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Ecuador: inquietante desfase de muertos por COVID-19

Nicole Frölich
21 de abril de 2020

Desde el pasado 16 de abril, Ecuador está de luto. Su presidente, Lenín Moreno, decretó el duelo nacional por 15 días en honor a las víctimas de la COVID-19. Víctimas que el país no logra cuantificar.

Personal sanitario mete un féretro en una camioneta frente a un hospital en Guayaquil.
Personal sanitario mete un féretro en una camioneta frente a un hospital en Guayaquil.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Pin Mendez

Según el Ministerio de Salud ecuatoriano, el 20 de abril, el número de casos de contagio por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectados en el país sudamericano superó los 10.000. Sin embargo, hay datos que indican que esa cifra se acerca mucho más a la de víctimas mortales que a la de infectados.

La región más azotada por la pandemia es la provincia de Guayas, con cerca del 70 por ciento de los casos. La provincia más poblada de Ecuador registra normalmente un promedio de 2.000 muertes al mes. De acuerdo con las autoridades, en la primera quincena de abril, se reportaron 6.703 fallecimientos. El jefe de la Fuerza de Tarea Conjunta, Jorge Wated, atribuye estas muertes a "COVID, presunto COVID y muertes naturales".

Cifras procuradas por un órgano gubernamental, que difieren enormemente de las manejadas por el Ministerio de Salud. Hasta el 20 de abril, éste había confirmado 507 muertes por COVID-19 a nivel nacional.

María Paula Romo, ministra de Gobierno de Ecuador.Imagen: Reuters/D. Tapia

Una comunicación confusa

En el gobierno son conscientes de la incongruencia de los datos administrados. "No es que haya un dato que sea verdad y otro que sea mentira. Son datos distintos", explicó la ministra de Gobierno, María Paula Romo, en Cadena Nacional. "Los datos del Ministerio de Salud son cuántas pruebas se han tomado. Y, de ese universo, cuántas personas dieron positivo. De ninguna manera ese dato (…) lo que pretende es decir: 'Este es el total de personas contagiadas en el país.' Eso no lo sabemos."

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Una comunicación confusa en momentos en que una política de información clara y concisa podría salvar vidas. "Existen problemas serios de comunicación por parte de las autoridades en Ecuador", asegura Daniel Simancas, director del Centro de Investigación en Salud Pública y Epidemiología Clínica de la Universidad Técnica Equinoccial (UTE). "Ha existido un hermetismo en los datos presentados, especialmente en los muertos que se han quedado sin diagnóstico y que eran potenciales contagiados con COVID".

En su comparecencia en Cadena Nacional, la ministra de Gobierno admitió que los allegados de las víctimas mortales posiblemente nunca vayan a conocer la causa real de los decesos. "No se están aplicando pruebas a las personas que murieron. Pero sí se está aplicando un protocolo de recolección de datos para poder tener causas posibles".

El problema de las pruebas

Las pruebas son el gran problema de Ecuador. Mientras que el país trata de aumentar su capacidad de detección, miles de pruebas siguen represadas. Hasta la semana pasada, sólo había un laboratorio en el país que pudiera procesar los tests de coronavirus. Ahora se pueden analizar hasta 1.400 muestras en un día. Alemania, un país con el cuádruple de habitantes, está efectuando hasta 115.000 pruebas diarias. 82 veces más que Ecuador.

Aumentar el número de pruebas no sólo es crucial para reflejar la situación real del país. Identificar a contagiados -vivos o muertos- es decisivo para romper la cadena de propagación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda hacer pruebas de cada caso sospechoso. "Si da positivo, aíslenlo y descubran con quién ha estado en contacto. Entonces hagan pruebas a esas personas también".

Además de la falta de capacidad de detección, el epidemiólogo Simancas critica la aplicación de las escasas pruebas disponibles. "Hacemos las pruebas a personas muy enfermas y éstas ya han contagiado a muchos más. (…) Dejamos un amplio espectro de pacientes leves, asintomáticos y fallecidos sin diagnóstico. Estos no pueden entrar en las estadísticas, lo que imposibilita proyectar el comportamiento de la curva epidemiológica y, por ende, una toma de decisiones informada".

Peligroso optimismo

A pesar de la desinformación y el caos sanitario y estadístico, la ministra de Gobierno especula que el pico de contagio ya se podría haber superado. El 18 de abril aseguró que la curva epidemiológica "ha dejado de subir. O al menos esta escalada que vimos sobre todo entre los días 12 y 23 (de marzo). Ya no es esa la tendencia".

Con alrededor de 13.000 muestras aún esperando confirmación y un subregistro estimado del 50 por ciento, hablar de una "meseta" en la curva es muy optimista. Los investigadores de la UTE calculan que Ecuador llegará al pico de contagios en dos o tres semanas. Simancas discrepa drásticamente con la ministra Romo y advierte de los peligros de cantar victoria de manera precipitada: "Es muy difícil utilizar estos datos y anunciar el relajamiento de las medidas. Si se quitan las medidas de cuarentena, esperamos nuevos brotes y caos parecidos a los de Guayaquil en otras provincias".

La semana pasada, el gobierno lanzó una iniciativa de "semaforización regional" para la paulatina relajación de las medidas implementadas para frenar la pandemia. El Ejecutivo quiere así comenzar a reactivar la economía en medida de lo posible. Hasta el 26 de abril todos los semáforos permanecerán en rojo. Lo que ocurra después dependerá de la evolución de la curva. Y de las cifras que el gobierno use para calcularla. (VT)

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