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Economistas abogan por poner precio al CO2

Richard Fuchs
30 de mayo de 2017

La presidencia alemana del G20 reúne en Berlín a líderes de opinión mundiales en la cumbre Think20. Entre ellos, 13 economistas con un claro llamamiento para el establecimiento de un precio global para las emisiones.

Deutschland Global Solutions Think 20 Summit 2017 in Berlin
Imagen: DW/R. A. Fuchs

La cumbre Think20 es un foro para líderes de opinión de todo el mundo en la lucha contra el hambre, el cambio climático y la desigualdad, y está organizado por la presidencia alemana del G20 en Berlín. En esta ciudad se han gestado algunas revoluciones empresariales. Trece economistas de prestigio internacional han venido ahora aquí a proponer otra. Su objetivo es conseguir que se establezca un precio realista, relevante y global para el CO2.

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Hasta ahora existen diferentes sistemas regionales de comercio de emisiones, pero los precios son demasiado bajos para que se logren cambios significativos. El premio Nobel Joseph Stiglitz y el británico Lord Nicholas Stern -que advirtió ya de las consecuencias del calentamiento global hace más de diez años en el informe que lleva su nombre-, están convencidos de que esto tiene que cambiar. Los dos presidentes de la "Comisión de Alto Nivel para los Precios del Carbón" presentaron en Berlín un documento inflamable que pretende encender el debate.

Entre 50 y 100 dólares por tonelada en 2030

El precio debe posibilitar el crecimiento de los países emergentes sea cual fuere su actual nivel de desarrollo, pero manteniéndose dentro de un rango prefijado para ser eficaz, explica Stern, profesor de la Londos School of Economics. "Para mantener el calentamiento global por debajo del objetivo de dos grados, fijado en París, el dióxido de carbono debe tener, hasta 2020, al menos un precio de entre 40 y 80 dólares por tonelada", afirma Stern. Hasta 2030, esa franja de precios debería elevarse hasta los 50 a 80 dólares, para hacer atractivas las inversiones en energías renovables y eficiencia energética, añade.

De izq. a derecha: John Roome, director de Cambio Climático en el Banco Mundial; Lord Nicholas Stern, autor del 'Informe Stern'; Joseph Stiglitz, Nobel de Economía; y Ottmar Edenhofer, director del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Postdam.Imagen: DW/R. A. Fuchs

La urgencia de la medida la aclara Stern con un reproche a las centrales eléctricas proyectadas. "La infraestructura se doblará en dos décadas en base a las actuales tecnologías sucias, alejando la meta de los dos grados hasta hacerla inalcanzable".

El tren de la historia

En lugar de debatir sobre los costos del cambio climático, Stiglitz y Stern pretenden mostrar el potencial de crecimiento económico de una protección del clima efectiva. Y hay mucho que ganar, dijo Stiglitz con la vista puesta en Trump, que rompió el consenso sobre el cambio climático en la cumbre del G7, en Sicilia. El abandono de los combustibles fósiles marcará la historia económica del siglo XX, dijo el profesor de la Universidad de Columbia. A lo que Stern añadió que la tendencia se mantendrá a pesar de los titubeos de Estados Unidos. China e India, por ejemplo, han conseguido, dijo, reducir el precio de la electricidad gracias a la competencia de la energía eólica y la solar.

El climatólogo Ottmar Edenhofer, del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Postdam, destacó que los ingresos estatales en los países en desarrollo gracias a la venta de emisiones de CO2 pueden utilizarse para la prevención de la pobreza. Para él, otros instrumentos políticos pueden fortalecer el efecto de un precio efectivo para el CO2, pero ninguno podría sustituirlo. "Sin un precio para el CO2, todo lo demás es igual a nada", resume.

El gobierno alemán, a través de Karsten Sach, encargado de las cuestiones de cambio climático del Ministerio de Medio Ambiente, se mostró favorable a la medida. "También creemos que el CO2 necesita un precio global", dijo. Si este compromiso se materializa en la práctica, lo veremos tras las elecciones. El ejemplo de Alemania, además, ha demostrado que una economía eficiente energéticamente puede ser también altamente competitiva. El precio del CO2 se va a convertir, durante la presidencia alemana del G20, en una pieza más de la 'realpolitik'.

Autor: Richard Fuchs (LGC/ CP)

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