1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Economía argentina: diez problemas centrales

Pablo Kummetz (EL)19 de octubre de 2015

El Gobierno Kirchner le deja a su sucesor una pesada carga: diez grandes problemas que dificultarán enormemente la gestión del próximo Gobierno y limitarán sus posibilidades de acción.

Argentinien Pleite Staatspleite
Imagen: Reuters

Diez problemas, algunos recientes, otros crónicos, lastran la economía argentina y supondrán una difícil hipoteca para el Gobierno que asuma después de las próximas elecciones, sea quien sea. Los diez problemas centrales son la reprimarización, el proteccionismo, el desempleo, la sobrevaluación de la moneda, el déficit fiscal, la inflación, el alto riesgo país, la escasez de crédito externo, los fondos buitre y el déficit energético.

La reprimerización está en la base de los problemas estructurales del país. Aproximadamete dos tercios de las exportaciones argentinas son hoy productos agropecuarios y alimentos; un tercio, productos industriales (sobre todo autos y químicos) y un 6%, combustibles y energía. Hace 15 años, las exportaciones de bienes industriales eran de más del 40 por ciento. “La reprimarización es uno de los problemas principales, porque los ingresos del auge 2003-2008 se destinaron a programas asistencialistas y no a la diversificación de la economía, la educación y la infraestructura”, dice el Prof. Dr. Klaus Bodemer, del GIGA Institute of Latin American Studies, con sede en Hamburgo.

Uno de los países más proteccionistas del mundo

Paralelamente, Argentina es uno de los países más proteccionistas del mundo. Según datos de Global Trade Alert, ha impuesto 278 barreras comerciales discriminatorias, más que cualquier otro país de América Latina. “El proteccionismo ha tenido muy negativas consecuencias sobre todo en las relaciones comerciales con Brasil. Además bloquea el Mercosur y baja la competividad de la producción nacional”, apunta Bodemer.

La primarización y el proteccionismo han llevado por su parte a tendencias recesivas y un creciente desempleo. Tanto la CEPAL como el FMI pronostican para 2016 un muy leve crecimiento, de 0,4 el FMI y de 1,6 la CEPAL. Cifras muy escasas, basadas sobre todo en el crecimiento del gasto del Estado, como para reducir decididamente el desempleo. Este es del 6,6 por ciento según el Instituto Nacional de Estadísticas de la Argentina (INDEC), subirá a 8,4 por ciento el año próximo según el FMI y es ya hoy del 11% según el Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad UCES, de Buenos Aires.

El desempleo, subempleo y la informalización llevan por su parte a un alto índice de pobreza. Para el Observatorio Social de Universidad Católica Argentina, la pobreza en 2014 afectó al 28,7 por ciento de la población, o sea, unos 11,5 millones de personas.

Axel Kicillof, ministro de Economía argentino.Imagen: picture-alliance/AP Photo/Victor R. Caivano

Déficit fiscal, inflación y sobrevaluación del peso

El Gobierno ha tratado de salirle el paso al desempleo y la pobreza con programas sociales. El problema: no están financiados con recursos reales, sino con déficit fiscal e inflación. Según los economistas del Instituto para el Desarrollo Social Argentino, el déficit fiscal asciende este año al 6,3% del PBI. Ese déficit es uno de los principales impulsores de la inflación, que, según proyecciones de organismos internacionales, puede llegar al 25 por ciento el año próximo.

La inflación, a su vez, hace presión sobre el tipo de cambio. Normalmente, con una alta inflación, el precio del dólar debería subir. Para evitarlo, el Gobierno lo controla. “El tipo de cambio está claramente manipulado y el dólar subvaluado. Eso hace necesarias masivas limitaciones a la importación. Las empresas tienen un escaso acceso a divisas y todo ello frena el crecimiento”, dice Bodemer. Además han bajado las reservas de divisas, que de febrero de 2011 a octubre de 2015 pasaron de 52.000 a 27.000 millones de dólares. Ello, a pesar de un swap (cambio) de divisas con China por 11.000 millones de dólares.

Un alto riesgo país

El conjunto de medidas intervencionistas, el control de cambios, la inseguridad jurídica y la corrupción (puesto 107 entre 175 países, según Transparencia Internacional) llevan a un alto riesgo país, que se refleja en los intereses para tomar créditos en los mercados internacionales. En América Latina, Argentina tiene un riesgo país tres veces mayor que Perú y dos veces mayor que Colombia. Eso hace que sea difícil y caro obtener créditos externos, lo que a su vez limita las inversiones.

La situación se ve agravada por el conflictos con los “fondos buitre”, que no entraron en la quita de deuda vieja argentina y ahora reclaman el cien por ciento del capital más intereses. Luego de un fallo a su favor en Nueva York (lugar de emisión de los bonos en cuestión), y la negativa de Argentina a pagar, el país se halla en estado de “default técnico”.

Fracking en Vaca Muerta.Imagen: AFP/Getty Images/J. Mabromata

Finalmente, el actual Gobierno deja al próximo un déficit energético crónico. “Es el resultado de una mala política de recursos energéticos de la última década, que llevó a que Argentina deba gastar hoy ingentes sumas en importar energía, sobre todo de Bolivia, Venezuela y Brasil”, dice Bodemer. El punto decisivo fue en 2011 la expropiación de la empresa española Repsol. La manzana de la discordia fueron los esquistos petrolíferos de Vaca Muerta. Ironías de la economía: hoy, con el petróleo a menos de 50 dólares el barril, es demasiado caro extraerlo y no vale la pena hacerlo.

Ir a la siguiente sección Descubra más
Ir a la siguiente sección Tema del día DW

Tema del día DW

Ir a la siguiente sección Más de DW