Drama de hermanas indígenas chilenas, en Festival de Venecia
1 de septiembre de 2013 En los albores de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990), tres pastoras de la etnia colla, que vivían prácticamente aisladas en las montañas, aparecieron colgadas juntas en una roca. Su historia llega ahora a la Muestra de Venecia, donde la obra “Las niñas Quispe”, del director Sebastián Sepúlveda, fue estrenada el 30 de agosto.
“La historia de las hermanas Quispe es un tema que forma parte del imaginario popular en Chile. Nadie entendía que estas tres hermanas se hubiesen quitado la vida” y el hecho de que ocurriera durante un época de tanta incertidumbre política desató todo tipo de especulaciones, explicó Sepúlveda a la agencia dpa.
El realizador debuta en la ficción con este filme, tras el éxito de su documental “El arenal”. La muerte de las mujeres colla trascendió tanto que se escribieron una obra de teatro y poemas inspirados en el extraño suceso. Para llevarla al cine, Sepúlveda se valió de dos actrices reconocidas: Catalina Saavedra (“La Nana”) y Francisca Gavilán (“Violeta se fue a los cielos”), así como Digna Quispe, sobrina de las fallecidas.
Sin modo de vida no soy
“Las niñas Quispe”, la historia sobre las hermanas que vivían en las montañas a unos 4.000 metros de altura con sus cabras casi aisladas, ha sido rodada en los mismos lugares donde la protagonistas vivieron, un terreno árido aunque hermoso que refleja la extrema dureza de sus condiciones de vida.
La cinta tiene algo como de película de fin del mundo “tal vez porque retrata un mundo que ya no existe, lo que se pierde con unas mujeres analfabetas pero con una cultura ancestral que en parte se extingue con ellas. Son culturas que no logran tomar el tren de la occidentalización y cuando toman el tren de la civilización también se mueren culturalmente”, explicó Sepúlveda, hijo de "miristas" (por el Movimiento de Izquierda Revolucionario chileno, MIR) exiliados que ha vivido en siete países y ahora se encuentra en Venecia acompañado de Francisca Gavilán.
Cuando el director hizo el cásting para su película, los únicos collas que quedaban estaban en la periferia de la ciudad y ya habían perdido toda su cultura de las montañas. “Allí eran reyes y en la periferia de nuestras ciudades se vuelven esclavos”, dice el realizador. “El asunto de las Quispe es la dignidad de tu identidad”. Ellas sin sus cabras y su modo de vida no son, por eso deciden quitarse la vida.
Capitalismo salvaje
Para Sepúlveda, Chile es una sociedad que ha recibido todos los valores malos del capitalismo norteamericano. “Y con esto no quiero parecer básico. A mí Estados Unidos me parece que es un lugar interesante, pero en el sentido que personas privadas donan a universidades o museos contribuyendo a enriquecer su cultura”.
En Chile, sin embargo, “existe un capitalismo bruto porque si no podemos sacar un rendimiento a algo, ese algo no sirve”. Y el director pone como ejemplo la educación, en la que prima la idea de que si no se le puede sacar rendimiento, no importa. En su opinión, un pensamiento así genera una sociedad en donde se crea gente poco formada y en la que los valores no están claros.
En la primera función para la prensa de “Las niñas Quispe” no hubo deserciones y el director recibió una respuesta positiva, según contó Sepúlveda a dpa. La película fue producida por Pablo Larraín (miembro este año del jurado internacional) y se presenta en la prestigiosa Semana de la Crítica, donde también se muestra la otra representante chilena, “Las Analfabetas“, de Moisés Sepúlveda.
Autora: María Luz Climent (dpa)
Editor: Diego Zúñiga