Dos décadas de Vladimir Putin desestabilizando el mundo
Miodrag Soric
Opinión
9 de agosto de 2019
El 9 de agosto de 1999, Putin se convirtió en primer ministro de Rusia por primera vez. Las opiniones sobre el líder nunca habían estado tan divididas, tanto en Rusia como en el extranjero, opina Miodrag Soric.
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Al principio, Vladimir Putin era el "anti-Yeltsin": mucho más joven que el primer presidente de Rusia, lleno de energía, confiablemente rápido en sus apariciones públicas y reacio al vodka. Hace veinte años, el entonces nuevo jefe de Gobierno y nuevo presidente, le dio a sus profundamente inseguros compatriotas un nuevo sentido de confianza en sí mismos. Y es que con las reformas democráticas fallidas, la guerra en Chechenia y una economía en ruinas, la década de 1990 había sido un momento tumultuoso para Rusia.
Y la suerte estuvo del lado de Putin: el aumento de los precios de los productos básicos arrojó miles de millones al tesoro. Así, el presidente pudo invertir en la economía, pagar deudas externas y luchar contra la pobreza. Y, con puño de hierro, puso fin a la guerra de Chechenia y volvió a hacer que la voz de Moscú se escuchase en el escenario mundial.
En sintonía con los anhelos de los rusos
Putin se ha beneficiado de la experiencia que ha cosechado hasta el día de hoy, lo que le ha valido tener un agudo sentido del anhelo de muchos rusos que añoran estabilidad y la grandeza imperial de su pasado. Hoy en día, Putin se presenta como un capitán experimentado que guía a Rusia con mano firme a través de las tormentas del presente, desafiando siempre el viento en contra que viene del oeste. Él hace las promesas que sus compatriotas quieren escuchar: más dinero gracias a salarios más altos y aumento del gasto social. Incluso si no cumple sus promesas, muchos rusos mayores hacen la vista gorda porque no ven otra alternativa.
Sin embargo, cada vez más jóvenes piensan de manera diferente. Los adolescentes apenas se identifican con Putin, quien dice que todavía no usa un teléfono inteligente. Y los rusos mayores, que aprecian la estabilidad, son vistos por las generaciones más jóvenes como aferrados al poder. Asimismo, las generaciones mayores, que, como Putin, hablan sobre los beneficios del cambio climático, no ofrecen perspectivas para los jóvenes. Muchos estudiantes desprecian a los políticos corruptos, fiscales y jueces estatales, así como a los oligarcas insaciables. En las ciudades, la generación joven le exige transparencia al Gobierno. O "glasnost", como solía llamarse.
Sin embargo, una Perestroika, una transformación, como se conocía el segundo término clave de la era de Gorbachov, no se hará realidad por el momento. Los llamados "silovik" –los viejos líderes masculinos del aparato de seguridad– no pueden ser apartados tan simplemente. Por lo menos, no por manifestantes pacíficos. Y así, el sistema de Putin continúa funcionando: las elecciones están manipuladas, la prensa censurada y los disidentes perseguidos. Y mientras tanto, la sociedad rusa se divide cada vez más.
Un presidente que polariza
Cuanto más tiempo esté Putin en el poder, más se dividirán las opiniones sobre él. Millones de rusos lo admirarán como el presidente que expandió la influencia de su país en Ucrania, Georgia y otros lugares. Y los políticos reaccionarios de todo el mundo, incluso en Alemania, lo ven como un modelo a seguir por mostrar cómo se puede restaurar la "grandeza nacional": con puño de hierro y violencia. Por otro lado, los demócratas liberales en Rusia y en el extranjero rechazan directamente al líder del Kremlin. Están esperando lo que vendrá después de la era Putin. No obstante, esto puede llevar un tiempo.
Veinte años en el poder podrían no ser suficientes para hacer un balance de lo que será su largo cargo al frente de Rusia. Y es que el cuarto mandato de Putin como presidente durará hasta 2024. Además, hasta ahora ha dejado abierta la posibilidad de si desea gobernar más allá de su mandato.
El Putin que vemos hoy no es el mismo político que vimos hace 20 años, cuando solía promocionarse como socio de Occidente. Ahora, el líder del Kremlin se dedica a luchar contra el orden mundial influenciado por Estados Unidos. Junto con gobernantes autoritarios de China e Irán, está haciendo que el mundo sea menos seguro para todos, incluso para los rusos.
(few/rrr)
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Crimea: ¿Qué ha pasado tras la anexión?
