Donald Trump defiende la Casa Blanca con tácticas de guerra
Ines Pohl
24 de julio de 2020
La popularidad de Donald Trump está en caída libre, pero, a diferencia de varios antecesores, de cara a las presidenciales, Trump no les declara la guerra a otros países, sino a su propio pueblo, opina Ines Pohl.
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La cosa no marchaba bien para Donald Trump. COVID-19 tiene paralizado a los Estados Unidos. Los números de personas contagiadas no dejan de aumentar, y en muchas ciudades las morgues están saturadas. Delante de los hospitales están estacionados camiones frigoríficos para conservar los cadáveres.
Un presidente vacilante, que se niega a asumir la responsabilidad de planes de rescate nacionales, que recomienda dudosas inyecciones contra el coronavirus y que, durante mucho tiempo, se burló del uso de mascarillas, cada vez provoca más indignación; y no solo entre sus opositores políticos, sino también en sus propias filas, donde empieza a perder el respaldo. Con cada nueva noticia de horror relacionada al COVID-19, el principal retador de Trump, Joe Biden, gana terreno. Actualmente, muchas encuestas vaticinan una ventaja de dos dígitos.
Incluso el mismo Donald Trump, que suele cerrar los ojos ante la realidad, se ha dado cuenta de que la economía no se habrá recuperado hasta noviembre. Al contrario, las terribles dislocaciones económicas cada semana son más visibles. Ni siquiera su Gobierno sería capaz de inyectar tanto dinero en el sistema para postergar las consecuencias hasta después de los comicios. Ni siquiera el lema "China tiene la culpa de todo" bastará para juntar suficientes votos para que Trump gane las elecciones.
Atizar violencia para presentarse como salvador
En situaciones parecidas, otros presidentes han iniciado guerras. Y es que un enemigo exterior une a la nación. Los presidentes "guerreros" suelen ser reelectos. No obstante, Donald Trump ha optado por otro camino. De forma intencional, transforma el desconcierto de muchos estadounidenses en miedo puro. De forma pérfida, usa las grietas en la sociedad estadounidense para dividir aún más al país. Sin detenerse ante nada, atiza la violencia para después presentarse como el salvador en la emergencia.
Aplica la misma táctica política que lo llevó a la Casa Blanca en 2016: "Los otros" son una amenaza. "Los otros" tienen la culpa. Y él, el hombre fuerte, defenderá a sus adeptos de "los otros".
Es un concepto muy simple, pero tiene efecto en este país que ha perdido su compás interior. Tiene efecto en personas en las que la rabia ha reemplazado la esperanza de hacer realidad su sueño americano, en un mundo, en el que desaparece la hegemonía de Estados Unidos. Y también tienen efecto las imágenes del golpe político de Donald Trump que actualmente domina las pantallas.
La indeseada declaración de guerra de Trump
Al principio, las tropas anónimas de Trump tenían la misión de proteger a estatuas históricas. Para ello, en junio, el presidente había promulgado un decreto que le permitía movilizar a la Policía federal en ciudades en las que no aplacaban las protestas contra la violencia policial y la discriminación de negros.
El Día de la Independencia, el 4 de julio, le declaró por primera vez la guerra a la "izquierda extrema", que estaría difamando la gloriosa historia estadounidense. Y, en efecto, las imágenes de Portland sugieren escenarios parecidos a la guerra. Lo que se está viviendo actualmente es peor que Afganistán, dijo recientemente en el Despacho Oval. La táctica de Trump por lo menos parece surtir efecto en sus seguidores.
Eso, a pesar de que ni los alcaldes ni los gobernadores quieren el "apoyo" de Washington. Saben que la Policía federal con sus uniformes de camuflaje no pacifica, sino que sus acciones agresivas provocan aún más disturbios. No quieren fuerzas anónimas que golpean a manifestantes y los arrastran a automóviles.
Pero Trump sí quiere esas imágenes, y quiere más. Para él, es la última oportunidad para defender la Casa Blanca: a través de la violencia en las calles estadounidenses que, a su vez, provoca violencia y genera esas imágenes que necesita para presentarse como el salvador. El envío de más tropas federales le ayudará a cumplir su meta.
