Los directores ejecutivos de las empresas más poderosas de Estados Unidos anunciaron la enmienda de su mantra “los accionistas primero”, reconociendo la existencia de una crisis de inequidad que amenaza la convivencia.
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Este martes (20.8.2019), la autoproclamada Business Roundtable –la Mesa Redonda de los Negocios–, un grupo integrado por los directores ejecutivos de las empresas más poderosas de Estados Unidos, anunció la enmienda de su mantra: "Los accionistas primero”. Esa frase resume el argumento del respetado estadístico Milton Friedman (1912-2006), ganador del Premio Nobel de Economía en 1976, según el cual el único propósito de una corporación es maximizar su valor para sus accionistas. Pero los tiempos cambian.
Ines Zöttl, la corresponsal del semanario alemán Der Spiegel en Washington, confirmó que jefes de compañías como Amazon, Apple, General Motors, Ford, Coca-Cola, Walmart, Bayer, Siemens, Exxon, SAP, Goldman Sachs y Blackrock firmaron un comunicado donde se enfatiza la necesidad de que la empresa privada replantee su rol en la sociedad. En esencia, la élite gerencial propone reducir la distancia entre el altar donde han sido puestos los accionistas y la posición asignada a otros grupos igualmente interesados en el éxito de las compañías.
Intenciones buenas, pero no vinculantes
Es decir, los trabajadores, los proveedores, los clientes y la sociedad en pleno. El documento reconoce implícitamente que las grandes empresas –que juntas emplean a más de quince millones de personas– tienen una responsabilidad que va más allá de asegurar el retorno de las inversiones y que son demasiados los ciudadanos padeciendo estrecheces mientras los consorcios celebran una ganancia récord tras otra. Juntas, las compañías representadas en la Business Roundtable reciben beneficios anuales de 7 billones de dólares.
El comunicado en cuestión no es vinculante de ninguna manera. Eso lleva a que expertos en relaciones industriales y laborales lo perciban como un gesto simbólico que debe ser seguido por acciones concretas para poder tener un impacto tangible. Adam Seth Litwin, profesor asociado de la Universidad de Cornell, es uno de los escépticos: "Hablar es fácil. La pregunta de rigor es cómo responderán los mismos directores ejecutivos cuando los accionistas exijan dividendos astronómicos trimestrales, aún en las horas más bajas”.
Golpe de timón
En el pasado, la Mesa Redonda de los Negocios cabildeó exitosamente contra leyes que buscaban impedir la formación de grupos empresariales para monopolizar el mercado, apoyó reducciones impositivas favorables para sus intereses y contribuyó a diluir restricciones que limitaran el acceso de la clase ejecutiva a altas compensaciones. Pero la Business Roundtable también ajustó sus principios, distanciándose de las posturas de Milton Friedman en tiempos de inestabilidad económica, como los primeros años de la década de los noventa.
Durante la recesión de esa década, los CEO más prominentes arguyeron que la misión de las corporaciones era "servir tanto a los accionistas como a la sociedad en su conjunto”. Muchos dudan que éstos hayan hablado con el corazón en la mano. Y ese recelo perdura hasta hoy, a pesar de que la posición más reciente de los industriales sea la más "social” de todas las que ellos han asumido. En la declaración de este 10 de agosto se reconoce la existencia de una crisis de inequidad que amenaza la convivencia en Estados Unidos.
Ese fenómeno ya había sido advertido por la clase política local. La desigualdad económica y la exclusión social se han convertido en tópicos inevitables ante la inminencia de las elecciones presidenciales de 2020. Los candidatos demócratas han demandado que determinados cargos en las juntas directivas de las empresas sean ocupados por personas elegidas por sus trabajadores, entre otras medidas para mejorar las condiciones de los empleados y aumentar su grado de influencia sobre las decisiones tomadas en las cúpulas de las compañías.
erc/jov (afp / der Spiegel)
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¿Por qué protestan los "chalecos amarillos" en Francia?
Las concesiones del presidente Emmanuel Macron no han logrado disipar las protestas, marcadas por la violencia. Acá revisamos una cronología de estas manifestaciones, que se han tomado las calles francesas.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
Caída libre de Macron
Desde que fue elegido, en mayo de 2016, la popularidad de Emmanuel Macron no ha parado de caer, no solo por sus discutidas políticas financieras sino también por su actitud, que muchos consideran arrogante. Pero fue su propuesta de subir el impuesto a los combustibles, una medida ambientalista, la que desató los problemas. Un video que se volvió viral acusó a Macron de estar "cazando conductores".
