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Ecuador: ¿Pragmatismo o ideología en política exterior?

Mirra Banchón 14 de febrero de 2013

¿Qué ha marcado las relaciones exteriores de Ecuador durante el gobierno de Rafael Correa? En caso de su posible victoria en las urnas, ¿qué línea seguiría? DW consultó con especialistas.

Rafael Correa, presidente de Ecuador, en campaña por nuevo mandato.Imagen: Reuters

“Rafael Correa se mostró fuerte ante Estados Unidos y no prolongó el acuerdo de la base militar de Manta, retiró a sus militares de la School of the Americas y, después de las revelaciones de Wikileaks, expulsó a la embajadora estadounidense del país. Ha criticado al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional así como la exclusión de Cuba de la Organización de Estados Americanos. Ha renegociado la deuda externa –lo que ha ahorrado varios millones de dólares al país- y se ha opuesto a la arrogancia europea en las negociaciones de un acuerdo de libre comercio”. Así resume la política exterior de Ecuador Francois Houtard, directivo del Centre Tricontinental de Lovaina la Nueva, la ciudad belga donde estudió Rafael Correa, actual presidente que, de ganar en las urnas el 17 de febrero, marcará por una década el destino del país equinoccial.

“Ha aportado grandes impulsos a la integración latinoamericana en el marco de UNASUR¸ el ALBA y la CELAC”, afirma Hourtard, teólogo de la liberación y miembro del Foro Social Mundial, que no mira con malos ojos la política exterior de Ecuador y ve en su propuesta de Socialismo del Siglo XXI poco más que una reforma socialdemócrata.

Alba, ¿una solidaridad simbólica?

“Ecuador es un país que no tiene una línea política muy clara en relaciones exteriores. El discurso es antiestadounidense, a veces antieuropeo. Rafael Correa entiende su gobierno como una revolución y a Ecuador como un país que en las últimas décadas no ha sido tratado con cuidado ni por Estados Unidos ni por Europa”, dice a DW Wolf Grabendorff, analista de la Fundación Friedrich Ebert (FES) en Quito.

Por otro lado, “su membresía en el ALBA, liderada por Hugo Chávez, es sobreestimada en la prensa europea y norteamericana; no juega ningún papel en la discusión diaria en este país”, acota Grabendorff, puntualizando que se trata más bien de una solidaridad simbólica con el presidente venezolano y su Socialismo del Siglo XXI.

Rafael Correa y Cristina Fernandez de Kirchner, en Buenos Aires, diciembre 2012.Imagen: Getty Images

En este contexto, analistas del Centro de Investigaciones de Barcelona (CIDOB), cuestionan si, en caso de una ausencia del líder venezolano, Rafael Correa y su Revolución Ciudadana sería el llamado a asumir de portavoz de este grupo al que pertenecen también Nicaragua, Bolivia y Cuba.

Efectivamente, “ha habido una primera cercanía hacia países vinculados con la revolución de Hugo Chávez, pero no es un alineamiento automático. Hay que ver qué pasará con el restablecimiento de la salud de presidente venezolano; aunque algunos análisis hablan de que Rafael Correa asumiría el lugar que dejaría vacante, creo que Hugo Chávez es bastante difícil de reemplazar”, explica a DW por su parte Flavia Freidenberg, directora del l Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca (USAL).

El Mercosur y la UE

En opinión de la investigadora de la USAL, si bien en la geopolítica latinoamericana Correa ha estado más cerca de la Argentina de los Kirchner, de Evo Morales y de Caracas, “su política exterior ha sido pragmática y acomodaticia. Mi percepción es que Ecuador está en silencio mientras los demás hablan”.

Dimensionando al país andino en el contexto latinoamericano, aunque tiene recursos económicos y naturales importantes, en comparación a Brasil, Argentina y México, su peso relativo es mucho menor, afirma Freidenberg y concluye que, en esa medida, un posible ingreso del país al bloque del Mercado Común del Sur (Mercosur) tendría bastante que ver con la presencia de Venezuela en el bloque.

¿Mala fama?

Con respecto al tema comercial y la negociación de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, “el problema es que Europa no es un mercado interesante para el gobierno de Correa. Por otro lado, en los círculos económicos no se vería con muy buenos ojos que Quito optase, como Bolivia, por integrar el Mercosur”, afirma Grabendorff.

Que Ecuador no quiera aceptar las reglas de propiedad intelectual y de protección de inversiones usuales para la UE, además de los conflictos con petroleras, “han llevado a que la fama del país y su gobierno no sea muy buena entre las empresas internacionales. Por eso este gobierno opta por un curso nacionalista que no es compaginable con el de la UE”, concluye previendo que, de ganar Rafael Correa, este curso no cambiaría.

Rafael Correa con el presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, en Quito, enero de 2012.Imagen: picture-alliance/dpa

Nuevos socios

Por último, con respecto a las relaciones con Irán, China y Turquía, efectivamente, “Ecuador ha hecho vínculos básicamente comerciales con determinados países que antes no eran los más cercanos”, afirma la analista de USAL y concluye: “Veo cierto pragmatismo en esa relación. Cuando un país extranjero compra gran parte de tus reservas petroleras en el momento en que el barril petróleo tiene uno de los precios más altos de la historia, se entiende que con él se tenga una relación preferente”.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

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