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Dortmund, como Ave Fénix que resurge de sus cenizas

8 de diciembre de 2010

No hace mucho que en Dortmund ardían los hornos y humeaban las chimeneas. La urbe se presenta hoy con un nuevo brillo. La ciudad está orgullosa de su tradición obrera y su carácter innovador.

Centro histórico y fachada de cristal de la Berswordthalle de Dortmund.Imagen: dpa

En las últimas décadas, Dortmund ha tenido que reorientar su actividad productiva como ninguna otra ciudad alemana se ha visto obligada a hacerlo. La explotación del carbón, la industria del acero y el arte de la fabricación de cerveza habían estimulado la prosperidad económica de la cuenca del Ruhr desde mediados del siglo XIX. Pero el cierre de las minas a principios de la década de los sesenta se mostró inclemente con Dortmund. El corazón de la industria pesada dejó de latir lentamente, y miles de mineros perdieron su trabajo.

Visiones de futuro en la cuenca del Ruhr

En lugar de resignarse o volver la espalda a su tierra y buscar fortuna en otro sitio, los habitantes de Dortmund se arremangaron las camisas para intentar sobrevivir el advenimiento del siglo XXI implementando un “cambio estructural”, como se le denomina en la jerga empresarial. No fue sencillo, pero ha valido la pena. Una región empieza a redescubrirse y apuesta por el desarrollo de sectores con futuro como la logística, la tecnología de la información, la microtecnología, la robótica y la biomedicina.

Escultura ante la Universidad de Dortmund.Imagen: picture-alliance/dpa

Gracias a su talante innovador, la ciudad se ha hecho un nombre en el ámbito científico nacional e internacional. Las tecnologías del mañana se desarrollan aquí y ahora. Responsable de ello es el dortmund-project, una iniciativa común de la ciudad y los sectores económicos y científicos. Un primer paso en esa dirección fue la fundación en 1968 de la Universidad de Dortmund, que cuenta con alrededor de 22.000 estudiantes.

Pese a todas las visiones de futuro, Dortmund ha preservado intacto el recuerdo de su pasado como ciudad obrera. Los hornos de fundición, las minas y las coquerías no fueron víctimas de las excavadoras, sino que se mantienen en pie como iconos de la cultura industrial decimonónica. Donde antes ardía el acero ahora se investiga o se baila –o se erigen instituciones como el Museo de la Minería para que las nuevas generaciones conozcan y entiendan la era que esta ciudad dejó atrás. Estos esfuerzos se han visto recompensados: la Unión Europea ha distinguido a la cuenca del Ruhr con el título de honor de “Capital Cultural Europea 2010”.

Los héroes de negro y amarillo

El club de fúbol Borussia Dortmund, uno de los euquipos más célebres en Alemania.Imagen: AP

Hay algo en Dortmund que probablemente nunca cambiará: cuando el árbitro hace sonar su silbato durante un partido de fútbol en el Signal Iduna Park –conocido antiguamente como el Westfalenstadion– laten los corazones de los aficionados vestidos con los colores del histórico club Borussia Dortmund, negro y amarillo.

Los ánimos se caldean particularmente durante el llamado “Derbi regional”, cuando el Borussia juega contra su eterno rival, el club de fútbol Schalke 04. Y es que el fútbol en Dortmund no es solamente un pasatiempo, sino una religión; allí se le rinde tributo al deporte del balompié con uno de los más grandes y bonitos estadios de Alemania.

Autor: Suzanne Cords/

Editor: Rosa Macías Reyes

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