Imagen: Reuters/C. Platiau
Protestas a nivel nacional
El malestar, aireado primero en redes sociales, pasó a las calles: más de 290.000 personas protestaron, el 17 de noviembre de 2018, usando los fosforescentes chalecos amarillos que los conductores galos deben tener en sus vehículos por ley. Al menos una persona murió y más de 150 fueron detenidas. Coordinados a través de redes sociales, los "chalecos amarillos" carecen de estructura y liderazgos.
Imagen: Reuters/E. Gaillard
Choques y destrucción
El Gobierno de Macron dijo que mantendría su curso, y las marchas continuaron. El 24 de noviembre, unas 100.000 personas protestaron en todo el país, de ellas, 8.000 en París, donde se desató la violencia. La Policía se enfrentó con manifestantes en los Campos Elíseos (foto) usando gases lacrimógenos y cañones de agua. Los daños a la propiedad fueron estimados en más de un millón de euros.
Imagen: Reuters/B. Tessier
Concesiones ante la presión
Los "chalecos amarillos" se convirtieron en un problema para Macron. Si bien al comienzo se negó a ceder, luego propuso ajustar la medida según el precio del petróleo. Los manifestantes no se mostraron satisfechos y volvieron a las calles el 1 de diciembre, desatando el caos. Macron convocó un comité de crisis y el 5 de diciembre, en medio de amenazas de más protestas, descartó el impuesto.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Guay
París bloqueado
Macron, sin embargo, se negó a restituir el impuesto a la riqueza y rechazó otros pedidos de los manifestantes, que exigen su renuncia. Es difícil clasificar a los "chalecos amarillos", toda vez que tienen apoyo de extremistas de derecha e izquierda. El 8 de diciembre hubo protestas a nivel nacional. Vehículos blindados tomaron las calles de París cuando buena parte de la ciudad quedó bloqueada.
El 10 de diciembre, Macron respondió con un discurso televisado desde el Palacio del Elíseo. Más de 21 millones de personas vieron el tono conciliatorio que adoptó el mandatario, quien aceptó su parte de la responsabilidad en la crisis. Introdujo nuevas medidas, incluyendo un alza del salario mínimo, pago de horas extraordinarias libres de impuestos y exenciones fiscales a los jubilados.
Imagen: Reuters/L. Marin
Descontento en el vecindario
Mientras tanto, las protestas de los "chalecos amarillos" traspasaron las fronteras y llegaron a Bélgica, donde los manifestantes expresaron su malestar por los altos impuestos y los precios de los alimentos, así como los bajos salarios y pensiones. Agentes antidisturbios respondieron con cañones de agua, luego de que los manifestantes lanzaran piedras contra la oficina del primer ministro.
Imagen: Reuters/Y. Herman
Calma de fin de año
Las protestas siguieron hasta fines de diciembre en Francia, aunque la masividad disminuyó visiblemente. Eso no desalentó a los líderes oficiosos del movimiento, que usaron las redes sociales para llamar a continuar con las movilizaciones. En la víspera del Año Nuevo, varias celebraciones parisinas contaron con personas que, en ánimo festivo, se unieron a la fiesta con "chalecos amarillos".
Imagen: Reuters/C. Hartmann
Prometen seguir en 2019
Cualquier esperanza de que el cambio de año calmaría las aguas se disiparon cuando, el 5 de enero, una nueva ronda de protestas congregó a unas 50.000 personas, más que las últimas de 2018, aunque menos que en los inicios del movimiento. En París, algunos manifestantes se enfrentaron con la Policía, incendiaron vehículos y atacaron edificios gubernamentales. Macron condenó la violencia.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
También puede haber protestas pacíficas
Vistiendo chalecos amarillos, varios cientos de mujeres marcharon por París este 6 de enero, en un esfuerzo por restaurar la imagen pacífica de las protestas. En un momento de la manifestación, las mujeres se pusieron de rodillas para recordar con un minuto de silencio a las diez personas muertas y a aquellos que han resultado heridos desde que comenzó el movimiento.