Educación pública, a debate
9 de abril de 2007En algunas partes del mundo, el tema ha costado vidas humanas. En Alemania, causó un movimiento de protesta en forma de una serie de huelgas estudiantiles en 1997, así como en 2002, 2003 y 2004. Ahora es un hecho: a partir del semestre entrante, cada estudiante de escuela superior en los estados de Baviera, Turingia y Renania del Norte-Westfalia deberá pagar 500 euros por semestre.
Esquemas distintos
El Estado social alemán, o lo que queda de él, mantiene mecanismos que permiten paliar el costo. Por ejemplo, las fundaciones políticas reciben dineros del ministerio de Educación, con el fin de que los distribuyan entre sus becarios luego de un estudio socioeconómico. Pero aún así hay diferencias de criterio.
La Fundación Konrad Adenauer, por ejemplo, no piensa que los subsidios sean la mejor vía para equilibrar los costos de los estudios. En cambio, propone un esquema de patrocinios y otros medios externos para que los becarios se alleguen recursos.
La Fundación Hans-Böckler, a su vez, propone que los estudiantes beneficiados acrediten una participación extraordinaria en la vida académica o deportiva de las universidades.
La fundación liberal Friedrich Naumann es contraria a asumir costos de cuotas estudiantiles. Como alternativa, sugiere un esquema de préstamos similares a algunos instrumentos bancarios. La idea es, básicamente, que antigüos becarios ayuden a patrocinar los estudios de los nuevos universitarios.
Oposición estudiantil
La búsqueda de esquemas alternativos no ha impedido que asociaciones estudiantiles sigan manifestando su oposición a las erogaciones. La llamada Asociación contra las cuotas estudiantiles, con sede en Berlín, esgrime un reproche conocido: que tras los pagos se esconde una "privatización". Su propuesta: que el Estado siga financiando la educación superior a través de medios salidos del fisco.
Dice, además, que la imposición de cuotas a la educación incrementará a la larga la brecha entre ricos y pobres. Y que aspectos como los estudios socioeconómicos atentan contra los principios de igualdad.
Mejor sería, señala la organización, otorgar la gratuidad de estudios independientemente del ingreso de los padres de los estudiantes.
Pero sobre todo, los opositores a las cuotas manifiestan una objeción material: dicen que toda versión en cuanto a que "las arcas del gobierno están vacías" en Alemania es una "frivolidad". Según sus cálculos, "existe dinero suficiente como para financiar un sistema educativo público".
El tema, de acuerdo con estas visiones, debe ser discutido tomando en cuenta todas las connotaciones políticas y sociales. El debate cobrará intensidad conforme se vaya acercando el inicio del próximo semestre. La pregunta es hasta dónde llegará dicha intensidad.