El Príncipe Julius Eduard von Anhalt, Duque de Sajonia, es la cabeza de la Casa Anhalt-Ascania y miembro de la nobleza germana. Primo del Príncipe Carlos, es pariente directo de la familia real británica. El Príncipe von Anhalt es periodista, se especializa en analizar la nobleza europea.

DW-WORLD.DE: Diez años después de la trágica muerte de la Princesa Diana, el 31 de agosto de 1997, el mundo sigue fascinado con su persona. ¿Cómo explica este enorme interés por Diana?

Príncipe Julius Eduard von Anhalt: En mi opinión la Princesa Diana fue una revolucionaria. Tuvo una gran influencia en todas las monarquías, de las cuales hay nueve en Europa (Nota del editor: Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña, Lichtenstein, Luxemburgo, Holanda, Noruega, España y Suecia). Diana cambió completamente la relación entre las familias reales y el pueblo, la forma en la que se observa e interpreta a los herederos del trono y las regulaciones reales. Después cuando dejó de ser representante de la Casa Windsor, asumió una tarea caritativa significativa. En esta calidad Diana tuvo un gran efecto en el mundo y se convirtió en una personalidad conocida. No se olvida a alguien así fácilmente.

Pero la Princesa Diana fue también una figura ambivalente. Fue un cuento convertido en realidad, pero al mismo tiempo una figura trágica. ¿Cómo contribuye esto a su fama?

Fue el cuento de nuestros días. Diana interpretó cada faceta del cuento y también jugó con esta imagen. Siempre era alguien distinto cuando aparecía en público. Jamás se le veía dos veces el mismo vestido. Diana le gustaba a todos, especialmente a la gente joven que no se interesa por la monarquía. Veían que era una princesa pero una princesa moderna. Realmente llegó al corazón de las personas.

Diana abrió su vida privada al gran público mucho más que cualquier otro miembro de la realeza, especialmente a través de la prensa. ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación para mantener viva la imagen de la Princesa Diana?

Los medios de comunicación juegan actualmente el papel decisivo. Cuando me encontré por primera vez con Diana, antes de que se casara con el Príncipe Carlos, era una niña tímida. No esperaba más que cumpliera con las viejas tradiciones de la familia real. Pero Diana se dio cuenta de que la familia real no eran distinta al resto de los mortales y que su príncipe era también un hombre normal. Inicialmente fue por frustración que empezó a utilizar la oportunidad que le daba su calidad de figura pública. Notó que la prensa la apoyaba.

Así que empezó a canalizar estos temas a través de los medios de comunicación y los manipuló. Diana conocía a cada editor, sabía exactamente a quién hablar para hacer públicos sus problemas e ideas. También se convirtió en un factor económico para los medios de comunicación. Durante su vida parte de la industria periodística vivió de ella. Pero hubo ocasiones en las que exageró. Se esforzó por facilitarle la vida a sus hijos, pero a veces exageró en su unión con la prensa y sus hijos tuvieron que pagarlo. Por ejemplo, permitió la publicación de demasiadas fotografías íntimas con sus amantes, lo cual fue un golpe para sus hijos. A pesar de que tenía un impacto positivo en la opinión pública también tuvo una influencia negativa en términos de las estructuras familiares internas.

De todas las familias reales, la Casa Windsor es la más fascinante para el público europeo. ¿Cree usted que los alemanes tienen una relación especial con la familia real británica?

Siempre me ha impresionado el fuerte lazo y las reacciones a veces exageradas a cualquier acontecimiento en la familia real británica que se registra aquí en Alemania. De alguna manera, los alemanes tienen una relación de amor odio con la monarquía. Esto es comprensible si consideramos que nuestro mundo político no es justamente el más colorido e interesante. Por lo mismo la gente busca este colorido y glamour en Gran Bretaña.

Pero lo que resulta realmente sorprendente es que la familia real que vive al otro lado del Canal, en una isla, tenga más influencia en los alemanes que sus propios políticos. Me sorprendió que el divorcio del Príncipe Carlos y la Princesa Diana generara tanto alboroto aquí mientras que en el mismo momento el canciller alemán se casaba por cuarta vez o un ministro de Relaciones Exteriores por quinta, jamás escuché a nadie hacer una crítica. (Nota del editor: es una referencia al ex canciller Gerhard Schröder y al ex ministro de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer.)

Hay docenas de revistas en Alemania que informan sobre las monarquías europeas. La televisión pública germana se pelea por retransmitir en vivo una boda real. ¿Qué es lo que mantiene vivo un interés tan fuerte por la monarquía en Alemania?

Creo que precisamente se debe a la Princesa Diana el profundo interés en Europa por la monarquía. Pero hay otro aspecto. Acabo de leer un estudio que sostiene que un creciente número de alemanas jóvenes se ven atraídas por los grupos de extrema derecha. No creo que les atraiga el pensamiento de extrema derecha, sino las tradiciones conservadoras. Esta es la ventaja de estas monarquías constitucionales. A pesar de todas las turbulencias políticas en Gran Bretaña, Holanda o Suecia, las personas siempre pueden apoyarse en las familias reales. Creo que esto es lo que quiere Alemania, alguien que esté sobre todas las turbulencias políticas y que además de un toque de color. Quieren tradiciones, continuidad. Claro que nadie quiere una monarquía autocrática con un emperador a su cabeza. Pero existe la necesidad de una institución que se sitúe sobre las turbulencias políticas.

¿Desde el punto de vista de la próxima generación de la Casa Windsor, habrá una nueva princesa de corazones en el mediano plazo?

Creo que el Príncipe William y Kate Middelton se han reencontrado. Realmente se dio cuenta de lo mucho que la extrañaba después de separarse. Por la manera en la que es aceptada por el público británico me imagino que tiene todas las cualidades para convertirse en la próxima “princesa de corazones”.