Duque: no hay "masacres" sino "homicidios colectivos"
23 de agosto de 2020
El mandatario se trasladó a Nariño, donde ocho jóvenes fueron masacrados. En ese mismo lugar, fue asesinada una mujer de 26 años, crimen que -al igual que el de los ocho jóvenes- sigue sin ser esclarecido.
"Muchas personas han dicho: 'volvieron las masacres, volvieron las masacres', primero hablemos del nombre preciso: 'homicidios colectivos', y tristemente hay que aceptarlo como país, no es que volvieron, es que no se han ido tristemente estos hechos", dijo en Pasto, capital del departamento de Nariño.
Duque se trasladó a la localidad de Samaniego, en Nariño, donde una semana atrás ocho jóvenes de entre 19 y 25 años, algunos de ellos estudiantes universitarios, fueron masacrados en una casa rural donde hacían un asado. En ese mismo lugar, horas antes, fue asesinada una mujer de 26 años, crimen que -al igual que el de los ocho jóvenes- sigue sin ser esclarecido.
Esa masacre es una de las seis perpetradas en el país en las dos últimas semanas, la primera de las cuales fue la de cinco adolescentes, de entre 14 y 15 años, el 11 de agosto en un barrio de la periferia de Cali, capital del Valle del Cauca. El pasado 18 de agosto, cuando el país no se reponía del impacto de la matanza en Samaniego, se conoció el asesinato de tres indígenas de la comunidad awá en una aldea del municipio de Ricaurte, también en Nariño.
El 21 de agosto por la tarde, la Defensoría del Pueblo informó del asesinato de otras cinco personas en El Caracol, un caserío de Arauca situado en la línea de frontera con Venezuela. Las otras dos ocurrieron anoche en El Tambo (Cauca), donde fueron asesinadas seis personas, y seis más fueron masacradas esta madrugada en La Guayacana, caserío que hace parte de Tumaco (Nariño).
Duque -cuyo Gobierno culpa en parte de la situación actual a su antecesor, Juan Manuel Santos- insistió en que las masacres siempre han ocurrido en el país. "Desde 1998 hasta hoy, año 2020, en Colombia se han presentado 1.361 escenas de 'asesinatos colectivos', 'homicidios colectivos'", subrayó el presidente.
Enseguida, el mandatario aseguró: "en nuestro Gobierno, que lleva dos años, también se han presentado estos hechos, se han presentado 37 'homicidios colectivos', que equivalen al 2 por ciento de los 'homicidios colectivos' de los últimos 22 años". Igualmente, declaró que las matanzas han dejado 7.458 víctimas y que en su Gobierno, "producto de estos hechos, contando los de las últimas horas, han fallecido 188 personas, lo que equivale al 22 por ciento de las víctimas de los 'homicidios colectivos de los últimos 22 años".
ama (efe, Revista Semana, Noticiero Digital, El Tiempo)
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Colombia: historias de defensoras perseguidas
Según la Oxfam Intermón, 55 mujeres activistas por los derechos humanos, territoriales y ambientales han sido asesinadas entre 2016 y 2019 en Colombia. Pero nada detiene a las defensoras. Éstas son sus historias.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
“Defendamos su voz”
Con esta campaña, Oxfam Intermón quiere sensibilizar sobre la realidad de las mujeres defensoras y activistas por los derechos humanos en Colombia. “Tras 50 años de conflicto armado, la firma del acuerdo no ha llevado la paz a los territorios”, denuncian. Las mujeres, como Magalí, alzan a voz contra la violencia, la agresión sexual, el desplazamiento forzado, la deforestación y la contaminación.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
El país más peligroso para los activistas
En 2019, Colombia tuvo el mayor número de líderes sociales muertos a nivel mundial. De los 304 asesinatos, 106 ocurrieron en el país sudamericano. Las mujeres que están en la línea del frente se exponen a las amenazas y la violencia permanente. Estos son algunos de los desafíos que preocupan a las representantes de organizaciones reunidas en un encuentro en Bogotá.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Menos derechos que una vaca
“Como no es posible parar la fuerza de las mujeres, hay que matarlas”, dice Magalí (centro). Ella es defensora de derechos humanos, territoriales y ambientales y participa en una plataforma para la paz y la incidencia de las mujeres del Caquetá. “Las vacas tienen más derechos que las mujeres. Una vaca tiene derecho a una hectárea de tierra y las mujeres no tienen tierra”, dice.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Fuente de vida en peligro
En este lugar solía correr el agua. Hoy, Janeth Pareja y Norka Ortiz se detienen sobre las piedras en el lecho de arroyo Aguas Blancas. Cuentan que ésta era la fuente de vida de su comunidad, hasta que el cauce fue contaminado y desviado hasta quedar seco. Junto al grupo Fuerza de Mujeres Wayuu luchan por los derechos de su pueblo.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Amenazada y desplazada
Janeth Pareja pertenece al clan Ipuana y participa en la organización Fuerza de Mujeres Wayuu. Tras denunciar los efectos del vertido de residuos de una empresa minera en la zona, comenzó a recibir amenazas de muerte y debió huir de su territorio. Hoy recorre las comunidades denunciando estas prácticas que atentan contra el medio ambiente, la seguridad y los derechos de las personas.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Con escolta
La lucha de las mujeres defensoras de los derechos de sus comunidades las expone a una serie de peligros. Son descalificadas, intimidadas, enfrentan amenazas de muerte, agresiones y violencia sexual. Un programa de la Unidad Nacional de Protección del Ministerio del Interior de Colombia les asigna escoltas armados que las acompañan. Pero tampoco es garantía. Los propios escoltas son asesinados.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Defendiendo la puerta de la Amazonía
Geraldina es defensora de derechos humanos, ambientales y territoriales en el departamento del Caquetá, el que es conocido como la puerta de oro de la Amazonía colombiana. Allí es testigo de los efectos de la mina de alquitrán en las afueras de la ciudad de Florencia, la tala de la selva para usar las tierras para la ganadería y el transporte maderero por el río Orteguaza.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Defensora y víctima
Maribel (nombre cambiado) es lideresa comunitaria y vive oculta. Cuando su pareja intentó violar a su hija, en octubre de 2018, ella salió a defenderla y recibió 18 machetazos. Mientras espera justicia por el ataque que casi le cuesta la vida, participa en la Plataforma social y política para La Paz y la incidencia de las mujeres del Caquetá.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Por los derechos de las mujeres Wayuu
“Si la gente no conoce sus derechos, no tiene cómo reclamar”, dice Jaquelin, de la Organización Fuerza de Mujeres Wayuu, en la región de la Guajira colombiana. Ha recibido amenazas por denunciar la contaminación de empresas mineras y hace varios años vive desplazada de su comunidad. “La primera amenaza no me la hicieron a mí directamente, sino a mi hija de 15 años, donde más me duele”.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Resistir para seguir luchando
La historia de Mónica, también de "Fuerza de Mujeres Wayuu", es similar. Debió huir por las amenazas, y hoy vive en La Gran Parada, junto a la vía del tren que transporta carbón desde la mina Cerrejón hasta el puerto en la Alta Guajira. Como otras defensoras, cuenta con escolta armado. Sólo en 2019, 55 defensoras fueron asesinadas en Colombia, según datos de Oxfam Intermón.