En marzo de 2014, Rusia se tomó Crimea ¿Qué ha cambiado allí desde entonces? ¿Qué ha pasado con las promesas de Putin? ¿Cómo es la situación de los derechos de las personas y la libertad de los medios?
Imagen: DW/R. Richter
La ocupación de Crimea
Vladimir Putin como héroe en grafitis y banderas rusas en vez de ucranianas. Así cambió el aspecto de las calles de Crimea desde la primavera de 2014. En cuestión de días, soldados uniformados ocuparon, sin insginias nacionales, el edificio gubernamental, el Parlamento de Simferópol y más tarde los cuarteles del Ejército ucraniano en la República de Crimea, Ucrania.
Imagen: DW/I. Worobjow
Referendo sobre la anexión a Rusia
A pesar de las protestas, el 16 de marzo tuvo lugar un referendo ilegal, según la Constitución ucraniana, para votar sobre la anexión de Crimea por parte Rusia. No se reconoció que la península se otorgó a Ucrania en 1954 por parte de la Unión Soviética. Entonces se acordó la adhesión de Crimea a la Federación Rusa.
Imagen: Reuters
Tártaros de Crimea sin derechos
Quien rechace la anexión es perseguido. Es lo que le ha sucedido, sobre todo, a los tártaros de Crimea: su representante, el Congreso del Pueblo Tártaro de Crimea, fue tachado en 2016 de organización extremista. Siguen teniendo lugar allanamientos y detenciones. Ya en 1944, los tártaros de Crimea fueron deportados como "enemigos del pueblo" por los soviéticos a Crimea.
Imagen: picture-alliance/dpa
Solo televisión rusa
En 2014 se desconectaron todos los canales de televisión ucranianos y, desde entonces, solo se puede ver la televisión rusa análoga. El canal independiente de los tártaros de Crimea, ATR, sigue emitiendo desde Kiev. También se prohibieron otros medios de comunicación.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea no reconocen la anexión de Crimea por parte de Rusia. Aplicaron sanciones y prohibieron a sus ciudadanos comprar inmuebles y empresas en Crimea. Tampoco se permite la importación de productos desde Crimea.
Imagen: picture-alliance/Sputnik/A. Polegenko
Esperando a que Putin cumpla sus promesas
Quien votó a favor del referendo, espera que Putin cumpla sus promesas: la construcción de un puente que conecte a Crimea con Rusia, un gasoducto y centrales energéticas. Y que solucione los problemas sociales. Pero, la realidad es otra: los sueldos no son compatibles con la subida de los precios. Solo en redes sociales y medios independientes se informa sobre las protestas locales.
Imagen: DW/R. Richter
Todo queda entre amigos
La construcción del puente desde Kertsch a la península rusa va a toda marcha. La construcción por valor de alrededor de 3,7 millones de euros está siendo supervisada por el ruso oligarca y amigo de Putin, Arkadi Rotenberg. Se han planeado cuatro carriles y dos vías de ferrocarriles. A finales de 2019, el puente deberá estar terminado.
Imagen: picture-alliance/Tass/V. Timkiv
Redistribución a favor de los empresarios rusos
Los pequeños empresarios en Crimea sufren por la redistribución de propiedades en Crimea a favor de los empresarios rusos. Radio Liberty publicó que la cifra de pequeñas empresas se redujo de 15.000 en 2014 a 1.000 en 2016. También los propietarios de inmuebles en la costa tienen problemas, porque los juzgados pueden declarar sin validez los documentos firmados antes de la anexión.
Imagen: DW/A. Karpenko
Turismo, de capa caída
Durante la temporada de baño, las playas de Crimea están accesibles al público. Sin embargo, la afluencia de turistas se ha reducido en un 30% en los últimos tres años. Las conexiones ferroviarias se interrumpieron, los vuelos son demasiado caros y por las sanciones de la UE, los cruceros ya no visitan la costa de Crimea.
Imagen: DW/A. Karpenko
Los ganadores: los pensionisas con pasaporte ruso
Desde la anexión, solo los ciudadanos de Crimea con pasaporte ruso pueden comprar tarjetas SIM para celulares. Pero con pasaportes expedidos en Crimea no se puede obtener visa ni para la UE ni para EE.UU. Los que han salido ganando con la anexión son los pensionistas con pasaporte ruso. Su pensión se elevó al nivel ruso. Las mujeres reciben la jubilación con 55, en vez de 65. (rmr)