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Economía alemana: ¿un pedestal demasiado alto?

1 de junio de 2017

La culpa del superávit comercial de Alemania no la tiene el BCE ni otros países europeos. Según Marcel Fratzscher, director del DIW, la primera responsable es la política alemana.

Deutschland Berlin Verkehr Straßenschäden
Imagen: picture-alliance/dpa

En Alemania continúa aumentando la indignación por la negativa del BCE a poner fin a su política monetaria expansiva.  Probablemente, las críticas aumentarán aun más con la próxima decisión del BCE a principios de junio. La economía avanza, pero la inflación sube y los riesgos son cada vez menores. Así es como se percibe en el país. Pero… ¿es correcta esta interpretación? ¿Habría que culpar al BCE de sus deficiencias y del superávit alemán? ¿O se refieren las críticas alemanas solo a sus propios intereses a corto plazo?

Todavía sería prematuro  frenar a la política monetaria europea, porque la economía de la zona euro no es mucho mayor que en 2008 y la tasa de desempleo es demasiado alta. Por eso no sorprende que el BCE no aplique su mandato de estabilizar los precios. Aunque las últimas cifras de inflación en Alemania son alentadoras, se basan en una evolución a corto plazo. Aún no se sabe si el BCE podrá alcanzar la estabilidad de precios a finales de 2015. Y mientas no esté seguro de conseguirlo tampoco cambiará su política monetaria.

Salir sería precipitado

La segunda crítica de Alemania es que el BCE actúa muy tarde y ya ha perdido el tren para cambiar de política. Los riesgos de un cambio prematuro son más altos que los de cambios a posteriori. El BCE ya tuvo experiencias similares en 2008 y 2011, cuando subió los intereses y fue arrollado por las crisis. Actualmente, el BCE no puede ignorar los riesgos del "brexit” y la política económica del presidente Trump, la mala situación de algunos bancos o los riesgos geopolíticos. Una política monetaria expansiva conlleva sin duda peligros para los pequeños ahorradores alemanes y muchas instituciones financieras. Pero también es cierto que el BCE actúa en nuestro propio interés con su política monetaria, tratando de superar la crisis y, por tanto, asegurando el crecimiento y el empleo en Alemania a largo plazo.

Sobre las críticas de Alemania al BCE, especialmente preocupante es la doble moral que se usa. Al igual que el gobierno federal rechaza las propuestas de reformas europeas del nuevo presidente francés Macron, también hace responsable al BCE del excesivo superávit alemán, desviando así la atención de sus propios errores.

Alemania rompe las reglas

La política alemana es buena a la hora de criticar a los vecinos europeos por falta de reformas estructurales y por el alto nivel de endeudamiento. Tiene razón en criticar que los demás europeos no respeten la normativa europea. Sin embargo, es la propia  Alemania la que no la respeta, violándola durante años con un superávit por encima del 8%. En lugar de reconocer esto y participar activamente en la solución del problema, el gobierno federal trata de ignorar estas reglas negando sus propios fallos.

Especialmente cínico es el intento de culpar a otros de sus propios errores en política económica. Por eso, el culpable del  superávit alemán no es el BCE sino la propia política alemana. Los responsables no son las exportaciones o el euro, sino la falta de inversiones en Alemania provocadas por  un marco económico ineficiente para la inversión privada, una burocracia excesiva, falta de mano de obra cualificada e inversiones deficitarias en materia de educación, innovación e infraestructuras. Por otro lado, Alemania saldría beneficiada con la reducción del superávit comercial a través del aumento de la inversión, porque mejoraría del crecimiento, los ingresos y el bienestar de sus ciudadanos.

Para mejorar su política económica y emprender reformas en Europa, Alemania tendría que bajarse del pedestal y terminar con esa doble moral. Puede exigir reformas a sus vecinos mientras respete la regulación, pero hacer responsables a otros del superávit como hace el gobierno federal con el BCE no solo es falso, sino también perjudicial para Europa.

Marcel Fratzscher dirige el Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW) en Berlín. También es profesor de Macroeconomía en la Universidad Humboldt de la capital alemana.

Autor: Marcel Fratzscher   / El artículo fue publicado el 29 de mayo 2017  en el diario económico Handelsblatt.

 

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