El cine alemán ha adquirido una nueva dinámica que lo hace atractivo más allá de las fronteras nacionales. Pero Hollywood no le ha sido hasta ahora muy benévolo. Año tras año suele repetirse la desilusión germana. Esta vez, sin embargo, las expectativas son grandes y los antecedentes promisorios: la cinta "Das Leben der Anderen" (La vida de los otros) ha sido nominada para el Globo de Oro en la categoría de películas en lengua extranjera. Y eso ya es considerado un buen augurio para aspirar al máximo galardón del cine mundial, el Oscar.

El ciudadano invadido

Muchos son los laureles que ha ganado ya en Alemania el filme del joven director Florian Henckel von Donnersmarck, que aborda el sistema de espionaje y delación en la ya desaparecida República Democrática Alemana. La historia es el reflejo de una realidad hasta el día de hoy difícil de asumir parea muchos alemanes del Este. La protagoniza un oficial de la Stasi (el servicio de inteligencia de la RDA), encargado de vigilar a un escritor y su compañera. La vivienda de la pareja está sembrada de micrófonos, que le permiten enterarse hasta de los más íntimos detalles de sus conversaciones. En suma, una vigilancia total, al estilo del Gran Hermano.

Sin embargo, en el transcurso de la trama, el oficial de inteligencia evoluciona. Va tomando conciencia de sus propias miserias y termina por simpatizar con sus víctimas. El personaje y su vuelco no están basados en un caso real, sino que representan más bien la esperanza de que también se puede reaccionar positivamente ante un sistema que todo lo invade. Das Leben der Anderen trasciende, por lo tanto, el interés meramente germano. Prueba de ello es que también ha sido galardonada con el Premio de Cine Europeo.

Un tema universal

"Yo creo que el abuso de poder en la política existe en todas partes", señaló meses atrás Florian Henckel von Donnersmarck, al regresar de la presentación de su filme en el festival de cine de Toronto y en el de Telluride, en Estados Unidos. El problema también ha cobrado vigencia para el público estadounidense, sobre todo después de la restricción de derechos cívicos en el marco de la lucha antiterrorista. En suma, se trata de un tema universal.

En Alemania, como es lógico, el impacto ha sido especialmente profundo. La película ha atraído a un nutrido público y generado discusiones a diversos niveles. La encargada de las Actas de la Stasi, Marianne Birthler, comentó en abril, tras haberla visto varias veces: "Me gusta la película, sobre todo porque muestra de una forma drástica y hasta ahora sin precedentes lo que la dictadura en general, y la Stasi en particular, han hecho con la gente". A su juicio, los alemanes comenzaron a ocuparse de la historia de la RDA muy pronto, en comparación con lo ocurrido en Alemania tras 1945 o en otros países como España y Argentina. Pero es una tarea difícil. Y el cine, como otras expresiones culturales, tiene la función de contribuir a que la sociedades no cierren los ojos.