Retroceso para las mujeres
17 de diciembre de 2012 Es feminista y creyente musulmana, y también es defensora de los derechos de las mujeres. Vestida con un traje sastre color beige y un velo musulmán de un rojo intenso que le cubre la cabeza, Nihad Abu El Konsam es el vivo ejemplo de que las mujeres en Egipto pueden vivir según las leyes del Corán y ser al mismo tiempo interlocutoras del mismo calibre que los varones.
La abogada y directora del Centro para los Derechos de la Mujer en Egipto reconoce que la situación a orillas del Nilo sigue siendo una excepción. Ella teme que con la nueva Constitución los islamistas intentarán dar marcha atrás a la rueda de la historia. “Es un desastre. No existe ni un solo artículo en el borrador que mencione los derechos de las mujeres”, afirma Nihad Abu El Konsam.
“Nosotras, como abogadas, hemos formulado muchas propuestas para mejorar los problemas sociales y culturales de la sociedad egipcia que garantizarían a las mujeres sus derechos. Pero los islamistas han ignorado todo. Sólo el artículo 10 menciona el importante papel de la mujer como madre”, afirma.
Egipto, dividido en dos frentes
El debate en torno a la nueva Constitución egipcia divide el país. La oposición acusa a los islamistas de querer convertir a Egipto en un Estado islámico. Los Hermanos Musulmanes y los radicales salafistas acusan a la oposición, a la justicia y a los medios de comunicación de estar confabulados en una conspiración para derrocar al presidente Mohamed Mursi.
Los recientes enfrentamientos violentos dejaron un saldo de más de una docena de muertos y varios cientos de heridos. Sin embargo, Mursi ha mantenido firme el calendario para realizar un referéndum, cuya primera vuelta, realizada el 15 de diciembre de 2012, dio una escasa mayoría a favor del borrador Constitucional. El sábado 22 de diciembre tendrá lugar la segunda vuelta.
Nihad Abu El Konsam votará en contra. “Esta Constitución significará para Egipto un retroceso de un siglo”, afirma la abogada, que añade que si los principios de la sharia fueran el fundamento legal no sería ningún problema, pues estos defienden la igualdad y la dignidad humana, lo que es común en muchas religiones. Pero la Constitución es muy imprecisa y puede ser susceptible a una interpretación fundamentalista y con ello se abre la puerta a la discriminación de las mujeres y de otros ciudadanos egipcios.
Discriminación en todos los ámbitos
A la activista no le tranquilizan las promesas de los Hermanos Musulmanes, de donde proviene Mursi, que subrayan que según la Constitución todos los ciudadanos son iguales. “El artículo constitucional que garantiza a todos los ciudadanos los mismos derechos data de 1971, pero desde entonces las mujeres viven discriminación en todos los ámbitos”, afirma. En ciertas actividades de la industria, por ejemplo, ellas no pueden trabajar. Sufren discriminación salarial y en oportunidades para educarse. El desempleo femenino es cuatro veces mayor que el masculino. Y tampoco hay una ley que las proteja de la violencia doméstica.
La activista teme que los islamistas hayan diseñado el borrador Constitucional a su antojo. “Podría suceder, por ejemplo, que la clitoridectomía sea nuevamente legalizada, que la edad legal para contraer matrimonio pueda ser reducida a los nueve o diez años de edad en la mujer. Esperamos una lucha muy dura”, afirma.
Esa lucha no será sólo de palabras. Durante las recientes protestas contra la Constitución ante el Palacio Presidencial, los manifestantes fueron agredidos brutalmente por miles de simpatizantes de los Hermanos Musulmanes. Demostraron que no sólo están dispuestos a tratar con patadas los derechos de la mujer, sino también a las mujeres mismas. La joven activista política Ola Shahba relató a la televisión privada egipcia cómo fue agredida con golpes que le dejaron hematomas en la cara. “De todos lados me golpearon con palos brutalmente, me patearon y ahorcaron. Me tocaron el cuerpo, el busto, luego me tuvieron detenida durante horas. Yo no tenía ni idea de que los llamados islamistas pudieran hacer algo así”.
Autora: Cornelia Wegerhoff/ EU
Editor: Diego Zúñiga