo se considera como donantes de órganos a quienes se han tomado el trabajo de identificarse explícitamente como tales. El ministro germano de Salud busca invertir ese modelo para facilitar los trasplantes.
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En Alemania, 955 personas donaron sus órganos post-mórtem en 2018. Esa cifra es ínfima, tomando en cuenta que, en promedio, unas 963.000 personas murieron en territorio germano entre 2010 y 2017, según el portal privado de estadísticas Statista. Muchos atribuyen esa desproporción al paradigma vigente en este país europeo: sólo se consideran como donantes de órganos a quienes se han tomado el trabajo de obtener un carnet que los identifica explícitamente como tales. El ministro de Salud, el democristiano Jens Spahn, busca invertir el modelo prevalente.
Cambio de paradigma
El objetivo de Spahn es que, ante las leyes de Alemania, todos sus ciudadanos sean considerados donantes de órganos a menos que manifiesten explícitamente su deseo de no serlo. Ese es el paradigma dominante en casi todos los países comunitarios para facilitar los trasplantes. No obstante, la resistencia en Alemania es grande. Muchos describen la propuesta de Spahn como una injerencia inaceptable del Estado en el derecho de autodeterminación del individuo. La donación, arguyen sus opositores, pasaría a ser una exacción. En otras palabras: el debate se recalienta.
Cuando Susanne Reitmaier es confrontada con los argumentos de quienes adversan a Spahn, la sexagenaria dice perder los estribos. “¡Los que no quieren donar órganos deberían alegar, más bien, que se negarán rotundamente a recibir órganos ajenos cuando los necesiten!”, espeta Reitmaier, quien se gana la vida como cosmetóloga en Wolfsburgo, Baja Sajonia, e invierte el resto de su tiempo en su asociación civil Contra la Muerte en la Lista de Espera por Órganos. Su activismo se vio reforzado hace cuatro años, cuando la vida de su hija fue salvada por un trasplante.
El recelo alemán
El riñón que su hija necesitaba provino de España. “Quien necesite con urgencia un órgano saludable tiene que desplazarse a España, a Austria o a los Países Bajos. En España, la gente que dona órganos es reconocida. En cambio, aquí en Alemania nunca se oye decir nada positivo sobre la donación de órganos. Sólo los escándalosrelacionados con el tema salen a relucir. Los alemanes siempre piensan que van a ser descuartizados tan pronto entren a un hospital”, lamenta Reitmaier, confesando que es una carga para ella tener que justificar su punto de vista todo el tiempo.
A mediados de año, el ministro Spahn procurará forzar al Parlamento alemán a pronunciarse sobre el cambio de paradigma que él plantea. Mientras tanto, Reitmaier seguirá haciendo lo que siente que es su deber hacer: organizar peticiones de apoyo online para ejercer presión sobre el Bundestag, apersonarse en el Ministerio de Salud para promover la discusión del tema y escribirle cartas a los políticos y a los médicos cada dos semanas para mantenerlos informados sobre las actividades de su organización.
(erc/jov)
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El primer trasplante de corazón del mundo
El 3 de diciembre de 1967, el mundo supo que un médico había trasplantado en un hombre el corazón de una mujer muerta en Ciudad del Cabo. Una hazaña comparada entonces con la llegada del hombre a la luna.
Imagen: Imago
Una sensación médica
El cirujano sudafricano Christiaan Barnard realizó el primer trasplante de corazón del mundo, pasando así a la historia de la ciencia. El paciente fue Louis Washkansky, de 54 años. Durante una cirugía en el Hospital Groote Schuur en Ciudad del Cabo, recibió el corazón de una joven mujer muerta en un accidente. 18 días después del procedimiento, el receptor murió de neumonía.
Imagen: picture-alliance/dpa
Un equipo bien entrenado
El trasplante duró cinco horas. Hubo 31 médicos involucrados, incluido el hermano de Christiaan Barnard. La donante fue Denise Ann Darvall, de 25 años, a quien le fue diagnosticada muerte cerebral. El consentimiento para la extracción de su corazón lo dio su padre.
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Una verdadera serie de trasplantes de corazón
El 2 de enero de 1968, Barnard realizó un trasplante de corazón, por segunda vez. Philip Blaiberg vivió 18 meses con el corazón ajeno. Le siguieron alrededor de 100 operaciones en todo el mundo. Pero a menudo, los pacientes murieron por el rechazo inmunológico generado por el nuevo corazón, que causaba infecciones mortales.
Imagen: Imago/Gallo Images
Gracias a los perros...
Los críticos de Barnard afirmaban que la técnica quirúrgica se la había copiado de colegas en Estados Unidos, en donde asistió cientos de intervenciones en perros. El hecho de que el entonces médico de 45 años de edad realizara una intervención de este tipo en un ser humano fue motivo de duras críticas, sobre todo de sus colegas estadounidenses.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/C. Argus
Famoso de la noche a la mañana...
El cirujano más famoso del mundo nació el 8 de noviembre de 1922 en Beaufort West, Sudáfrica, y era hijo de un misionero protestante. Primero fue médico asistente, luego médico general e internista en un hospital para enfermedades infecciosas, hasta convertirse en cirujano. Con el primer trasplante de corazón se hizo conocido en todo el mundo.
Imagen: Imago/United Archives International
Entre Mandela, el papa y la condesa de Mónaco
Barnard apareció en televisión, participó en mesas redondas, fue bienvenido en recepciones y festivales, junto con las figuras importantes de la época, como la condesa Gracia Patricia de Mónaco, por ejemplo. Tampoco faltó una visita al papa Pablo VI. Los poderosos del mundo se adornaban con su presencia.
Imagen: Imago/Gallo Images
Muerte en la piscina y algunos consejos...
Christiaan Barnard, pionero del trasplante de corazón, murió el 2 de septiembre de 2001 a la edad de 78 años en Chipre. Al principio se pensó que había sido por un ataque cardíaco, pero en realidad habría sido un ataque de asma. Después de todo, el cirujano cardíaco de fama mundial había seguido las reglas: hacer ejercicio, diariamente, una o dos copas de vino tinto, aceite de oliva y sexo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Una sensación que hoy es rutina
Barnard dejó a la medicina un legado importante. Aunque tomó varios años y muchos reveses hasta que el trasplante de corazón se convirtiera en un método de tratamiento seguro. Hoy, sin embargo, es un gran avance. En 2016, se realizaron 297 trasplantes de corazón en Alemania y se registraron 450 pacientes nuevos. El problema: faltan órganos de donantes.