Irán derribó un dron no tripulado habiendo podido atacar un avión con 35 personas a bordo. EE. UU. canceló un bombardeo contra los persas y optó más bien por sanciones. Ninguno de los dos quiere la guerra, dicen expertos
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Este lunes (24.6.2019), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la entrada en vigor con efecto inmediato de nuevas sanciones contra el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, y su entorno. Estas medidas impiden que la élite de Teherán acceda a recursos financieros ingentes y sugieren que las fricciones entre ambos países se están intensificando. Pero, el hecho de que Washington cancelara un ataque aéreo contra los persas y optara más bien por imponerles restricciones económicas es un indicio de que la Casa Blanca puede haberse percatado a tiempo de las ventajas de resolver la crisis bilateral diplomáticamente.
Bravuconadas de lado y lado
La semana pasada, después de que Irán dijera haber derribado un dron estadounidense que entró a su espacio aéreo, la Casa Blanca ordenó un bombardeo sobre la república islámica solo para suspenderlo en el último minuto. Tanto Trump como su consejero de seguridad nacional, John Bolton, le recomendaron a Teherán que no confundiera ese gesto de prudencia con debilidad; pero el gobierno de Irán puede decirle lo mismo a Washington. Después de todo, la Guardia Revolucionaria alega haber derribado el dron no tripulado cuando pudo haber disparado contra el avión estadounidense que volaba en sus cercanías con 35 personas a bordo.
A juicio de Alex Vatanka, investigador del Instituto Medio Oriente, con sede en Washington, es evidente que ninguna de las partes quiere una guerra, a pesar de que cualquier movimiento en falso podría hacerla estallar. Cuando Trump retiró el respaldo de Estados Unidos al acuerdo nuclear firmado con Irán por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania, el mandatario señaló que su meta era renegociar con Teherán y redactar un convenio "mejor”, uno que incluyera más garantías de que los persas no construirían una bomba nuclear y que fuera vinculante por más tiempo que el pacto suscrito en 2015.
"Policía bueno, policía malo”
Pero, hasta ahora, lo que Trump ha logrado con sus amenazas y sus sanciones es atizar la intransigencia de la cúpula del poder iraní. "Las medidas punitivas funcionaban en el pasado porque eran multilaterales y tenían una base diplomática. Entonces funcionaban los canales de comunicación. Ese ha dejado de ser el caso”, comenta Kaleigh Thomas, investigadora del think tank Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense. ¿Cuál es el plan de Trump con las sanciones si éstas no han servido de mucho durante su mandato? La Casa Blanca espera que la población iraní, que sufre bajo las mismas, pida un cambio de régimen, arguye Vatanka.
"El mejor escenario para el Ejecutivo de Trump es uno en el que los iraníes de a pie se pongan furiosos debido a las estrecheces que padecen y presionen a los que están en el poder. Pero, a mis ojos, eso es improbable”, explica el especialista del Instituto Medio Oriente. Lo más viable, acota Vatanka, es que Trump asuma el rol del interlocutor más cordial en un juego de "policía bueno, policías malos”, con el Secretario de Estado, Mike Pompeo, o con John Bolton como compañero de fórmula. Thomas dice que Bolton es el diplomático que menos temor le tiene a un conflicto bélico con Irán, pero recuerda que es Trump quien tiene la última palabra.
( erc/cp )
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Historia de la Revolución Islámica (02.2018)
A comienzos de 1979 fue derrocado el último shá de Persia, Mohammad Reza Pahlevi. Los invitamos a recordar ese suceso en esta galería de imágenes.
Imagen: akairan.com
Regreso a Teherán
El 1º de febrero de 1979, el Ayatolá Jomeini volvió de su exilio parisino hacia Teherán y fue recibido con júbilo por la gente. Durante años, criticó al sha de Persia y a su élite política debido, según el Ayatolá, a la represión de personas que pensaban diferente, por la fuerte “occidentalización” de Irán y por su estilo de vida lujoso y decadente.
Imagen: akairan.com
Esperando al líder religioso
Cerca de cuatro millones de iraníes celebraron la llegada de Jomeini en las calles de Teherán. Las manifestaciones masivas en contra del sha de Persia ya llevaban cerca de un año. Desde agosto de 1978, las huelgas generales de la oposición paralizaban la economía del país.
Imagen: Getty Images/Afp/Gabriel Duval
El sha abandona Persia
Ya el 16 de enero de 1979, el sha Reza Pahlevi había abandonado Irán. Poco antes, en la conferencia de Guadalupe, había perdido el apoyo de los gobiernos occidentales, que estaban a favor de un diálogo con Jomeini. El presidente estadounidense Jimmy Carter le ofreció al sha permanecer en EE. UU., lo que este aceptó.
Imagen: fanous.com
El fracaso del primer ministro
El sha había nombrado a Schapur Bachtiar, uno de los líderes del opositor Frente Nacional (FN), como primer ministro interino para tranquilizar a sus rivales, pero sin éxito. Bachtiar fue excluido de su partido porque aceptó el cargo. Los otros miembros del FN ya habían acordado trabajar solo con Jomeini.
Imagen: akairan.com
Discurso en el cementerio
Jomeini dijo a su llegada a Teherán que no reconocía el gobierno de Bachtiar. Desde el aeropuerto viajó al cementerio central de la capital iraní, donde pronunció un discurso ante cientos de miles de personas. Le quitó legitimidad a la monarquía y al Parlamento, y anunció que tomaría el Gobierno de Irán en sus manos.
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Disturbios en todo el país
En Teherán y otras ciudades de Irán se produjeron violentos enfrentamientos entre los revolucionarios y los adeptos al sha de Persia. Los disturbios eran graves y el Ejército declaró un toque de queda, pero casi ningún iraní hizo caso.
Imagen: akairan.com
Primer ministro de la transición
El 5 de febrero de 1979, Jomeini nombró a Mehdi Bazargan, del Frente Nacional, como primer ministro de la transición. Parecía que el clero iba a cooperar con la oposición, de corte liberal. Sin embargo, pronto se produjeron conflictos entre ambas partes y Bazargan renunció el 5 de noviembre de 1979 como respuesta a la toma de rehenes en la embajada de EE. UU. en Teherán, tolerada por Jomeini.
Imagen: akairan.com
El pueblo iraní festeja
Luego del nombramiento de Barzagan, miles de personas salieron a la calle para apoyar al gobierno de transición. El Ejército anunció que no se inmiscuiría en la lucha por el poder, con lo cual Schapur Bachtiar perdió todo el respaldo. Tuvo que huír de su casa, perseguido por adeptos de Jomeini que estaban armados. En abril de 1979 se exilió en Francia.
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Saludo militar
Una unidad de élite de la Fuerza Aérea iraní saluda al ayatolá Jomeini. La Fuerza Aérea iraní tuvo un rol central en la victoria de la revolución porque dio acceso a los ciudadanos a sus depósitos de armas. El 9 de febrero se produjo un último levantamiento de la Guardia Imperial, que atacó una base del Ejército.
Imagen: Mehr
Derrocamiento de la monarquía
Las luchas armadas entre la Guardia Imperial y la población iraní aumentaron y el 11 de febrero de 1979 el caos reinaba en todo Irán. Los revolucionarios ocuparon el Parlamento, el Senado, el canal estatal de televisión y otros organismos estatales. Poco después se dio a conocer que la monarquía había sido derrocada. En Irán se festeja el 11 de febrero como el “Día de la Revolución Islámica”.