EE.UU. sanciona militares de contrainteligencia de Venezuela
19 de julio de 2019
La sanciones se vinculan con la muerte por presuntas torturas en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) del militar Rafael Acosta, detenido por supuesta conspiración contra el presidente Maduro.
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Estados Unidos sancionó este viernes (19.07.2019) a cuatro militares de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) de Venezuela. El Departamento del Tesoro incluyó en su lista negra al general de división Rafael Ramón Blanco Marrero, subdirector de la DGCIM; al coronel Hannover Esteban Guerrero Mijares, director de investigaciones de la DGCIM; al mayor Alexander Enrique Granko Arteaga, titular de la Unidad de Asuntos Especiales de la DGCIM; y al coronel Rafael Antonio Franco Quintero, exdirector de investigaciones de la DGCIM.
El Tesoro dijo en un comunicado que "la DGCIM, incluidos estos funcionarios, ha sido acusada de abusos sistemáticos de los derechos humanos y de reprimir la disidencia", señalando que la decisión fue tomada "tras el arresto, abuso físico y muerte" de Acosta.
Bloqueo de bienes y activos
"Estados Unidos utilizará toda su autoridad para atacar a aquellos que han ayudado al régimen ilegítimo de Maduro a reprimir la disidencia, la libertad de expresión y la voluntad del pueblo venezolano", dijo el secretario del Tesoro Steven Mnuchin, citado en el texto. La sanciones implican el bloqueo de todos los bienes y activos que los afectados tengan directa o indirectamente bajo jurisdicción de Estados Unidos, así como la prohibición de toda transacción legal que involucre a individuos y entidades estadounidenses. El Tesoro incluyó a la DGCIM en su lista negra el pasado 11 de julio.
Además, el Tesoro volvió a subrayar, como viene haciéndolo en los últimos meses, que las sanciones pueden retirarse si los afectados "toman acciones concretas y significativas para restablecer el orden democrático, se niegan a participar en abusos contra los derechos humanos, denuncian los abusos cometidos por el gobierno y combaten la corrupción en Venezuela".
MS (afp/efe)
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Los venezolanos encuentran refugio y solidaridad en Colombia
Maicao es famosa por su tráfico de drogas y personas, violencia y explotación sexual. Los refugiados venezolanos que viven allí son un blanco fácil. Pero un centro de recepción dirigido por ACNUR ofrece una salida.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperar en fila por comida
Los migrantes venezolanos hacen fila para verificar su número de registro y otros detalles antes de recibir su almuerzo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU sirve comida tres veces al día.
Imagen: DW/Eline van Nes
Un techo en circunstancias difíciles
Filas de carpas provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se extienden para los venezolanos migrantes en el centro de recepción en Maicao y brindan la mayor comodidad posible en estas circunstancias.
Imagen: DW/Eline van Nes
Buscar una salida
El centro de recepción recientemente inaugurado en Maicao, en la región de La Guajira, una colaboración entre ACNUR y las autoridades colombianas, es el primero de su tipo en Colombia. Las agencias gubernamentales locales y nacionales solicitaron ayuda a ACNUR debido al constante flujo de migrantes y refugiados venezolanos que cruzan la frontera hacia Maicao.
Imagen: DW/Eline van Nes
Sin un propósito y con la salud amenazada
Domingo Fernández, un experiodista y profesor de 72 años, solía escuchar sobre los refugiados y verlos en las noticias, pero nunca pensó que terminaría en un refugio también. Habiendo trabajado la mayor parte de su vida, ahora se siente inútil. Cada mañana se levanta, espera su desayuno y riega el área cerca de la entrada de su tienda de campaña porque el polvo está afectando sus pulmones y ojos.
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Esperando una vida mejor
Rusmari Luna trajo un brazalete de Venezuela que su madre le hizo para el viaje. Tuvo que irse con sus hijos porque ya no podía mantenerlos. Ella cuenta que algunas personas en Venezuela entregan sus hijos a otras familias, otras los abandonan en las calles. También dice que encontraba esas historias difíciles de creer, pero ahora entiende lo desesperadas que están algunas de esas personas.
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Soñar con casa
Rosmery Castillo dejó Venezuela hace un mes con dos de sus hijos y dejó un tercero con su hermano. Era enfermera en Valencia, pero la alta inflación desaparecía su salario mínimo y la dejaba sin casi nada para comprar comida. Ella planea regresar a Venezuela tan pronto como la situación mejore para estar con su madre y su abuela, a quienes tuvo que dejar atrás.
Imagen: DW/Eline van Nes
Compartir el techo y la voluntad de sobrevivir
Rosmery Castillo (34, izquierda) y Vanesa Añez (19) no se conocían cuando ambas llegaron al centro de recepción de ACNUR al mismo tiempo. Ahora comparten una carpa.
Imagen: DW/Eline van Nes
Una mano amiga
Una clínica de la Cruz Roja Colombiana en el centro de recepción atiende los problemas de salud que pueden sufrir los migrantes y refugiados, como los problemas pulmonares causados por el polvo del desierto de La Guajira.
Imagen: DW/Eline van Nes
Solidaridad y entendimiento
La xenofobia siempre está acechando en el fondo, pero La Guajira tiene una conexión histórica con la ciudad venezolana de Maracaibo. Muchas personas de La Guajira se mudaron a Venezuela durante el conflicto colombiano de las FARC. Hay solidaridad entre personas de ambos lados. También hay muchos desplazados internos en Colombia, que entienden cómo es para los venezolanos estar en esta situación.
Imagen: DW/Eline van Nes
Tomar la ruta legal
El cruce oficial entre Colombia y Venezuela está marcado por algunas vallas y soldados haciendo guardia. Hay una forma oficial de cruzar entre Colombia y Venezuela, pero también unos 150 atajos ilegales, muchos de los cuales terminan justo en frente del cruce oficial.