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PolíticaBolivia

Ecuador, Bolivia, Perú y el cóctel de la conflictividad

María Santacecilia
15 de junio de 2023

En Bolivia, Perú y Ecuador se suceden las crisis políticas y sociales. ¿Qué males comunes aquejan a estos tres Estados andinos?

Personas sentadas en una plaza en Lima, con pancartas contra los políticos.
En Perú, las crisis políticas y los cambios de gobierno se suceden uno tras otro.Imagen: Rodrigo Abd/AP/picture alliance

La región andina es escenario de una inquietante inestabilidad. Países como Ecuador, Bolivia y Perú, están aquejados de una intensa conflictividad política y social. Estos males recurrentes no son fruto de la casualidad: "La inestabilidad en Perú y Ecuador, al menos, y de alguna manera, también en Bolivia, tiene mucho que ver con la falta de capacidad del Estado para proveer y expandir servicios de forma equitativa a la población en general. Y esto ha venido pasando desde hace muchos años, a pesar de revoluciones y de nuevos periodos democráticos", dice a DW Grace Jaramillo, politóloga ecuatoriana de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá.

Inestabilidad política, desigualdad, protestas, estallidos sociales, violencia y narcotráfico forman el cóctel de la conflictividad. En una especie de círculo vicioso, tras períodos de relativa calma, la situación vuelve a enconarse, sumiendo a los países en la incertidumbre y la desestabilización institucional.

Grace Jaramillo pone el ejemplo de Perú, una economía de gran tamaño en Latinoamérica, que tuvo el mayor número de muertos por la pandemia en la región por no contar con los servicios de salud mínimos extendidos a la totalidad de su territorio. "La falta de capacidad estatal es tan dramática, que ni siquiera se pueden atender emergencias a ese nivel. Es ahí donde empieza en Perú la crisis sistemática, en el 2019, con una caída de presidente tras otro. Una crisis que no se ha solucionado hasta ahora", dice la politóloga ecuatoriana.

Plutocracia y gobiernos progresistas

Jacques Ramírez, profesor de la Universidad de Cuenca (Ecuador), apunta otro factor. En la región andina se ha dado durante décadas una especie de plutocracia, en la que grandes familias han controlado la banca, los medios de comunicación y el poder. Ramírez menciona, en este sentido, al actual presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, miembro de una familia con tradición en el poder.

Con la entrada en el siglo XXI de diversos gobiernos progresistas, la dinámica plutocrática se empieza a romper. "En algunos casos, con más fuerza, como en Bolivia, pero también en otros proyectos interrumpidos, como en Ecuador", explica Ramírez. "La disputa no solo es por el control del poder político, sino, sobre todo, de los poderes económico y mediático. Por eso se producen acá las grandes tensiones entre diferentes partidos y organizaciones sociales".

En ese contexto se integraría la irrupción de líderes "salvadores" que dejan una enorme huella a su paso, en una especie de "neocaudillismo" en una región habituada a este tipo de figuras políticas. Son los casos de Correa en Ecuador, Fujimori en Perú y Morales en Bolivia.

Los poderes establecidos, contra las grandes reformas

"La gente no vota por un programa, sino por la persona que ellos creen que puede mejorar sus condiciones de vida. Pero, cuando la situación mejora, se produce una reacción muy fuerte por parte de los poderes establecidos. Son intereses económicos, a veces de empresas extranjeras, y también de las viejas familias", dice a DW Wolf Grabbendorf, experto alemán que ha ocupado diversos cargos de instituciones en Latinoamérica y profundo conocedor de la región.

Según Grabbendorf, esos poderes establecidos tratan de impedir que cualquier "salvador" al frente de un gobierno tenga éxito en sus reformas políticas: "Ellos van a tratar de defender sus privilegios a toda costa, no importa que intervenga el Ejército. Para esa elite, la democracia solo es válida cuando sirve a sus intereses", sentencia Grabbendorf, y apunta que la extrema desigualdad entre la gente y el reducido grupo de personas que ostenta el poder es un factor clave para la inestabilidad en la región.

La ausencia de una cultura de partidos

Para la politóloga Grace Jaramillo, a las deficiencias estructurales existentes en Bolivia, Perú y Ecuador, hay que sumar la ausencia de una base sólida de partidos. "Existen movimientos, pero no partidos políticos. El MAS en Bolivia siempre fue un movimiento más que un partido, un movimiento caudillista. Lo mismo podemos decir en Ecuador con el correísmo, que no tiene partido o se ha cambiado de nombre varias veces. Es un movimiento que carece de estructuras institucionales, de una ideología clara, así como de un plan programático o líneas claras de acción", explica.

La volatilidad política se debe a la ausencia de cultura de partidos. "El Perú tiene la más alta volatilidad, con partidos que no duran más allá de la elección", destaca Jaramillo. En cuanto a las próximas elecciones en Ecuador, Jaramillo advierte que nadie sabe cómo va a ser la composición de la Asamblea, porque la mayoría de las listas están en alianza con partidos que se han creado apenas recientemente para lanzarse a la candidatura presidencial o a la Asamblea Nacional. De esa manera, es complejo hacer coaliciones, alianzas o "tener siquiera el panorama claro de si es un gobierno de izquierda, de derecha o populista, o una mezcla de todo lo anterior", dice la politóloga.

Para culminar el cóctel de la conflictividad social, en los últimos años, el narcotráfico ha ido ganando terreno en los países andinos gracias, precisamente, a la debilidad institucional y a las fronteras porosas entre Estados. Pero Jacques Ramírez advierte que el fenómeno no es exclusivo de esta región: "En Estados Unidos y en Europa, el narcotráfico puede actuar porque tiene vínculos con mayor o menor fuerza con los gobiernos, con la Policía, con la Marina... Es algo que pasa a nivel global, si no, uno no entendería el transnacionalismo del negocio del narcotráfico", sentencia. (ers) 

 

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