La de ayer debía ser una gala con toda la pompa de unos premios de categoría. 4.000 invitados abarrotaban el centro de convenciones del hotel Estrel de Berlín, en el que tras la entrega de galardones se celebró una fiesta de lo más exclusivo.

Pero no eran las caras famosas las reinas del acto, sino la música. Este año los organizadores demostraron llevar bien aprendida la lección de la pasada edición, y no olvidaron invitar también al talento nacional. La "Deutsche Phono-Akademie" ha descubierto que la internacionalidad se gana valorando lo que se tiene en casa, y como la música alemana, y en alemán, gana terreno y público por día, los grupos y artistas nacionales estuvieron en esta ocasión en equilibrio con el extranjero.

Aquí se habla alemán

El alemán ha vuelto a reconciliarse con la música. Cantar en inglés ya no es requisito para el éxito, lo cual se demuestra en que todos los que ayer se llevaron un Echo en alguna de las categorías nacionales prefieren entonar sus melodías en alemán.

Como mejor artista pop-rock nacional fue galardonado el cantante Xavier Naidoo, y Fettes Brot se llevó el premio al mejor grupo Hip Hop nacional. Con la ironía habitual, Rammstein se subió al escenario para recoger su Echo al mejor grupo nacional de rock alternativo, agradeciendo el reconocimiento a todos los "órganos (corporales) responsables".

Artista del año fue elegida otra germano parlante, y cantante, la austriaca Christina Stürmer, y el grupo nacional del año fueron los famosos Wir sind Helden. Y como no, Tokio Hotel, la revelación del momento, se llevó el Echo al grupo "Newcomer" del año. Pese a no poder ocultar cierta decepción al irse a casa con un solo galardón, Tokio Hotel estaba nominado en cuatro categorías diferentes, el cantante, Bill, de 16 años, reconoció que ha sido un "año alucinante", mientras una veintena de quinceañeras se dejaba la garganta en la primera fila.

Con sabor latino

El cartel de estrellas internacionales estuvo dominado por el sabor latino: Juanes y Shakira pusieron el toque de color a un acto que de otro modo hubiera resultado incluso, demasiado alemán. Los dos se subieron al escenario, por desgracia, no a recoger premios sino a cantar. En un espectáculo de luz y música, Shakira movió las caderas y las llamas de Juanes ardieron para el público de Berlín.

Robbie Williams, que colecciona ya cinco Echos, le arrebató a Juanes el galardón al artista internacional del año. Y Madonna pudo contra Shakira por el Echo a la artista del año. Los latinos se fueron de vacío en premios, que no en halagos, pero hay que tener en cuenta que la concurrencia para los hispanos no era poca.

Los que brillaron por su ausencia

De todas las ausencias, que no fueron pocas, la que más se notó fue la de la reina del pop, Madonna. La artista del año no estuvo para recoger su premio y ni siquiera se animó al tímido saludo por videoconferencia de otro de los que no se subió al avión, Robbie Williams. "Nos vemos en el Mundial", dijo Williams.

Tampoco estuvieron en Berlín los británicos de Coldplay, que se llevaron el Echo al grupo internacional del año, el estadounidense 50 Cent, artista Hip Hop del año, ni los roqueros de System Of A Down, Echo al mejor grupo internacional.

El que sí estuvo fue Sir Bob Geldorf, que recibió del cantante de los Toten Hosen, Campino, un Echo por su especial aportación a la música. Bob Geldorf organizó este año su tradicional concierto en pro del Tercer Mundo, "Live Aid", en Berlín y puso la nota política a la ceremonia. "Cuando el año que viene los representantes del G8 vengan a Alemania habrá llegado vuestra hora", recordó a los artistas alemanes.