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Douglas Tompkins y el “latifundismo ecológico” en Chile y Argentina

12 de agosto de 2009

Cientos de miles de hectáreas ha comprado el ex empresario estadounidense Douglas Tompkins en Chile y Argentina. No busca hacer negocio, sino salvar la naturaleza. Una filantropía ecológica para algunos difícil de creer.

Imagen del majestuoso santuario natural.Imagen: AP

Para unos es un ángel verde. Para otros, una especie de demonio con turbias intenciones. Douglas Tompkins ha comprobado que la tarea de salvar la naturaleza no es nada simple. Desde que empezó a comprar enormes extensiones de terreno en el sur de Chile a comienzos de la década del 90, ha tenido que lidiar con rumores de las más diversas índoles, que le atribuyen desde contactos con la CIA u oscuros fines económicos, hasta intenciones de crear un reducto ecológico donde sobrevivir a una hecatombe planetaria.

Cuando un empresario exitoso, que amasó fortuna en el ramo textil con las firmas “Northface” y “Esprit”, declara que no actúa con afanes de lucro sino con el objetivo de crear una gran área natural protegida, despierta sospechas y resistencias.

Douglas Tompkins, quien vendió su parte en las citadas empresas en 125 millones de dólares, decidió invertir en la protección del medio ambiente. Optó por Chile, por diversas razones. La dictadura de Pinochet había llegado a su fin y había allí amplias zonas de bosques, con muy baja densidad de población, que ofrecían condiciones ideales para un proyecto como el suyo.

Con la adquisición a particulares del predio Riñihué, en 1991, puso la primera piedra. Pero la idea comenzó a tomar mayores proporciones posteriormente, con la compra de las tierras colindantes del predio Pumalín, de unas 185.000 hectáreas, con bosques nativos, ríos y fiordos, que se concretó en 1994.

Parque Pumalín, un área modelo

Hoy en día el Parque Pumalín cuenta con un área de aproximadamente 300.000 hectáreas. Convertido oficialmente en “Santuario de la Naturaleza”, es el área silvestre protegida privada más grande de Chile y también una de las mayores del mundo.

“Es una zona muy accidentada, con muchas montañas y con bosques de alerce, que es uno de los tipos forestales más vulnerables de Chile, porque ha sido muy explotado para la industria maderera”, explica Claudia Sepúlveda, socióloga y ambientalista, agregando que “es una especie amenazada y, además, una de las especies forestales más longevas del planeta”.

Douglas Tompkins: de empresario a ecologista.Imagen: picture-alliance/ dpa

Según subraya la especialista, miembro del directorio de la corporación “Parques para Chile”, se trata de “una zona ecológicamente muy valiosa, que además ha sido poco intervenida por su inaccesibilidad y lo accidentado del terreno”.

Claudia Sepúlveda considera que Tompkins lo ha hecho bien. A su juicio, el Parque Pumalín es un área modelo, ya que el trabajo ha sido realizado con apoyo de científicos destacados y de universidades, con los más altos estándares en términos del conocimiento de especies y de planificación. En suma, ha elevado el estándar de la conservación en general.

El economista y ambientalista Manfred Max-Neef, galardonado con el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award) en 1983, amigo personal de Tompkins, ha seguido de cerca el proyecto incluso desde antes de que comenzara a materializarse.

Max Neef pertenece al directorio a la Fundación Pumalín, que administra el parque, como representante de la Universidad Austral y elogia con convicción lo que se ha conseguido. “Si usted visitara 50 parques naturales en el mundo entero, vería que el Parque Pumalín es el más perfecto de todos”, asegura.

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“Conflicto de visiones”

Tompkins ha anunciado ya su intención de legar el Parque Pumalín al Estado chileno cuando muera. Aún así, las suspicacias no cesan. Cada nueva compra de terrenos enfrenta resistencias. Incluso ha habido incluso denuncias irregularidades en esas adquisiciones. Claudia Donoso dice no tener noticias de que semejantes cargos se hayan comprobado y opina que “esas denuncias son un síntoma más, un indicador de un conflicto de visiones”.

En este contexto, hace notar que “Tompkins, por la cantidad de hectáreas que tiene, es un actor fundamental de esa provincia, que ha sido históricamente un destino de la colonización”, y que a juicio de muchos debe ser productiva. “Son los terrenos que van quedando para incorporar al desarrollo”, acota Claudia Sepúlveda.

Igualmente Manfred Max Neef desestima las críticas contra Tompkins e indica que hubo malos entendidos que entretanto se han superado. Pasados más de 15 años del inicio del proyecto, ya hay más comprensión en la comunidad.

''El parque natural más perfecto de todos", opinan especialistas.Imagen: picture-alliance/chromorange

No obstante, algunos ambientalistas como Claudia Sepúlveda critican la forma en que se ha llevado a cabo, sin consultar con la comunidad local ni buscar alianzas con los ambientalistas chilenos. Igualmente se le reprocha a Tompkins no dar importancia a proyectos conservacionistas locales de pequeña escala y ocuparse sólo de la conservación en grande.

Al respecto, Max Neef opina que hay que entender lo que es un ecosistema. “No es un asunto pequeño”, apunta, asegurando que “la conservación de la biodiversidad está mejor garantizada en un predio de las dimensiones de Pumalín”.

Haciendo escuela

Tompkins, en todo caso, predica con el ejemplo. Y éste ya parece hacer escuela, como señala Claudia Sepúlveda, quien califica al magnate estadounidense como “una persona visionaria, que muy tempranamente identificó un nicho donde él, como un empresario ‘convertido’ hacia el ambientalismo, podía hacer un aporte”.

La socióloga chilena considera que su iniciativa ha sido muy importante en Chile, porque ha inspirado a otros. Y pone un ejemplo concreto: “Hoy en día, uno de los candidatos a la presidencia de Chile, el que tiene más apoyo del electorado hasta ahora según las encuestas, Sebastián Piñera (de la derechista Alianza por Chile), también creó un parque de 118.000 hectáreas en la isla de Chiloé. Él ha establecido contacto directo con Tompkins para aprender de Pumalín y replicar muchas de las cosas que se han hecho allá”.

Y hace notar que no es el único caso, ya que “existen varias experiencias de empresarios o empresas que se han involucrado en la conservación de grandes terrenos en Chile”.

Eso ya es todo un logro para Tompkins, a quien parece tenerle sin cuidado si se lo tilda de ángel verde o demonio, mientras pueda seguir adelante con su proyecto y comprando tierras, no sólo en Chile, para preservarlas de la catástrofe ecológica.

Autora: Emilia Rojas-Sasse

Editor: Enrique López Magallón

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