EE.UU. niega responsabilidad en ataque aéreo contra Alepo
17 de marzo de 2017
El bombardeo ocurrido ayer (16.03.2017) cerca de una mezquita dejó un total de 46 muertos.
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Si bien el Ejército estadounidense reconoció que tuvo participación en el ataque aéreo ocurrido el jueves, aclaró que su objetivo era dar con una reunión de Al-Qaeda, desligándose de las bombas que cayeron sobre la mezquita a la hora del rezo que dejó 46 personas fallecidas.
Frente a la información entregada por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el Pentágono insistió que la mezquita en cuestión no fue golpeada por los estadounidenses, sino un edificio cercano donde murieron docenas de miembros del grupo yihadista.
"La mezquita todavía está de pie y relativamente indemne", dijo el portavoz del Pentágono, capitán de la Armada, Jeff Davis. "El edificio al que nos dirigimos estaba adyacente" y el ataque "claramente alcanzó el objetivo previsto", dijo esto mostrando una imagen en blanco y negro de lo que parecía ser una antigua mezquita con un edificio aplanado a poca distancia. Davis no dijo cuál había sido el propósito del edificio destruido o si podría haber estado de alguna manera conectado a la antigua mezquita de Al-Jineh.
John J. Thomas portavoz del Comando Central anunció que se llevará a cabo una investigación para esclarecer si en el ataque murió o resultó herido algún civil.
El ataque tuvo lugar mientras los fieles se encontraban reunidos allí para la oración nocturna. "La cifra de muertos podría subir, ya que todavía hay muchos desaparecidos bajo los escombros y la mayoría de los más de 100 heridos están en estado crítico", dijo el director del Observatorio Sirio, Rami Abdel Rahman, quien además afirmó que el ataque no fue llevado a cabo por aviones sirios ni rusos. El Observatorio basa sus informaciones en una red de activistas distribuidos por toda Siria.
Tanto Estados Unidos como Rusia llevan a cabo ataques aéreos contra los extremistas en Siria, principalmente contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI) y el Frente Tahrir al Sham, cercana a Al Qaeda (ex Frente Al Nusra), que tienen posiciones cerca de Alepo. Ambos grupos están excluidos del alto el fuego que rige desde finales de diciembre en Siria.
MN (afp, dpa)
La cruenta batalla de Alepo
La ciudad, antaño eje comercial sirio, se ha convertido en un descampado donde aún habitan miles de personas sometidas a los avatares de una guerra sanguinaria.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Ourfalian
Al comienzo fueron protestas pacíficas
Como en muchas otras ciudades de Siria, en Alepo el malestar ciudadano por la conducción del país estalló a comienzos de 2011. Numerosas protestas contra el régimen de Bashar al Assad y las violaciones a los derechos humanos, además del desgaste de un liderazgo cuestionado, propiciaron el escenario perfecto para un alzamiento popular.
Imagen: dapd
Primeros ataques armados
Esta imagen de la localidad de Homs muestra los efectos de los primeros ataques contra las fuerzas del Gobierno en el país. En Alepo, a comienzos de febrero de 2012, 28 personas perdieron la vida en escaramuzas con artillería entre fuerzas rebeldes, aún mal organizadas, y las tropas del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
La metamorfosis
En esta imagen, civiles y uniformados protestan contra Al Assad. Los uniformados son miembros del Ejército Libre de Siria, agrupación rebelde conformada por soldados desertores del Ejército sirio. Las banderas que flamean no son las del país, sino las de la oposición. Lentamente se monta el escenario para la dura guerra civil que marcará al país por los próximos años.
Imagen: Reuters
Surgen las armas
Soldados del Ejército Libre de Siria patrullan en el barrio de Salahadin, uno de los primeros de Alepo en caer en manos de las fuerzas rebeldes. La imagen es de agosto de 2012. Lentamente el Gobierno de Al Assad comenzaba a perder el control sobre el territorio de la mayor ciudad de Siria. Al mismo tiempo, los insurgentes lanzaban ofensivas contra Damasco.
Imagen: Reuters
Ayuda internacional
Apremiado por la situación interna, el presidente Bashar al Assad comenzó a buscar ayuda en el exterior. Los primeros en acudir a su lado fueron los iraníes. En la imagen, el entonces ministro de Exteriores persa, Ali Akbar Salehi, saluda al mandatario sirio en Damasco. Irán ha aportado tropas y asesores militares, vitales para la recuperación del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
Momento de tranquilidad
Desde el comienzo oficial de la llamada "Batalla de Alepo", el 19 de julio de 2012 tras una ofensiva rebelde, ha habido sucesivos remansos de paz. Como éste, declarado por un día de celebración musulmán a fines de octubre de 2012, aprovechado por la gente para comprar comida en el norte de la ciudad.
Imagen: AFP/Getty Images
Cascos blancos recuerdan a sus colegas
Ante la falta de organizaciones "oficiales", Alepo ha debido reconstruir sus instituciones. Una de las más conocidas es la de los "cascos blancos", voluntarios que rescatan a las víctimas de los bombardeos y cuyo nombre llegó a sonar como candidato al Premio Nobel de la Paz. En la imagen, recuerdan a sus miembros caídos en cumplimiento del deber.
Imagen: Reuters
Caos, terreno fértil
El caos en el que se ha visto sumido el país, especialmente Alepo, ha sido caldo de cultivo para que tomen fuerza distintos grupos armados. El más conocido es Estado Islámico, que lucha contra el Ejército de Siria y contra los rebeldes. Otros grupos son el Ejército Libre de Siria, el Frente al Nusra y las fuerzas kurdas.
Imagen: picture alliance/ZUMA Press/M. Dairieh
Víctimas inocentes
Como siempre en la guerra, los niños son los más afectados. Los bombardeos incesantes, primero de la aviación siria y luego de la rusa, han reducido la ciudad a escombros, muchas veces con sus habitantes dentro. Esta imagen, icónica por lo cruda, es la del niño Omran Daqneesh, de cinco años, herido tras un ataque ruso.
Imagen: picture-alliance/AA/M. Rslan
Con una ayuda de mis amigos
Rusia apoya desde septiembre de 2015 a las tropas de Al Assad, marcando un giro en la guerra. Desde entonces, el Ejército avanza sobre las zonas rebeldes. Esos triunfos han sido a costa de la ciudad y sus vecinos, que ahora viven en un cementerio de edificios. Pero, pese a la adversidad, siempre habrá un minuto de inocencia, para tomarse un respiro y jugar. Aunque sea en medio de la destrucción.