(vt/few)
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Protestas por George Floyd: los asesinatos de la policía desatan la furia en decenas de ciudades
Las manifestaciones contra el maltrato sistemático de los negros por parte de la policía han provocado enfrentamientos violentos. El presidente Trump dijo que el Ejército está "listo, dispuesto y capaz" para intervenir.
Imagen: picture-alliance/ZUMA/J. Mallin
"No puedo respirar"
Las tensas protestas debido a décadas de brutalidad policial contra los negros se han extendido rápidamente desde Mineápolis a ciudades en todo el país. Las manifestaciones comenzaron en esta ciudad del medio oeste a principios de esta semana, después de que un policía esposó y clavó su rodilla en el cuello de George Floyd, un hombre negro de 46 años, hasta que dejó de respirar y murió.
Imagen: picture-alliance/newscom/C. Sipkin
Un "gigante gentil"
Floyd creció en Houston, Texas. En 2014, se mudó a Mineápolis, Minesota, en busca de trabajo. Antes de su muerte, estaba buscando empleo después de ser despedido de su puesto como guardia de seguridad en un restaurante latino debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus. Con una altura de 1.98 metros, sus amigos lo describieron como un "gigante gentil".
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/O. Messinger
De pacíficas a violentas
Las protestas fueron principalmente pacíficas el sábado, pero algunas se volvieron violentas. En Washington, la Guardia Nacional se desplegó fuera de la Casa Blanca. Al menos una persona murió en tiroteos en Indianápolis. La policía dijo que no había agentes involucrados. Algunos oficiales fueron heridos en Filadelfia y en Nueva York dos vehículos de la policía se abalanzaron sobre una multitud.
Imagen: picture-alliance/ZUMA/J. Mallin
Tiendas destruidas y saqueadas
En Los Ángeles, los manifestantes se enfrentaron a los oficiales con gritos de "¡Black Lives Matter!" mientras la policía enfrentaba multitudes con bastones y balas de goma. En algunas ciudades, como Los Ángeles, Atlanta, Nueva York, Chicago y Mineápolis, las protestas se han convertido en disturbios, con personas que saquearon y destruyeron tiendas y negocios locales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/C. Pizello
"Cuando comienza el saqueo"
El presidente Trump amenazó con enviar al Ejército para sofocar las protestas. "La administración detendrá la violencia mafiosa y lo hará en frío", dijo. Esto aumentó las tensiones en todo el país. También culpó de los disturbios a grupos de extrema izquierda, pero el gobernador de Minesota, Tim Walz, dijo que había informes no confirmados de supremacistas blancos que avivaban la violencia.
Imagen: picture-alliance/ZUMA/K. Birmingham
Medios en la mira
Muchos periodistas que cubren las protestas han sido blanco de la ley. El viernes, el corresponsal de CNN Omar Jiménez y su equipo fueron arrestados mientras cubrían la historia en Mineápolis y varios reporteros han sido golpeados con proyectiles o detenidos mientras estaban en el aire. La policía le disparó a Stefan Simons, de DW, mientras se preparaba para salir en vivo el sábado por la noche.
Imagen: Getty Images/S. Olson
Las protestas se vuelven globales
Al norte de Estados Unidos, en Canadá, miles de manifestantes salieron a las calles de Vancouver y Toronto. En Berlín, expatriados estadounidenses y otros manifestantes se reunieron frente a la embajada de Estados Unidos. En Londres, los manifestantes se arrodillaron en la plaza Trafalgar antes de pasar frente al Parlamento y detenerse en la embajada estadounidense.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Soeder
En la puerta principal de Trump
Las protestas estallaron en la capital estadounidense Washington después de que el distrito comenzara un toque de queda el domingo entre 11 p.m. y 6 a.m. Más de 1.000 manifestantes se reunieron en el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, y encendieron hogueras. El "New York Times" reportó que el Servicio Secreto llevó al presidente Trump a un búnker como medida de seguridad.
Imagen: Reuters/J. Ernst
Toque de queda en las principales ciudades
Los Ángeles, Chicago, Miami, Detroit, la capital Washington y otras ciudades de EE. UU. extendieron los toques de queda mientras las protestas empeoraban. El estado de Arizona, en el oeste, decretó toque de queda durante una semana, después de que los manifestantes se enfrentaron con la policía. Alrededor de 5.000 soldados de la Guardia Nacional también se han desplegado en 15 estados del país.