Dormir seis horas o menos aumenta riesgo de padecer demencia
20 de abril de 2021
Los investigadores concluyeron que las personas entre 50 y 60 años que duermen menos de seis horas tienen más riesgo de ser dementes. Cada año se diagnostican 10 millones de nuevos casos de demencia en todo el mundo.
La investigación, liderada por expertos de la Universidad de París, ha analizado datos de un amplio estudio de seguimiento desarrollado por el University College London (Reino Unido) entre casi 8.000 adultos durante 25 años, denominado "Whitehall II".
Para este y otros trabajos similares, los participantes registraron sus patrones de sueño y algunos llevaron pulseras de actividad nocturna para verificar la precisión de los datos generales.
A partir de esta información, los investigadores concluyeron que aquellos de edades comprendidas entre los 50 y 60 años que duermen habitualmente seis horas o menos -frente a las siete horas recomendadas- tienen más riesgo de padecer demencia.
Los expertos advierten que estas conclusiones no establecen una relación de "causa y efecto", pero sugieren que existe un vínculo entre la duración del sueño y riesgos en el desarrollo de demencia.
También detectaron que un patrón de sueño "de corta duración persistente" en personas de mediana y avanzada edad (entre 50 y 70 años) aumenta en un 30 % el riesgo de padecer demencia, al margen de otros factores de riesgo conocidos, como el cardiometabólico o la salud mental.
Los expertos recuerdan en un comunicado que, cada año, se diagnostican 10 millones de nuevos casos de demencia en todo el mundo, en los que la alteración del sueño es uno de los síntomas más comunes. No obstante, su estudio parece indicar ahora que los hábitos de sueño en etapas de vida anteriores podrían contribuir a su posterior aparición.
Por ello, destacan la importancia que tiene el control del sueño sobre la salud mental, lo que plantea la posibilidad de que futuros estudios analicen si una mejora en ese sentido puede contribuir a la prevención de la demencia.
JU (efe, nytimes.com, wsj.com, theguardian.com, nature.com)
¡Bájese del auto y súbase a la bicicleta!
La bicicleta es el medio de transporte más ecológico y saludable del mundo. Y resulta especialmente recomendable en los tiempos del coronavirus.
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Pedalear es sano
Cada vez má personas optan por la bicicleta. Y no lo hacen necesariamente por amor al medio ambiente o al deporte, sino por evitar el peligro de contagio en los medios de transporte público en estos tiempos del coronavirus. Claro que pedalear con mascarilla no es tan agradable.
En 1817, el barón Karl Friedrich von Drais inventó un vehículo de madera de dos ruedas alineadas. Dado que las calles en ese entonces no eran muy planas y solían estar sucias, quienes utilizaban la Draisiana preferían andar por la vereda. Pero eso llevó a que se produjeran frecuentes altercados con los transeúntes. La Draisina era vista como una curiosidad y no logró imponerse.
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Los modelos del siglo IXX
En la exposición universal de París, en 1867, se presentó al público un modelo más desarrollado. Especialmente popular se volvió el velocípedo inventado por el británico James Starley, con una rueda muy grande, que permitía acelerar hasta 30 kilómetros por hora. Pero, cualquier irregularidad en la pista podía provocar una caída desde considerable altura y el asunto no dejaba de ser peligroso.
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Las bicicletas ganan espacio
¿Y hoy en día? La bicicleta se ha convertido desde hace tiempo en un medio de transporte utilizado en todo el planeta. Existen ciudades amigables con el ciclista, que cuentan con ciclovías, como Ámsterdam, Copenhague o Münster; y hay metrópolis donde los ciclistas viven una vida peligrosa, como Londres. Pero, en tiempos del coronavirus, las calles están más vacías y muchos usan la bicicleta.
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Más derechos para los ciclistas
El automóvil es todavía el vehículo predominante en muchas ciudades alemanas. Muchas ciclovías no están en buen estado. A veces ni siquiera las hay. Pero lentamente los municipios están cambiando su forma de pensar. En algunas calles se está segregando una pista para las bicicletas y también se inauguran nuevas ciclovías. Pero algunos impacientes consideran que el asunto tarda mucho y protestan.
Mientras los automovilistas quedan atascados en los embotellamientos, los ciclistas por lo general logran abrirse paso. Los mensajeros sobre ruedas, por ejemplo, consiguen avanzar zigzagueando entre los autos, a toda velocidad. Más lentos suelen ser los oficinistas que van al trabajo en bicicleta.
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Un toque de romanticismo
Los ciclistas más apasionados se resisten a dejar de lado sus bicicletas, incluso en el día de su boda. En lugar de utilizar un carruaje de caballos o un automóvil adornado con flores, esta pareja de novios optó por la bicicleta, que en un caso así también puede ser algo muy romántico.
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La moda de la bicicleta eléctrica
Durante mucho tiempo se las miró en menos. Se decía que eran bicicletas para jubilados y se achacaba a sus conductores falta de espíritu deportivo. Pero eso ha quedado atrás: las bicicletas eléctricas se han impuesto en todos los segmentos de edad. Y las hay en todas ls variantes, incluyendo modelos deportivos para trekking.
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¡Cuidado!
Quien posea una bicicleta cara, debería protegerla sin falta mediante un código. Porque las buenas bicicletas son un botín codiciado por los ladrones. A través del código, si hay suerte, la policía puede ubicar el vehículo robado. También resulta imprescindible un buen candado.
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Arriendo de bicicletas
Quien arrienda una bicicleta, no necesita preocuparse por su mantenimiento ni por el peligro de robo. Cada vez hay más ofertas en el mercado, de modo que, por lo menos en las ciudades, casi siempre hay una bicicleta a mano. Pero este sistema también tiene sus desventajas. Las bicicletas bloquean por doquier el paso de los peatones, porque la gente las deja en cualquier lugar.
Quien no posee un local propio, puede transformar su bicicleta en un kiosco, como este, por ejemplo, en el mercado de Dresde. Y, en tiempos del coronavirus, ¿qué más apropiado que vender mascarillas de fabricación propia?
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Convivencia en la calle
Andar a caballo ya no es opción en la ciudades. Los policías montados, que hacen sus rondas en sus cabalgaduras, son muy pocos. Prácticamente han desaparecido de la faz urbana. ¿Controlará este uniformado español que los ciclistas lleven mascarilla, como corresponde? En medio de la pandemia del coronavirus, es un imperativo, cuando no se pueda mantener la debida distancia social.