EE. UU. sanciona a tres hijastros de Maduro y a Alex Saab
25 de julio de 2019
Los hijastros del presidente venezolano y el empresario colombiano Alex Saab se habrían lucrado con "cientos de millones de dólares" del programa de comida subsidiada conocido como CLAP.
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Estados Unidos sancionó el jueves (25.07.2019) a tres hijastros del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y al empresario colombiano Alex Saab, acusándolos de organizar "una vasta red de corrupción" en el programa CLAP de subsidios alimentarios del gobierno de Venezuela, en beneficio del presidente Nicolás Maduro.
"Hoy estamos imponiendo sanciones para acabar con uno de los esquemas más despreciables que se han ejecutado contra el pueblo venezolano (...) No permitiremos que Maduro se beneficie de la hambruna forzada del pueblo venezolano", manifestó el funcionario, que habló con Efe bajo condición de anonimato.
Los hijastros de Maduro sancionados son Walter, Yosser y Yoswal Flores, conocidos como "Los Chamos" e hijos de Cilia Flores, esposa del mandatario.
En total, el Departamento del Tesoro ha sancionado a diez individuos (incluidos Saab y los tres hijastros), que a partir de ahora verán congelados todos los activos o bienes inmuebles que puedan tener en EE. UU. y, además, se les prohíbe hacer transacciones financieras con cualquier ciudadano estadounidense. Como consecuencia, esos sujetos tendrán grandes dificultades para acceder al sistema financiero internacional, basado en el dólar.
Pago de sobornos a los hijastros de Maduro
EE. UU. sitúa a la cabeza del "esquema de corrupción" a Saab, que presuntamente pagó sobornos a los hijastros de Maduro para que ellos le pusieran en contacto con el propio mandatario y con el vicepresidente económico y ministro de Industrias de Venezuela, Tareck el Aissami, sancionado en febrero de 2017 por supuesto narcotráfico.
"Lo que hizo Saab es sobornar para ganar acceso y tomar control del programa CLAP y procedió a lavar cientos de millones de dólares mediante empresas pantalla en todo el mundo, en Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, México, Panamá, Colombia y hoy vamos detrás de toda esa red", aseveró el citado funcionario.
El citado funcionario afirmó que Saab está "escondido" en Venezuela, aunque la Interpol ya ha emitido contra él una "circular azul", destinada a localizarlo, identificarlo y obtener información sobre esa persona para una investigación criminal. En opinión de esa fuente, las acciones de hoy son "muy significativas" porque se dirigen contra el círculo más cercano de Maduro al golpear con sanciones a sus tres hijastros.
FEW (AFP, EFE)
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Los venezolanos encuentran refugio y solidaridad en Colombia
Maicao es famosa por su tráfico de drogas y personas, violencia y explotación sexual. Los refugiados venezolanos que viven allí son un blanco fácil. Pero un centro de recepción dirigido por ACNUR ofrece una salida.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperar en fila por comida
Los migrantes venezolanos hacen fila para verificar su número de registro y otros detalles antes de recibir su almuerzo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU sirve comida tres veces al día.
Imagen: DW/Eline van Nes
Un techo en circunstancias difíciles
Filas de carpas provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se extienden para los venezolanos migrantes en el centro de recepción en Maicao y brindan la mayor comodidad posible en estas circunstancias.
Imagen: DW/Eline van Nes
Buscar una salida
El centro de recepción recientemente inaugurado en Maicao, en la región de La Guajira, una colaboración entre ACNUR y las autoridades colombianas, es el primero de su tipo en Colombia. Las agencias gubernamentales locales y nacionales solicitaron ayuda a ACNUR debido al constante flujo de migrantes y refugiados venezolanos que cruzan la frontera hacia Maicao.
Imagen: DW/Eline van Nes
Sin un propósito y con la salud amenazada
Domingo Fernández, un experiodista y profesor de 72 años, solía escuchar sobre los refugiados y verlos en las noticias, pero nunca pensó que terminaría en un refugio también. Habiendo trabajado la mayor parte de su vida, ahora se siente inútil. Cada mañana se levanta, espera su desayuno y riega el área cerca de la entrada de su tienda de campaña porque el polvo está afectando sus pulmones y ojos.
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Esperando una vida mejor
Rusmari Luna trajo un brazalete de Venezuela que su madre le hizo para el viaje. Tuvo que irse con sus hijos porque ya no podía mantenerlos. Ella cuenta que algunas personas en Venezuela entregan sus hijos a otras familias, otras los abandonan en las calles. También dice que encontraba esas historias difíciles de creer, pero ahora entiende lo desesperadas que están algunas de esas personas.
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Soñar con casa
Rosmery Castillo dejó Venezuela hace un mes con dos de sus hijos y dejó un tercero con su hermano. Era enfermera en Valencia, pero la alta inflación desaparecía su salario mínimo y la dejaba sin casi nada para comprar comida. Ella planea regresar a Venezuela tan pronto como la situación mejore para estar con su madre y su abuela, a quienes tuvo que dejar atrás.
Imagen: DW/Eline van Nes
Compartir el techo y la voluntad de sobrevivir
Rosmery Castillo (34, izquierda) y Vanesa Añez (19) no se conocían cuando ambas llegaron al centro de recepción de ACNUR al mismo tiempo. Ahora comparten una carpa.
Imagen: DW/Eline van Nes
Una mano amiga
Una clínica de la Cruz Roja Colombiana en el centro de recepción atiende los problemas de salud que pueden sufrir los migrantes y refugiados, como los problemas pulmonares causados por el polvo del desierto de La Guajira.
Imagen: DW/Eline van Nes
Solidaridad y entendimiento
La xenofobia siempre está acechando en el fondo, pero La Guajira tiene una conexión histórica con la ciudad venezolana de Maracaibo. Muchas personas de La Guajira se mudaron a Venezuela durante el conflicto colombiano de las FARC. Hay solidaridad entre personas de ambos lados. También hay muchos desplazados internos en Colombia, que entienden cómo es para los venezolanos estar en esta situación.
Imagen: DW/Eline van Nes
Tomar la ruta legal
El cruce oficial entre Colombia y Venezuela está marcado por algunas vallas y soldados haciendo guardia. Hay una forma oficial de cruzar entre Colombia y Venezuela, pero también unos 150 atajos ilegales, muchos de los cuales terminan justo en frente del cruce oficial.